martes, 14 de enero de 2020

Peque Cerqueira: "Si sigo jugando con 45 años es porque desde los 13 no he dejado de entrenarme ni dos días seguidos"

Cronómetro de Récords entrevista a la alero del RACA Granada

Peque Cerqueira haciendo su famoso "salto de la rana" en el Marina Besòs. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs 

—Os va encantar su salto –les avanzo.  
—¿Sí?  –preguntan, a la vez, media docena de criaturas que han visto interrumpido sus lanzamientos a canasta tras el Bàsquet Femení Sant Adrià-RACA Granada. Cogen aire y observan a Peque Cerqueira (Vigo, 1974) con tanta atención como si tuvieran que retratarla con carboncillo. 
—Peque, cuando quieras... 
—Voy...

La alero del RACA Granada hace su famoso "salto de la rana". 

—¡Oh! ¡Oh! –suelta el público. 
—¡Me gustaría tirar así! –desea, en voz alta, una de las niñas. 

A sus 45 años, Peque Cerqueira sigue compitiendo en Liga Femenina 2 y sueña con jugar contra su hija, Cristina Sánchez, que vive su primera temporada en el Segle XXI: "¿Sabes? A mi hija le falta tan poquito para que le salga mi salto... ¡Ojalá lo haga en los partidos!".     

—¿Por qué montasteis una granja de avestruces?
[Risas]. Pregúntaselo a mi marido, un empresario con mucho ingenio y enamorado del campo y de los animales. Cultivábamos olivares y cebada, y se le ocurrió, en la época de las vacas locas, cuando no había apenas ternera y se puso de moda el avestruz. Nos lanzamos a lo loco... ¡Sin tener mucha idea!  

—¿Salió bien la aventura?  
Sí, aunque no acabó tan bien. Tuvimos problemillas ajenos a la cría de avestruces, animales de dos metros y pico que pesan más de 100 kilos. Necesitaría mucho tiempo para contarte las anécdotas... ¡Son infinitas!  

—Con una me conformo...
Cada día nos jugábamos la vida para cogerles los huevos: entrábamos con un coche y le pegaban patadas. De hecho,  mi marido está vivo de milagro. También porque mide dos metros. Son bichos muy malos y tontos.  

—¿Quién te apodó Peque en el Segle XXI?  
La entrenadora, Antonia Gimeno, cuando me subieron al primer equipo. "La cuidaremos y la llamaremos Peque", anunció.     

—"Es una persona única que se cabrea si no juega o no se entrena bien y tiene la misma o más ilusión que una niña de 20 años. Esa actitud es su motor", te retrata tu marido, Félix Sánchez. 
Posiblemente... Él me conoce muy bien. Si no me afectaran esas cosas, no tendría sentido seguir jugando... Cuando me ve así, me repite el mismo mensaje: "Peque, vamos a ver... ¿Quién está jugando con tu edad? ¿Quién tiene esa suerte?". Y le doy la razón. Aunque no dejo de picarme... El baloncesto es mi pasión y lo disfruto al máximo. 

—¿Cuál es el momento del día en el que crees que Félix te admira más?
Hombre... Espero que en todos... Se enamoró de mí viéndome jugar en el Magariños y en cada partido se acuerda de ese momento. Disfruta mucho desde la grada. 

—¿Cómo recuerdas vuestro primer uno contra uno?  
¡Lo he olvidado por completo! [Risas]. Sí que tengo muy presente nuestro primer contacto. Fue, claro, en una pista: yo era la júnior del Bex y él se entrenaba con el Estudiantes después. Como cualquier inexperta, tenía que recoger los balones y las botellas, y Félix vino a ayudarme a coger una pelota... Pero me la lanzó a la cara, y pensé: "¿Y éste tan torpe?". [Risas]. El balonazo no ha salido mal porque, muchos años después, seguimos felizmente casados. [Risas]. 

La alero del RACA Granada. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—Tu marido sí que se acuerda de aquel uno contra uno, y confiesa que no estaba muy concentrado... 
Me imagino... Fuimos incorporando muchas reglas porque contra un tío de dos metros y una fuerza descomunal no tenía nada que hacer. 

—El instante en el que más te admira tu pareja es cuando te preparas la mochila para irte a entrenar.
Me lo dice muchas veces: "¡Madre mía, no sé cómo puedes...!". Después de trabajar todo el día, las obligaciones familiares y de la casa... Hay días que me apetece menos, pero lo hago con gusto y lo disfruto. Cuando llego al entrenamiento, se me pasa, y vuelvo con buenas sensaciones. Si sigo jugando con 45 años es porque desde los 13 no he dejado de entrenarme ni dos días seguidos. También influye la genética.  

—Te retiraste con 29 años y volviste 10 después. ¿Cómo sentiste y viviste el baloncesto en ese parón? 
Ahora lo pienso y me pregunto cómo pude desconectar. Pero lo hice y no fue premeditado. Entre criar una familia y emprender negocios, te queda poco tiempo o ninguno para pensar en otras cosas. Seguía, sobre todo, a la selección. Ahora veo millones de partidos y mi marido se queja: "¿Vas a poner otro más?". 

—¿Alberto Pérez, expresidente del RACA Granada, fue quien te convenció para volver a jugar?
¡Exacto! En el periódico vi un anuncio de un 3x3 en Granada y quise apuntar a mis hijos. Resultó que era para adultos: me inscribí, pasé las pruebas físicas... Ganamos en Granada y perdimos la final en Madrid por una canasta. Las campeonas viajaban a... ¡Londres! Pregunté qué equipos había en Granada para llevar a mis hijos y me recomendaron el RACA. Fui un día y me encontré a Alberto. Me conocía.  

—¿Y qué te dijo? 
Que ya que apuntaba a mis hijos podía jugar yo en el equipo de Liga nacional. Le dije que llevaba 10 años sin competir y me dio un chándal: "Dime cuál es tu talla para pedírtelo y, cuando quieras, vienes y juegas". Al mínimo contacto que tuve con el baloncesto no lo dudé. Quise volver.   

—¿Sentiste el baloncesto de otra manera?
¡Y tanto! Era otro mundo: la Liga era nacional y no la máxima categoría, y este deporte ha cambiado mucho desde entonces. Se apuesta mucho más por los tiros exteriores y se ha perdido la figura del pívot. Al principio me costó adaptarme al balón, más pequeño que durante casi toda mi carrera, y encima jugaba de pívot... 

—¿En serio? 
¡Sí! En mi época lo había hecho de base o de escolta, y de pívot no tenía ni idea... [Risas]. Me abría y jugaba de cara... Mi marido se reía en la grada.  

—¿Hasta qué punto te ayuda saber dónde está sentado Félix?
Muchísimo. Se pone justo en frente del banquillo. Es un apoyo muy grande para mí. Sin él, directamente, no podría seguir jugando al baloncesto.  

—¿Cómo surgió la idea de montar vuestro gimnasio y cómo os va?
Siempre tuvimos en mente poner en marcha un negocio deportivo y después de los problemillas con los avestruces y como yo soy licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte... ¡Compramos un local y nos tiramos a la piscina! Llevamos ya 14 años y no nos va mal. 

—¿Cómo se llama el gimnasio?
CTC (Cuida Tu Cuerpo). Soy un claro ejemplo de que cuidándote puedes alcanzar muchas metas. Por las mañanas doy clases de abdominales, spinning, body pump... Con el RACA nos entrenamos todas las tardes, excepto una, y solemos tener dos sesiones matinales de gimnasio por semana. ¡Mucho tute!  

Peque Cerqueira durante el partido ante el Bàsquet Femení Sant Adrià. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—"He descubierto a una leyenda en activo, siempre atenta y ayudando en la cancha y fuera para subir el ánimo en los momentos duros del equipo con los gestos más pequeños, pero más grandes. Es muy lista cargando el rebote y tiene un tiro en suspensión que ya quisiéramos muchas", te retrata tu compañera Claudia Calvelo. 
¡Qué grande! Claudia es una niña encantadora que se vacía en la pista y anima más que nadie. Además, es paisana gallega... ¿Qué más puedo pedir?

—Aunque tu acento gallego se diluyó hace tiempo... 
Con 14 años me fui al Segle XXI y desde mi etapa en la Compañía María de la Coruña, el curso 1991-1992, no he vuelto a vivir en Galicia. Llevo en Granada muchos años. 

—Por cierto... Hace rato que te lo quiero preguntar... ¿Michael Jordan te inspiró en tu salto?
¡Me encantaba! Es muy posible, aunque esa jugada la he hecho más veces en mi segunda etapa en el baloncesto, en categorías más modestas. Chema Buceta y Miki Vukovic me pedían cosas simples y fáciles. Normal, era jovencita. Ahora, con más libertad, he hecho más ese salto. 

—¿Miki Vukovic fue el entrenador que más te marcó? 
Puede ser. Con Miki sabías cuándo empezaba, pero nunca cuando terminaba un entrenamiento. Me impactó cómo transmitía y su trato con las que éramos más jóvenes. En el supermercado nos pedía que llenáramos los carros con comida. Nos la pagaba él para que no gastásemos. 

—Más humano, imposible. ¿Ramon Jordana y Miki Vukovic son los entrenadores más exigentes que has tenido?
Empate técnico. [Se ríe]. De Jordana aprendí tanto... Seguramente cualquier jugadora que haya pasado por sus manos te dirá lo mismo. Sabe y exige mucho. Ahí están los resultados. Chema Buceta también fue un gran maestro para mí en el Bex. Tuve que ponerme mucho las pilas en un equipo que jugaba de memoria.  

—Jugaste con Amaya Valdemoro.  
¡Una crack! [Se ríe]. Amaya es muy cercana y sincera desde el minuto uno. No te engañará. He tenido la suerte de compartir también vestuario con otras grandes jugadoras como Blanca Ares, Nieves Anula, Margo Dydek, Carolina Mújica, Betty Cebrián, Marina Ferragut... 

—¿A Cristina Cantero ya se le veía una futura entrenadora?
Siempre pensé que acabaría siéndolo. Además, Cris jugaba de base y le gustaba mucho ordenar, dirigir y hablar al equipo. En el Celta lo está haciendo muy bien. 

—¿Cuándo crees que podrás jugar contra tu hija?
Pues... El día 25 nos visita el Segle XXI. En teoría, no vendrá con las mayores, pero si hay alguna lesionada y se lo gana, quizá tenga suerte. Más factible sería la temporada que viene, en su segundo año en el proyecto. Hay muchos casos de jugadoras que han debutado en Liga Femenina 2 en ese momento. Tendrá que merecérselo, claro.  

—Ante el Bàsquet Femení Sant Adrià [derrota por 62-53] la baja de Estela Royo. Con la charla que os ha dado al final del partido, ha demostrado su peso en el grupo. Es casi una tercera capitana. 
¡Exacto! Desde el principio, Estela [Royo] nos ha ayudado mogollón y ha aportado un aire fresco al equipo. Le encanta hablar, como a Claudia [Calvelo]. Conversamos mucho entre nosotras. Hay química.   

—Rebeca Fernández y tú sois las capitanas oficiales. 
Ella ejerce más ese papel en la pista, pues este año no estoy contando con muchos minutos. Aporto mi experiencia. Nos complementamos muy bien.  

—¿Lloraste mucho cuando te marchaste al Segle XXI? 
No. ¡Me fui muy contenta! Mis padres lo hicieron bastante más que yo. Diría que Manolo Coloma se puso en contacto con Vicente Becerra, mi entrenador en el Mercantil de Vigo. Me llamaron para hacer unas pruebas en Madrid y cuando las pasé  me dijeron que me iría a Barcelona. ¿A Barcelona? "Sí, al proyecto Segle XXI". No era tan conocido como ahora. Fue una aventura inolvidable. 

—No tardaron en llegar los títulos...
Con el Bex gané una Copa de la Reina y el bronce en un Mundial de clubes en Brasil, y con el Costa Naranja, otra Copa, una Liga y un subcampeonato de Euroliga. Y qué te voy a contar de mis ascensos con el RACA Granada... ¡Aquí me tienes todavía! Habrá quien piense que estoy loca... Pues... ¡Bendita locura! 

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