Laia Sanz celebra su tercer mundial de enduro - K7 |
Suele contar Laia Sanz (Corbera de Llobregat, 1985) que se pone las botas y se pierde en la montaña para desconectar. Caminar y la naturaleza son su paréntesis a una rutina de entrenamientos interminables, unos viajes pegajosos y la tensión de estar siempre en lo más alto. Se define como una persona persistente y competitiva, y lo demuestra con hechos, compitiendo hasta levantar, este fin de semana, su tercer mundial de enduro, al que hay que añadir 13 coronas de trial, cuatro oros en los X-Games o ser la mejor piloto
en motos en sus cuatro participaciones en el Rally Dakar.
en motos en sus cuatro participaciones en el Rally Dakar.
Para Laia Sanz competir es tan normal como lavarse los dientes o respirar. Lo hacía con siete años, tres después de una de sus primeras travesuras: montarse por sí misma en la Cota 25 de su hermano. Entonces su padre ya le había transmitido su pasión por las motos y ahora es ella quien contagia a nuevos adeptos al deporte, por más que aparezca en los medios en contadas ocasiones. Muchas menos veces de las que se merece esta chica a la que le sobran retos y que vive fuera de la zona de confort; que prefiere las arenas movedizas al terreno conocido y no deja de ampliar sus horizontes. Empezó siendo la única piloto de trial del país y ha acabado probando otras disciplinas para crecer y marcarse nuevas metas.
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