Jovana Nogic, 'Yoyo', en el Open Day Liga Femenina. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Zaragoza
Después de estar una hora y cuarto en la sala de control antidopaje, cualquier otra persona habría hecho, al menos, un mínimo gesto de agobio si le propusieran una entrevista. Jovana Nogic, Yoyo (Belgrado, Serbia, 1997) no. Sonríe. "Sí, sí. Claro", añade la nueva tiradora del Cadí La Seu, para quien los imprevistos son naturales. Jovana Nogic sabe ponerse en la piel del resto. Habla un castellano casi perfecto.
—Te ha costado llenar el bote del control, ¿no?
¡Sí! ¡Por los nervios!
—Nervios que no has tenido en tu debut en la Liga Femenina con el Cadí La Seu [victoria ante el Ensino por 60-68 y con siete puntos suyos].
Intento afrontar todos los partidos de la misma manera. Es sólo un encuentro. Así lo he visto siempre. Trato de no ponerme más presión de la necesaria.
—No eres de darle muchas vueltas a las cosas.
¡Eso intento! ¡Eso intento!
—¿Y cómo lo consigues?
La experiencia es un grado.
—¿Naciste tiradora o aprendiste a serlo?
[Se ríe]. He trabajado mucho para serlo.
—La mente influye bastante en la puntería.
Es cierto. Trato de que no me afecten los fallos.
—Transmites esa seguridad en ti misma.
Las tiradoras tenemos que tener una memoria corta. Cortísima. Necesitamos pensar en la siguiente jugada y defensa, en el próximo tiro...
—Me da la sensación de que te has adaptado muy rápido a la Seu d'Urgell y al Cadí La Seu.
Tal cual. Mis compañeras y el cuerpo técnico me están ayudando mucho. Así es más fácil.
—¿Has ido al Parc Olímpic del Segre a ver cómo se entrenan los y las piragüistas?
¡Sí! Fuimos todas. Me gustó mucho el parque. El piragüismo es trepidante.
—La Seu d'Urgell es un lugar tranquilo y precioso.
Estás en plena montaña, respiras aire puro... Es una ciudad pequeña, la gente te conoce... Me gusta muchísimo.
—Sois un equipo joven y divertido.
Geo [Bahí] y Yurena [Díaz] son nuestras referentes, ejemplos de trabajo y espíritu. En los entrenamientos intentamos disfrutar al máximo. Si no te diviertes, ¿por qué juegas al baloncesto? Nunca lo entenderé.
—¿Bernat Canut te permite ser tú misma siempre?
Sí, y es una de las razones por las que he venido al Cadí La Seu. Todo el mundo te arropa. Hay muchos entrenadores que te quitan la confianza con sus palabras y Bernat es todo lo contrario: en los entrenamientos y partidos te hace confiar más en ti. Eso se transmite en nuestro juego. Estamos muy unidas. Tenemos un espíritu familiar.
—Es decir, que en un mes ya tienes otra familia.
¡Sí! [Sonríe]. Somos muy afortunadas de contar con un grupo así.
—Empezaste a jugar en el CB Albufeira y el Imortal CD, y competiste ocho años en el SL Benfica.
Crecí en el Benfica. Mi entrenador estuvo conmigo en todas las categorías: teníamos una relación muy estrecha y, como Bernat, también confiaba mucho en mí. Me permitía equivocarme en la pista. El Benfica siempre será mi segundo hogar y estará en mi corazón.
—¿Cómo te inculcaron tus padres la cultura serbia?
Cuando tenía dos años, nos trasladamos a Portugal, pero en casa siempre hablamos serbio. Es un hogar serbio. Mi padre no ha querido nunca que nos olvidásemos de nuestras raíces, del idioma, de las costumbres... De todo. Somos una familia muy unida.
—Entiendo que no dudaste entre jugar con la selección serbia y la portuguesa.
Bueno... Tenía que pensar en mi carrera y Serbia era la decisión más correcta.
—¿Tu padre fue tu primer entrenador?
No. Aunque sea técnico, nunca me ha entrenado.
—¿Soléis hablar de baloncesto?
¡Sí! [Sonríe]. Siempre me ha apoyado en mis decisiones. Muchas veces le pregunto cosas. Después de un partido me comenta que podría haber hecho esto o lo otro. Si me equivoco, también me lo dice.
—¿Qué valores aprendiste en Providence College, de la NCAA?
Sobre todo el entrenador nos enseñó mucha disciplina. Detalles como estar cinco minutos antes para todo.
—En Estados Unidos coincidiste con Clara Ché, canterana del Ros Casares. Te enseñó valenciano.
En Estados Unidos a Clara no la veían española ni a mí serbia. Allí éramos europeas. Eso nos unía. En los momentos difíciles, cuando perdíamos o teníamos saudade (morriña, nostalgia, melancolía...) y queríamos volver a casa, nos ayudábamos mucho. Clara estudió psicología y yo, ingeniería informática.
—Este año llevas el 17. Has tenido el 8, el 11 y el 15. ¿Por qué no has podido coger el 15 si no era de nadie?
El 15 no me gusta. En la selección lo elegí porque allí sólo hay disponibles del 4 al 15 y el 11 ya era de una compañera más mayor. El 17 me agrada: nací un 17 de diciembre.
—¿Qué te parece el Open Day Liga Femenina?
¡Me encanta! Me recuerda al ambiente de un torneo internacional. Cuando puedo ver encuentros en directo, voy sin dudarlo. [Sonríe]. Hoy [por el sábado] estaba tranquila porque sabía que mis compañeras y el cuerpo técnico me arroparían. Sólo es un partido.
—Quien tenga dudas, que te llame. Le darás seguridad y confianza.
Antes de un partido intento calmarme a mí misma. Sé jugar al baloncesto. Siempre ha estado presente en mi vida. Pienso así.
—Lo que dices es muy lógico, pero no es demasiado normal que alguien dosifique así la presión. Enhorabuena, Yoyo.
¡Muchas gracias!
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