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No parecía
que su equipo afrontase el clásico más dramático de los últimos
tiempos. En el rostro de Juan Carlos Navarro podía interpretarse el
partido ante un Madrid en busca de igualar el mejor inicio en la era
ACB como un simple entrenamiento con gente. Quizás por eso, porque se
sentía tan cómodo, La Bomba participó en la rueda de calentamiento
con los pantalones puestos y sólo se los quitó justo antes de un
inicio de un encuentro en el que estuvo incontenible, inalcanzable
para todos. Navarro fue capaz de lograr casi todo aquello que se
propuso para sacar lo mejor de sí mismo y contagiar a todo su
equipo, empequeñecido por los números y el juego en la Liga ACB
hasta ahora y que ve con más optimismo su camino hacia la Copa del Rey.
Navarro fue inhumano (7/8 en tiros de dos, 5/5 en triples, seis
rebotes y tres asistencias, 44 de valoración) para un Madrid
que se quedó a cuadros ante el jugador que más daño le ha hecho en
los últimos años y que alcanzó los 36 puntos (tres más que su récord contra los blancos) con un partido
eterno. Al son de Navarro -“a veces pasa. Me he encontrado bastante bien físicamente, también de los pies, y algunos tiros que creía que no iban a entrar han entrado”- fue el Barça, fabuloso al ritmo de su
capitán, de Mickeal, renacido en la segunda parte tras tener
problemas de faltas en la primera, grandioso por el coraje de Tomic y
Sada, la puntería de Wallace, el nervio de Jasikevicius o el
oportunismo de Lorbek y Jawai... Sólo Huertas estuvo desconectado en
un conjunto azulgrana que se quitó complejos y estuvo muy enchufado con los triples (12/21) ante un rival que contaba sus partidos por victorias y que pagó sus
pecados con los tiros libres (14/20), el poco acierto con los triples
(37%) y el bajón tras el descanso de Rudy ante un Barça directo y
liberado que le impidió igualar su mejor inicio en ACB (15-0 con
Lolo Sainz, exacta marca que la del Baskonia).
Cuestionado
por un inicio irregular y especialmente tras la derrota ante el
Obradoiro de hace 11 días, cuando el equipo anotó 54 puntos, su
peor registro en casa desde 1983, Xavi Pascual sacó pecho. Apenas semana y media después su equipo rozó los 100 puntos ante un Madrid que se
siente como pez en el agua ante marcadores generosos y que se vio
sorprendido por las defensas planteadas por el técnico azulgrana,
especialmente en el primer cuarto: 2-3, 1-2-2, mixta, individual...
Pero como el propio Pascual ya había advertido minutos antes ante
las cámaras de TV3 se trataba de tener “feeling” en ataque y
sacar provecho de los tiros abiertos. Y eso, teniendo en nómina a
Navarro, es mucho más fácil. La Bomba estaba tan desatado que en el
minuto siete acumulaba diez puntos con dos canastas más tiro
adicional y sólo Rudy, con tres triples, impidió que el Barça se
escapase en el marcador en un primer cuarto más equilibrado (23-20)
de lo que decía el juego, cosa de los azulgrana, que marcaban el
ritmo y rebañaban los rebotes.
Una primera
parte sensacional
Reyes
apareció en escena y el Madrid empató el partido con un jugadón de
Carroll y se puso por delante por primera vez con un triple de
Draper. Slaughter, el propio Reyes y Sergio Rodríguez impulsaron a
los visitantes con su mejor ventaja, cuatro puntos, ante unos locales
que no se destemplaron y estaban tan conectados que Tomic era capaz
de coger un rebote encerrado por dos rivales y Lorbek, pese a estar
defendido al límite, sabía cómo anotar. Otro arreón de un Navarro
que no fallaba nada y un triple de Sada fueron el preludio de un
triple sobre la bocina de Sergio Rodríguez que puso fin a una
primera parte sensacional (45-44).
Se la jugó
Pascual dando entrada en el tercer cuarto a Mickeal, advertido con
tres faltas. La respuesta del jugador fue marcarse un triple y forzar la tercera
y la cuarta infracción de Suárez, que todavía le busca. Ni Rudy
ni Carroll ni nadie podría contener a Navarro, que seguía iluminado
por su genio, mientras el Madrid aguantaba el tipo con sus exteriores
a pesar de la poca puntería de los interiores con los tiros libres.
Jasikevicius
agitó a un Barça que pareció escaparse en el marcador al final del
período tras otro triple fantástico de Navarro ante Carroll
(73-64). Otros dos de Jasikevicius y Wallace y una canasta de Mickeal
pusieron las cosas muy difíciles al Madrid (81-66 a 8m 28s), que
cuenta con un jugador con chispa acreditado para solventar situaciones
peliagudas, por más que lo haga en contadas ocasiones: Sergio
Rodríguez se cargó al equipo a las espaldas, Rudy le birló dos
pelotas seguidas a Mickeal y el base canario replicó al quinto triple de
Navarro con una canasta muy rápida a 2m 40s (89-83). Lorbek se
marcó un triple y a La Bomba todavía le quedaba otra canasta antes
de recibir una ovación conmovedora de la grada: “Cuando está así
el Palau está así es muy difícil que los rivales nos ganen”.
Navarro reconoció que en partidos anteriores el equipo había
perdido la concentración y que “quizás nos habíamos relajado un
poco, a ratos jugábamos bien y otros mal”. “Plantilla hay y seguro que vamos a ir a más”, remarcó
Navarro, inhumano, capital para que el Barça, ahora séptimo con
ocho vitorias y siete derrotas, dependa de sí mismo para estar en la
Copa.
BARÇA 96
(23+22+28+25): Sada (7), Navarro (33), Mickeal (15), Lorbek
(9) i Tomic (8) –quinteto inicial–; Jasikevicius (7), Rabaseda
(0), Wallace (8), Huertas (2), Jawai (7). REAL MADRID 89
(20+24+20+25): Llull (6), Fernández (18), Suárez (2), Mirotic (12) i
Begic (0) –quinteto inicial-; Carroll (11), Rodríguez (17), Reyes
(10), Hettsheimer (2), Slaughter (8) y Draper (3). Árbitros:
Arteaga, Araña y Calatrava.
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