Hay escenarios que marcan
la trayectoria de un deportista. Para Jorge Lorenzo (Palma de
Mallorca, 1987) Mugello es un trazado que le motiva especialmente y
donde sabe exprimir todo su talento: en 2006 llegó quinto en el
mundial de 250cc, a 29 puntos de Dovizioso, y se fue con una victoria
ante De Angelis en la última curva. En 2007 partió 20º y llegó a
ponerse primero, aunque un toque con Bautista arruinó su carrera.
Volvió a reivindicarse en el GP de Italia Lorenzo con su tercer
triunfo consecutivo en dicho escenario y otra vez en un momento
delicado. Después de tres carreras sin ganar –no lo hacía desde
la prueba inaugural, en Catar– y de un séptimo puesto en Le Mans,
el piloto de Yamaha tuvo una actuación prodigiosa en Mugello,
birlándole el primer puesto a Pedrosa en la primera curva con un
interior y escapándose sin remedio a 11 vueltas del final por saber
rebajar su paso por vuelta y porque su perseguidor, que se había
mantenido a la par degradando el neumático delantero, no pudo más.
A siete giros, Marc Márquez superó a su compañero, pero a falta de
tres perdió el control de su Honda y tuvo que retirarse en lo que
fue su tercera caída en un fin de semana fatídico para el
debutante, que ya tiene sus primeras heridas en MotoGP: una
inflamación en la mandíbula y una pequeña fractura en el húmero.
Márquez cede 26 puntos a Pedrosa, segundo en la prueba y que siente
el aliento de Lorenzo, a 12. Crutchlow completó el podio.
“Para mí era muy
importante ponerme primero en la primera curva. Por eso he
arriesgado”, se sinceró después Lorenzo, que estuvo a punto de
rozar a Pedrosa y del que no se pudo escapar hasta el ecuador de la
prueba. En ese momento, la prioridad para Pedrosa fue contener a
Márquez, que había partido sexto y no había tardado demasiado en
colocarse tercero: “He intentado aguantar a Marc detrás, que
siempre me sigue, y me ha pasado. Sabemos que nos ha copiado la configuración de la moto. Le han dado toda la información sobre lo que hicimos para mejorar la tracción. Así es más fácil”. A Pedrosa le benefició después
la pifia de Márquez en una carrera que había perdido encanto
por el mal fario del ídolo de la grada, Rossi, en el suelo en la
primera vuelta tras un encontronazo con Bautista. Ambos tuvieron que
abandonar, pero el público no dejó de animarse a su piloto
preferido. “¡Vale! ¡Vale!”, coreaban en honor al piloto que más
victorias (9) acumula en un trazado que le encanta a Lorenzo, que
celebró el triunfo haciendo el gesto característico de la mamba
negra, tan letal como él.
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