Morrison, en un partido de esta temporada - Foto: Rivas Actual. |
Nadie, absolutamente
nadie de su entorno, se tomó en serio sus palabras. Ziomara Morrison
(Santiago de Chile, 1989) tenía 15 años, medía 1'90 y soñaba en
voz alta: quería irse de su país para convertirse en una jugadora
profesional de baloncesto. Un deporte al que se había enganchado por
casualidad con 11 años y 1'80 de percha, cuando acompañó a su
hermano a unas pruebas con la Universidad Católica y un entrenador
del club la convenció para incorporarse al equipo femenino. Morrison
pretendía emigrar para crecer, una ocurrencia que sólo provocaba
carcajadas del resto. Pero a ella no le importaron las burlas y luchó
por lograr su objetivo. Tanto que se plantó en Italia para jugar en
el Banco de Sicilia Ribera después de ser la MVP del Sudamericano
Juvenil de 2005. En Italia maduró sola, sin más compañía que la
su entrenador, que la acompañó las primeras semanas. En 2007
Morrison debutó con la selección chilena absoluta y en 2008
aterrizó en España para jugar en Liga Femenina 2 con Aros León,
donde estuvo dos cursos, como en su siguiente equipo, Ciudad de
Burgos, con el que debutó en la máxima categoría. Las buenas
actuaciones de Morrison convencieron al cuerpo técnico de Rivas
Ecópolis, que anunció su fichaje en mayo del año pasado. La pívot
chilena, la primera en jugar en la WNBA con las San Antonio Silver
Stars, está teniendo pocos minutos (unos 15 de media en fase
regular) en un equipo con mucho fondo de armario pero empezó como un
tiro su participación en los playoffs. Morrison, con 12 de sus 17
puntos en el segundo cuarto, hizo tambalear a un Cadí La Seu que
había resistido a trompicones y al que no le quedó respuesta cuando
Anna Cruz (17) y Queralt Casas (20) camparon a sus anchas. Vencedor
por 81-52, Rivas está a un triunfo de alcanzar la final de Liga.
Fue aparecer Morrison y
cambiar el partido. Un encuentro que había empezado con una puesta
en escena espléndida de Queralt, capaz de marcarse siete puntos de
carrerilla (10-3 a los 3m 47s), que igualó Traoré con dos triples
seguidos y que volvió a desequilibrar Anna Cruz. La alero catalana
se convirtió en la máxima anotadora de su club –[puso cara de
sorpresa cuando se lo dieron] “llevo cuatro años aquí. Estoy muy
a gusto. Es una anécdota más”–. Covington tuvo su momento de
acierto en un día muy desafortunado para ella, en parte porque
Morrison se la rifó. La explosión en el segundo cuarto de la pívot
chilena encendió la mecha (38-31 al descanso) y el encuentro quedó
decidido en el siguiente período con la pareja exterior de la Liga,
Anna Cruz y Queralt. Juntas son capaces de cualquier cosa y
minimizaron a un Cadí La Seu reducido a la pericia de Parham, y eso
que se había cargado rápido de personales (65-40 a los 29m 25s).
Las visitantes no tuvieron opción alguna de remontada y los últimos
minutos sirvieron para que Morrison y compañía mejorasen su
puntuación y dejar a Rivas a un paso de alcanzar su primera final de
Liga.
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