domingo, 29 de diciembre de 2019

Alba Orois: "Cuando le perdí el miedo al balón, el baloncesto se convirtió en mi vida"

Cronómetro de Récords entrevista a la base del Bàsquet Femení Sant Adrià 

Alba Orois, tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Horta 

—Mi hija siempre ha tenido un gen diferente en el baloncesto y en la vida. Para ella no hay imposibles. 

El retrato que me hace días antes Xavi Orois, seleccionador  catalán del mini masculino, no es exagerado. Alba Orois (Barcelona, 2002) parece de aquellas personas que te impulsan a ser valiente y te cambian el estado de ánimo. La base molletense es arrojo. Viajemos a la pretemporada del curso 2016-2017, a sus primeros días en su actual equipo, el Bàsquet Femení Sant Adrià. Enric Cervera la cita en un rincón.

—Alba, en el Bàsquet Femení Maresme y en cualquier otro club serías protagonista. Aquí te convertirás en una más en un equipo con las mejores, Laia Lamana y Mireia Poyato. ¿Por qué has fichado por el Bàsquet Femení Sant Adrià? 

La adolescente, de 14 años, tarda medio segundo en contestar. Lo hace con la tranquilidad de quien habla del tiempo. 

—Si me entreno con las mejores, me haré mejor jugadora. 

Más de tres años después, tras una infinita derrota ante el Lima Horta Bàsquet (78-50), Alba Orois amplía aquella reflexión: "Quería crecer en un equipo que no dependiese de una jugadora". Sonríe constantemente, tiene la ilusión de una niña y parece una gran consejera.  

—Alba, has mamado el baloncesto desde que naciste.  
¡Sí! Mis padres son entrenadores y me he tragado muchísimos  partidos. Empecé a jugar con cinco años y, según me explica mi padre, cuando me venía la pelota... ¡Me asustaba! Eso me pasó el primer año.  

—¿Le tenías miedo al balón?
Miedo no. No lo quería. 

—¿Huías de la responsabilidad? 
Yo quería defender. La pelota... ¡Para las demás! [Risas]. Cuando aprendí a botar y a tirar, y le perdí el miedo al balón, el baloncesto se convirtió en mi vida.   

—Te gustan mucho los retos. 
¡Me encantan! Te diría más: los necesito, me permiten dar lo máximo de mí. [Se ríe]. Las cosas fáciles las puede hacer cualquiera. ¡Los retos molan más!

—"¡La responsabilidad es diversión!", grita, a los cuatro vientos, Anna Gómez, base del Valencia Basket. 
¡Lo confirmo! ¡La responsabilidad es muy divertida! [Se ríe]. Desde pequeñita, he asumido mucha en la pista y me encanta. 

—¿A veces piensas que has vivido tantas experiencias que no te da tiempo a digerirlas?  
Sí. Mi filosofía es exprimir cada instante como si fuese el último porque no sabes si se volverá a repetir.  

—¿Cómo disfrutaste tu debut en Liga Femenina 2 con el Bàsquet Femení Sant Adrià ante el Segle XXI?
¡Buah! ¡Tenía tantas ganas...! ¡Fue un sueño inesperado!  En verano me preguntaron si quería subir algún día con el primer equipo y no lo dudé. Al principio lo hice una vez por semana y, poco a poco, me llamaron más. Ahora me convocan para cada partido. Mi primer encuentro oficial fue ante el AE Boet Mataró en la Lliga Catalana y... ¡Como titular! ¡No me lo creía! ¡Tenía que aprovechar la oportunidad! Me lo pasé súper bien. Cuando trabajas y te llega la recompensa, la motivación se multiplica. 

—Te encanta defender.  
Es lo que se me da mejor. Me gusta estar cerca de la pelota y que las rivales ni respiren. 

—"Las jugadoras de su generación, la del 2002, son profesionales que se vacían en los entrenamientos y se dan unas leches... Luego se abrazan, hablan y se ríen", advierte Xavi Orois, tu padre.  
Sí. Nos dejamos la piel en las prácticas, pero después somos muy amigas. Además, en el júnior no tenemos muchos centímetros, pero gracias a la defensa y al ritmo logramos muchas cosas.  

—¿Cuál es tu compañera más intensa en los entrenamientos?  
En el sénior, Helena López: es muy dura. Cuando nos defendemos, disfruto tanto... Con alguien así encima, creces mucho más.  

—¿Y en el júnior?
Empate técnico: todas nos comemos la pelota y defendemos súper bien. 

—¿Cómo te ha ayudado jugar siempre con y contra jugadoras más grandes? 
Me ha hecho llegar donde estoy, y mejorar y madurar mucho más rápido. En el Sant Gervasi competí contra los niños, que son más físicos.   

—¿Cuál es el lema de tu padre?
"La sonrisa es siempre lo más importante". 

Las miradas nunca engañan. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—O "disfrútalo y pásatelo bien", el mensaje que os transmite a tu hermano y a ti antes de que juguéis un partido. 
Se nota tanto cuando alguien saborea lo que hace... Que tus padres disfruten contigo te da un plus de confianza incalculable.  

—¿De qué has hecho el trabajo de investigación de Bachillerato? 
Sobre la motivación en el deporte. Entrevisté a Pau Navarro, exjugador del Club Balonmano Granollers, que se quedó tetrapléjico en un accidente de tráfico. Hablamos de su motivación antes y ahora. ¡Salí fascinada de aquella entrevista! Pau tiene todavía más fuerzas y ganas por superarse que antes. Es un espejo para cualquiera.  

—Eres muy sensible, ¿no? 
Lo soy, aunque a veces me lo guardo para mí. Últimamente... Se me nota más. 

—¿Por qué crees que te pasa?  
No lo sé... Puede que, con los años, te hagas más sensible.  

—Llevas unas semanas al límite de energías.  
Así es... Este año entreno cada día, excepto los lunes, y juego con el júnior y el sénior. En el instituto tenía exámenes y estaba ultimando el trabajo de investigación... No podía más.  

—César Aneas te dio dos días de descanso y, como el equipo no se entrenó el miércoles [por el día 18], al final han sido tres. "Alba necesitaba esa pausa", advierte tu entrenador.  
Y tanto. Me hacía falta estar un tiempo sin hacer nada. 

—Bueno, bueno... Tanto como sin hacer nada... 
Estudiando, que ya es mucho, eh. [Se ríe]. Es un gran tute y lo aguanto... Aunque llega un momento en el que me pesan las piernas y la cabeza, me estreso y necesito desconectar. 

—La próxima temporada jugarás en la NCAA estadounidense con la Universidad de Maine. ¿Del cero al 10 cómo lo tienes de claro?  
[Se ríe]. Hay semanas que pienso que estoy convencida y  otras... Ahora mismo te diría un 60% que sí y un 40% que no. Esa incertidumbre es normal: al fin y al cabo, empiezas de cero en otro país y tienes que sobrevivir en otro idioma. Eso sí, el inglés lo llevo muy bien.   

—¿Qué estudiarás allí? 
Estoy entre Psicología, Educación, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte... Sé que no quiero estar encerrada en un sitio haciendo algo sola. Necesito hablar y ayudar a la gente.  

—¿Por qué tu hermano Marc es el hombre de tu vida? 
Porque me apoya tanto... No hay nadie en la grada que anime más que Marc... Ostras, me tiene como si fuese una estrella... Y me trata... ¡Cómo me trata! Le tengo mucho aprecio. ¡Nos llevamos muy bien! [Con la mirada sus palabras tienen todavía más fuerza]. 

—¿Cómo recuerdas tu infancia? Aunque no ha pasado tanto tiempo... 
Ya, pero parece que haya llovido muchísimo, eh. Pues... Era súper feliz. Me cambiaba la cara cuando jugaba al baloncesto y ya me lo pasaba muy bien. Mi madre fue mi primera entrenadora y no la trataba como tal. En el baloncesto no hay familia. En casa sí. En los partidos y en los entrenamientos éramos entrenadora y jugadora.   

—[Resuenan los tambores en el Pavelló Virolai de Horta]. No sé por qué, pero intuyo que te gusta tocar mucho el tambor.  
¡Sí! ¡Soy una hooligan! Hace dos años que entreno a un equipo premini en el Sant Gervasi y me encanta.  

—¿Cómo cambia la Alba Orois entrenadora y la Alba Orois entrenada? 
No lo hace tanto, eh... Ser jugadora te ayuda a saber cómo tratar más a las niñas, detectar qué les gusta y cómo motivarlas. Además, dirigir te mejora como jugadora.   

—¿La agilidad mental que te exige el baloncesto te ayuda a estudiar mejor?
Muchísimo. Hay compañeras a las que les sorprende que esté tan concentrada durante las clases. En casa no tengo mucho tiempo para estudiar y ese esfuerzo me permite aprender más rápido las lecciones. Me llevo los apuntes a cualquier sitio.  

—"Pequeña, pero matona", te definiste una vez en Instagram. 
¡Tal cual! Por muy bajita que seas, no tienes ninguna excusa. Tu actitud lo determina todo. ¡Todo!  

—Tanto que has llegado a jugar con gripe. 
Si. El otro día me contó mi madre que, de pequeña, llegué a hacerlo con 39º de fiebre y que... ¡Me bajaba cuando se acababa el partido! [Risas]. 

—¡El baloncesto es tu medicina!  
¡Exacto! [Risas]. 

—Tienes un 10% de efectividad en triples... 
Casi nunca lanzo de tres porque no suelo confiar demasiado en mí desde esa distancia. Es algo que tengo que corregir sí o sí... 

—¿Siempre has sido tan expresiva y alegre en la pista?  
¡Desde pequeñita! La gente me dice que es guay verme jugar porque siempre estoy sonriendo. 

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