Mar Rovira, en su época en el Mann Filter Zaragoza. Foto: Ismael Marcos. |
Mar Rovira (Barcelona, 1975) es directa y autocrítica como defendía la camiseta de CB Islas Canarias, UB Barça, CB San José, Mann Filter Zaragoza, Cadí La Seu, Perfumerías Avenida o Uni Girona. Se retiró del baloncesto en 2010 en Pamplona y ahora ejerce de psicóloga deportiva y comentarista técnica, y gestiona el blog Estar preparado ya es media victoria. La ex base Mar Rovira habló con Cronómetro de Récords. La conversación ha servido como base para un nuevo capítulo de Desde la anécdota, sección mensual de La Hora de Lok@s, de Pasión Deportiva Radio.
—Cada vez más se ve más al psicólogo no sólo como un profesional al que acudir cuando se tienen problemas, sino como un guía para mejorar.
En España todavía está el estigma de que si vas al psicólogo es porque tienes un problema o una patología. Cada vez la gente está más concienciada, pero los psicólogos tenemos que hacer mucha pedagogía, aunque cada vez hay más gente que ya no lo vea así. Los deportistas soliciten más nuestros servicios. Los deportistas, y lo sé porque lo he sido, lo que ven son los resultados y si algo les funciona, repiten.
—¿Hasta qué punto te ayudó estudiar psicología cuando jugabas?
Hay un abismo entre lo que viven los deportistas y lo que cuentan los libros. Tengo la espinita clavada de no haber trabajado con ningún psicólogo deportivo durante mi carrera deportiva y en momentos puntuales me hubiese sido de gran ayuda. Ahora, ya como profesional, no me cuesta empatizar con los deportivas para los que trabajo porque he vivido y sentido lo mismo que ellos. Utilizo su lenguaje y soy muy cercana.
—Compartís experiencias, aunque, a veces, como en el caso de Ricky Cardús [piloto de Moto2], no deporte.
El motociclismo es un deporte individual con una máquina de por medio. Yo de mecánica y de pilotaje no sabía mucho, pero cada vez domino un poco más. Ricky ve que sé qué es competir y que le sirven los consejos que le doy porque he pasado por lo mismo.
—¿Te has encontrado a muchos deportistas que utilizasen la suerte como excusa?
Sí. Es una de las excusas por excelencia. Se trata de desmontarles esos razonamientos para que los cambien por otros que les sirvan para seguir progresando. Además, trabajamos aquellos aspectos que están en nuestras manos, como la concentración o la intensidad, y que pueden hacer para atraer esa suerte.
—¿Los rituales previos a una competición son un síntoma de debilidad?
Me gusta que saques el tema. Yo, por ejemplo, llevo a un deportista profesional de cierto nombre y no me dejan decir quién es porque no vaya a ser que los contrarios se piensen que es débil... Es un error. Hacer una rutina que dependa de ti es maravilloso, ya que te ayuda a concentrarte para competir.
Mar Rovira y Ricky Cardús. Foto: Pep Morata / Mundo Deportivo. |
—Cuando eras jugadora siempre comías lo mismo y te ponías los mismos calcetines y sujetador antes de los partidos.
Acabé añadiendo un ritual de yoga. Te vas haciendo mayor y lo necesitas.
—Acabo de leer una noticia tuya sobre tu fichaje por Mann Filter Zaragoza y en Europa Press decían esto de ti: “Su mejor faceta es saber marcar el ritmo del partido que interese en cada instante”.
Le estoy muy agradecida a quien escribiese esa noticia. Vengo de la vieja escuela y entiendo que la función primordial del base es saber leer la partitura del juego y tomar la mejor decisión para el equipo en cada momento.
—¿De qué bases aprendiste más y qué aprendiste de ellas?
De cada una de las compañeras con las que he estado he aprendido muchísimo. Cristina Ouviña, que no jugaba ni un minuto porque estaba yo, me enseñó la perseverancia, a no dejar de luchar aunque no tengas recompensa. De Silvia Domínguez he aprendido su inteligencia táctica, su capacidad para aprovechar sus recursos, su visión de pase...
—¿Y de Laia Palau?
¡Mi gran Laia! Tuvimos un año con un nivel de intensidad brutal en los entrenamientos. Creo que la hice mejor jugadora ese año. Más que aprender, observé su creatividad: Laia encontraba opciones que yo no veía.
—¿Érika de Souza está tan loca como parece?
¡Qué va! Érika de Souza es una bellísima persona con unos grandes valores. Los brasileños tienen otra cultura. Trabajan con mucha intensidad y si después del trabajo se tienen que ir a bailar, lo hacen.
—Lo de loca lo decía por su pasión y por cómo vive las cosas.
[Se ríe]. Ella viene de una cultura mucho más festiva. En los entrenamientos es intensidad pura.
—¿Tus grandes amigas en la pista han sido Isa Sánchez y Tracy Reid o has tenido más?
He hecho más amigas, pero Isa, Tracy y yo siempre seremos Las Tres Mosqueteras. Esa amistad es una de las grandes cosas que me he llevado del baloncesto.
—Del UB Barça pasasteis en pack al CB San José de León.
Había mucha química entre nosotras. Era una opción muy interesante ficharnos como trío exterior. Producíamos mucho.
—Cuéntanos alguna anécdota de las tres dentro o fuera de la pista.
Como entrenábamos mucho y muy fuerte, hacíamos apuestas divertidas entre nosotras para relajarnos. La perdedora tenía que pagar prenda. Una de esas apuestas fue que no nos podíamos reír si pasaba algo gracioso. En un partido, Isa se cayó de una manera muy rara, y Tracy y yo estábamos en el banquillo muertas de la risa. Isa vino corriendo, nos dijo “¡prenda!” y anotó al contraataque. ¡Estaba en todo!
—¿Y qué teníais que pagar como prenda?
Cosas muy divertidas. Una vez me hicieron cenar en un japonés de Barcelona con un casco de moto y la visera abajo [risas]. Sólo la levantaba para coger los palillos.
—Tuviste la suerte de que por aquel entonces no hubiese ni Facebook ni Twitter.
¡Menos mal! Algunas fotos hay, pero no están en Facebook.
—Antes has dicho que tu espinita era no haber tenido un psicólogo deportivo, con él que, quizás, hubieses logrado los tres títulos que rozaste (FIBA Cup, Liga y la Euroliga).
Estoy muy satisfecha y orgullosa de lo que hice como jugadora. Soy un ejemplo de que sin ganar títulos puedes tener una vida deportiva satisfactoria. Nunca he ganado nada, pero con los años te das cuenta de que los triunfos no son lo más importante.
—¿Lo es el aprendizaje?
Sí. Cuando realizas una actividad durante más de 15 años acabas teniendo un conocimiento profundo sobre ella: lo ves todo muy fácil y funcionas con el piloto automático.
—¿Con el tiempo has llegado a entender decisiones de entrenadores que en su momento no comprendiste?
Sí. Ahora, con más madurez, fuera de ese túnel de emociones e intensidad que es el deporte de élite, he entendido muchas cosas que siendo deportista no entonces no vi.
—Como por ejemplo...
Con Miguel Ángel Estrada [su entrenador en el CB San José] tuvimos una lucha la última temporada. Yo quería jugar más minutos de los que quizá en ese momento me tocaban por rendimiento. Reconozco que compliqué un poco una gestión que podía haber sido mucho más fácil. Cuando estás ahí, te cuesta abstraerte y ver que hay otras opciones.
La entrevistada, en su periplo en el UB Barça. Foto: FC Barcelona. |
—Justo esa temporada te entrevisté para Solobasket en el Palau Blaugrana tras una amplia derrota ante el UB Barça. Tanto tú como Marina Delgado estabais muy enfadadas con el entrenador y con el mundo en general.
Te aseguro que el 80 o 90% de las veces que salía enfadada de un partido lo hacía conmigo misma. He sido muy directa con los entrenadores y nunca o casi nunca les he echado la culpa de mis acciones ni de cómo fuera el equipo. He tenido una relación bastante buena con ellos.
—Nunca te ha faltado la autocrítica.
Para ser deportista de élite necesitas tener mucha autocrítica. De lo contrario, no mejoras y acabas cayendo en las excusas.
—¿Cuál es tu favorito para la Liga o qué equipo quieres que gane? Has jugado en Cadí La Seu, en Uni Girona y en Perfumerías Avenida, y has jugado con dos jugadoras de Conquero, Luci Pascua y María Asurmendi.
Creo que por justicia debería ganar Perfumerías Avenida. Me gustaría que fueran unos playoffs muy competidos y que se viera buen baloncesto como el de la Copa de la Reina.
—¿Por justicia, en qué sentido?
Desde mi humilde opinión, es el equipo que atesora más baloncesto.
—En Uni Girona viviste la etapa más difícil de tu vida deportiva.
[Hace una pausa]. Sí... Fueron unos meses muy difíciles. Era el duelo, la preparación de la retirada. Es una fase de tu vida que la tienes que pasar y es dura. No es agradable de recordar. Se acercaba el final y tienes que gestionar el proceso.
—Y el final fue en Navarra.
Tengo buen recuerdo de esos meses. Por lo menos tenía que acabar a gusto, disfrutando y sonriendo. Y lo hice.
—Allí conociste a una escritora.
Hombre, a Tadea [Lizarbe, finalista del Premio Planeta con Comiendo sonrisas a solas, que acaba de publicar] la conocí primero en Zaragoza. Ella jugaba en categorías inferiores y la subíamos en coche. Era muy timidita, y luego, cuando me la reencontré en Pamplona, me hizo mucha ilusión. Pero vamos, se ha quedado conmigo totalmente. Nunca hubiese dicho que fuese a ser escritora. Estoy súper contenta por ella. Además, es muy buena persona y trabaja en mi campo.
—Era un secreto que tenía muy bien guardado.
Cuando contacté con ella me dijo que lo sabía muy poca gente. Creo que es muy valiente por su parte desvestirse ante los lectores.
—¿Tienes pensado hacer un libro con el formato de tus artículos del blog?
Siempre he dicho que escribiré un libro y recopilar algunos artículos, los más interesantes, podría estar bien.
—Son textos directos, con palabras en negrita y mayúsculas para que impacten más...
Pretendo que sean muy didácticos. Cuanta más gente pueda aprender esos conocimientos y aplicarlos en su vida diaria, mejor. Me hace feliz que me digas eso.
—¿Qué me podrías decir de tu faceta como analista y de Diego Martínez?
Me ha enseñado lo poquito que sé de periodismo. Es un grandísimo profesional que lucha muchísimo por el baloncesto femenino. He estado ahí muchas veces viendo cómo insiste para aguantar un minuto más para que den las medallas, por ejemplo. Es un crack. El comentario técnico me gusta hacerlo muy sencillo para que llegue a todo el mundo.
—¿Cómo ha cambiado la Liga femenina desde que lo dejaste?
La crisis ha provocado que haya clubs que lo estén pasando muy mal y eso ha hecho que el nivel de la Liga haya descendido. Espero que no volvamos al semiprofesionalismo de mi primera etapa y que vuelvan a haber patrocinadores, que el Gobierno haga leyes para que las empresas desgraven si ayudan al deporte... Se había conseguido algo muy potente que no podemos perder.
—¿Cuál es tu mejor quinteto de la Liga Femenina, entre rivales y compañeras?
¿Pero puede ser de Europa?
—Claro, has jugado la Euroliga y la FIBA Cup.
¿Me puedo poner yo para poder disfrutar un poco?
—Sí, sí, como quieras [risas].
Para darme el gustazo. Me pongo junto con Tracy e Isa en la línea exterior. La pareja interior sería Érika de Souza y Sancho Lyttle. Soy la que canto un poco entre tanto nivel, pero, hombre, ya que es ficción, me voy a dar el gusto. He jugado con todas ellas en algún momento, pero no en el mismo equipo.
—En aquella entrevista para Solobasket me dijiste que sobre todo admirabas a Isinbayeva y a otra que después se demostró que había hecho trampas. ¿Te decepcionó mucho Marion Jones?
Estudió con Tracy en North Carolina. Somos de la quinta [de 1975] y para mí era una fuente de inspiración. Hay aspectos como los valores, la ética, la moral... Para mí fue una decepción muy grande. No la juzgo. Me dio pena. Entiendo que el modelo de deportista tiene que ser otro.
—¿Cómo tiene que ser?
Una persona con valores. Cuanto más mediático eres, más valores tienes que tener. Me gusta mucho gente de perfil bajo como Iniesta o Xavi. Me encantan cosas de Nadal... Hoy en día la gente está muy centrada en sí misma. No sabemos muy bien qué queremos y hacia dónde vamos. Los seres humanos somos muy buenos, valemos mucho y nos estamos despistando. Por eso me gustaría que desde el deporte salieran personas como modelo, pero con valores morales.
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