Luis León festeja la primera victoria española en el Tour - EFE. |
Los imprevistos generan confusión y confundidos estaban Izagirre, Sagan, Casar y Gilbert: se hablaron con la mirada y no se entendieron con las palabras. Ninguno tuvo ni las fuerzas ni la capacidad de reacción para tratar de impedir lo que estaba sucediendo, que a once kilómetros de la meta en Foix el quinto fugado, aquel que acababa de llegar de la mano del propio Gilbert, lanzase un ataque que no fue contestado, un ataque definitivo. Tras probarlo en Le Toussuire y de repetirlo en Le Cap d'Agde, Luis León Sánchez (Mula, Murcia, 1983) cumplió con su idilio con el Tour en su tercera tentativa de esta edición, escapándose de los escapados para poder disfrutar en solitario de las últimas pedaladas de la que acabó siendo su cuarta victoria en la ronda francesa, tras las de Aurillac (2008), Saint-Girons (2009) y Saint-Flour (2011). Éste es el primer triunfo español en una edición marcada por la sanción a Contador y las caídas de Valverde y Samuel Sánchez, que tuvo que abandonar hace unos días.
Luis León cumplió con su ritual, con aquel que ha hecho este año para festejar dos etapas en el Tour de Romandía, una en la París-Niza y en la Vuelta a Castilla y León. Con el gesto que hizo tras ser campeón nacional de contrarreloj. En Foix lanzó besos al cielo, se santiguó y volvió a señalar y a dedicar su victoria a su hermano Luis León, fallecido en un accidente de tráfico en 2005. Luis León se lo dedicó a toda su familia en general, “que siempre nos apoya en todo”, también en un Tour que estaba siendo difícil para él y para su Rabobank, desmantelado por las retiradas, hasta el punto de que “sólo quedamos cuatro” entre los 162 que sobreviven en la prueba. El último en abandonar fue Kiserlovki, el más perjudicado de la patética ocurrencia de algún espectador –o más bien boicoteador del espectáculo– de poner clavos en el camino, en la ascensión al Mur de Péguére.
Hubo más de 30 pinchazos y Evans acumuló tres. Pidió con insistencia al BMC que le proporcionase una rueda trasera nueva y llegó su compañero Cummings, que también había pinchazo... A Evans le colocaron la de Moinard, pero volvió a pinchar, y luego tuvo problemas con la rueda delantera. Rolland quiso aprovechar la situación para escalar puestos en la clasificación y llegó a tener dos minutos de margen sobre el grupo del líder, Wiggins, y de su Sky, que una vez alcanzado el francés quiso ralentizar el ritmo para que Evans no se viese perjudicado por la bobada de algunos en un día precioso, “redondo” para Luis León, consciente de que en un final al sprint poco o nada tenía que hacer con Sagan, segundo por segundo día consecutivo. Fue sincero el murciano: “Teníamos en mente arrancar de lejos, era la única oportunidad”.
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