Cronómetro de Récords entrevista a la escolta del Bàsquet Femení Sant Adrià
Txell Alarcón tras el partido ante el Fundación Navarra Baloncesto Ardoi. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Adrià de Besòs
De pequeños, Roger y Txell eran dos hermanos que chocaban mucho. "Ahora los dos somos maduros, porque yo ya lo era entonces, y la relación es excelente", confiesa, entre risas, Txell Alarcón (Barcelona, 2003). Roger es la persona "más importante" para la escolta del Bàsquet Femení Sant Adrià: "Siempre me ha guiado en el baloncesto. Es mi punto de apoyo y mi consejero, y yo, su consejera. Mira...". La entrevistada enseña su muñeca, en la que tiene tatuada una erre mayúscula. R de Roger, claro.
"Mi hija tiene un gran corazón. Es muy sensible", me asegura Àngel Alarcón. Txell Alarcón transmite pausa y nervio, confianza y tablas. Nadie diría que sólo tiene 16 años y vive su primera temporada en el primer equipo. Conversamos en un Marina Besòs ya vacío, tras la amplia victoria local ante el Fundación Navarra Baloncesto Ardoi por 89-55. Sólo estamos la escolta, su familia y servidor.
—"Deséalo tanto que a la vida no le quede más remedio que dártelo" es uno de los lemas de Anna Cruz. Lo retuiteaste hace tiempo.
Para mí Anna Cruz y Marta Xargay son referentes. Es una reflexión que te puedes aplicar: se trata de conseguir cuanto te propongas.
—Natural, líder, madura, valiente y capaz de asumir responsabilidades. Ése el retrato aproximado de quienes me han hablado de ti en los últimos meses.
Bueno... ¡Si dicen eso de mí...! [Risas]. Sobre todo cuando juego con las de mi generación (2003) me tienen como líder del equipo. Es un elogio que me gusta, pero todas somos líderes en un momento de la temporada.
—Anna Prim [Txell Alarcón sonríe] me comentó eso mismo hace justo una semana: "Me gusta compartir el liderazgo. No quiero ser una líder única".
¡Ella sí que es un líder!
—Siempre salís juntas en las fotos con la selección.
¡Sí, sí! [Se ríe]. Este verano, en el Europeo de Skopje con la sub 16 [fueron bronce], me tocó con ella en la habitación. Un mes muy bueno de convivencia.
—Diría que te callas algo...
No... [Risas]. Anna es muy amiga mía desde hace años, y es guay que nos pongan juntas. Nos lo pasamos muy bien.
—Compartís bromas internas que sólo entendéis vosotras.
Y peleas por ordenar la ropa en la habitación.
—¿Porque ninguna lo quiere hacer?
No, no... Somos muy ordenadas. Nos peleamos por el espacio donde dejar la ropa.
—¿Y no marcáis vuestro territorio con una cinta?
Todavía no. ¡Pero estaría bien! [Risas].
—"Era la típica niña que mediaba en la clase cuando había un conflicto", recuerda Àngel, tu padre.
[Se ríe]. No me gusta nada el mal rollo. Me trago cosas con tal de no crearlo.
—¿Apagas fuegos quemándote?
Sí... Me cuesta mucho decir que no y siempre intento sacar lo positivo de todo.
—¿Te cuesta decir que no por miedo a la reacción de la otra persona?
No lo sé... [Se ríe].
—¿Apagar fuegos es cuestión de empatía, seguridad y algo de sangre fría? ¿O lo llevas dentro?
Creo que lo llevo dentro. Seguridad... No siempre... Empatía y sangre fría sí.
—En la pista no parece que dudes demasiado.
Bueno, bueno... Cuando llegué al Bàsquet Femení Sant Adrià, era la típica jugadora a la que le gustaba mucho repartir juego y que nunca tiraba. Así fue hasta que me cogió Jordi Vizcaíno en el infantil A: "Txell, tienes que tirar. Tienes que tirar". Mejoré mucho aquel año. Me encantan los entrenadores que te dan confianza y no te ponen límites: sé que si la fallo, volveré a tirar y la meteré. La conexión con quien me dirige me da seguridad en la pista. Confianza.
—El miércoles ante el Barça CBS, en el primer partido tras la marcha de Mireia Vila, jugaste 35 minutos. Hoy, ante el Fundación Navarra Baloncesto Ardoi, casi 25. César Aneas te ofrece minutos y confianza.
Independientemente de lo que juegue, me transmite que cree en mí. Eso influye, para bien, en mi juego.
—Choca ver a un entrenador gritando "¡Minata, por favor!" a falta de medio suspiro y ganando por más de 30 puntos. La exigencia de César Aneas es infinita.
César es así. Ya lo conoces. [Risas]. Me gusta mucho esa visión de la vida... ¡Siempre puedes mejorar! ¡Cada segundo!
¡Triple de Txell Alarcón! Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—Desde fuera parece que no te haya costado demasiado adaptarse al primer equipo del Bàsquet Femení Sant Adrià.
Es así. Desde el primer día me di cuenta de que este equipo es encantador: hay muy buen rollo y somos una piña. No me costó nada aclimatarme porque, además de ser muy buenas jugadoras, son buenas personas.
—¿Cómo recuerdas tu debut en Liga Femenina 2, en Málaga y ante el Unicaja?
Hombre, fue un viaje largo y un partido brutal. Venía de una lesión y lo noté en el ritmo. Nunca olvidaré ese día.
—Habías tenido un esguince de grado dos.
Sí, porque me salió un poco de hematoma. Pero el esguince ya está superado. Juego vendada, eso sí.
—¿Cómo te han ayudado para recuperarte Andrea Sánchez y Miqui Calderón?
Mucho. Hoy [por el sábado] es su cumple. En su consulta me hizo INDIBA, me trató y cuidó mucho. No hay ninguna queja del cuerpo técnico en general.
—En la primera competición oficial con el primer equipo del Bàsquet Femení Sant Adrià fuiste, con 14 puntos, la máxima anotadora de la final de la Lliga Catalana 2 ante el Lima Horta Bàsquet.
Para mí los puntos siempre han sido lo de menos. Si los tiros no me entran, intento sumar en el resto de aspectos: en defensa, rebotes... También aportas en el banquillo.
—¿Te ha ayudado que también estén en el equipo Laura Salmerón, Alba Orois...?
Sí. El primer día estábamos muy juntas las júniors, pero ahora ya somos todas una piña. Nos lo pasamos muy bien. Ésta es mi sexta temporada en el Bàsquet Femení Sant Adrià, que es como una familia.
—¿La integradora es Helena López?
Sí, sí. Helena, Berta [Dalmau]... Todas, en general.
—Miras hacia el banquillo. Las estás viendo, aunque no estén...
¡Sí, me las estoy imaginando allí! [Risas]. Para las júniors entrenarnos, ya no te digo jugar, con este equipo es un regalo... Hace dos años las veía jugar sentada en la grada y pensaba: "Buah! ¡Qué buenas son...!". Todo lo que me dicen lo aplico para intentar mejorar.
—En el Bàsquet Femení Sant Adrià disfrutáis del baloncesto desde muchos puntos de vista diferentes. ¿Has hecho de mopa?
No... [Se ríe]. Porque no quise. Salir me daba mucha vergüenza... [Risas]. Algunas del equipo sí que pringaron.
—¿Por qué el Día del Juguete del cole siempre ibas con guantes y botas de portera?
De pequeña quería jugar al fútbol. Me quería fichar el Europa y todo, eh... Imagínate.
—¿De portera?
No. Eso fue porque encontré unos guantes en casa. [Risas]. De pequeña acumulaba heridas y chichones... Era muy guay. Pero mi madre me dijo: "Con la altura que tienes... Te tocaría jugar al baloncesto, eh". [Risas]. Además, mi familia siempre ha practicado este deporte. Lo probé, y aquí me tienes.
—¿Eras extremo en el fútbol?
Bueno, jugaba de lo que fuese.
—¿Hacías muchas segadas?
Más bien las sufría.
Tramando algo... Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—"Si la comparo con otras personas que conozco, es muy madura. Tanto que aparenta 10 años más. Espontáneamente es muy adulta", te retrata Àngel, tu padre.
Me lo dice mucha gente. Él, casi nunca. Me sorprende que te lo haya comentado... [Risas]. Desde pequeña he sido así. El baloncesto te exige ser responsable y organizada. Eso me ha ayudado mucho a ser madura y estar centrada. La vida de la deportista es dura, eh. [Se ríe].
—¿Y la vida de la consejera también lo es? Tu entorno te suele pedir consejo cuando tiene un problema o necesita tomar una decisión.
No. Me encanta ayudar a los demás. O intentarlo.
—¿A veces tienes la impresión de haber vivido muchas cosas y muy de prisa? Sólo tienes 16 años...
Sí. Dicen que, sobre todo, las cosas buenas pasan muy rápido, y es así. Me acuerdo de estar en un campeonato y pensar el último día: "Parece que sólo hayan pasado dos". Eso te aporta experiencia. Hace dos años quién diría que podría estar aquí, tío. Es... Es... Es un regalo. ¡Un lujo!
—¿Qué crees que ha aprendido tu padre de ti?
¡Buff! [Risas]. No sé, no sé...
—¿No quieres probar a ver si aciertas?
¿Qué ha aprendido de mí? Creo que el hecho de nadie te regala nada y de luchar por lo que deseas.
—"Pues muchas cosas, a contar hasta diez antes de hablar...", empieza Àngel Alarcón.
Es verdad. Siempre se lo digo.
—"A tener consideración a todo el mundo... Es una hija extraordinaria. No sé qué decirte más...", concluye tu padre.
¡Anda que se lo ha currao!
—Àngel Alarcón ve los partidos como un aficionado más: en la grada no ejerce de padre.
¡Es horrible! ¡Yo no podría estar a su lado! Cuando tiro, hace también hace el gesto. Eso me pone muy nerviosa. No puedo... Eso sí, nos anima mucho.
—"Gracias por dejarme disfrutar jugando contigo, por cuanto me has enseñado y hacerme mejor jugadora y persona. Eso vale más que el color de una medalla. Eres mi ejemplo a seguir", te agradecía Deva Bermejo en Instagram tras perder la final del Campeonato de España cadete.
¡La Devita! ¡Es mi bebito! Siempre me dice que soy su espejo. Para mí Devita es muy importante, alguien que querría siempre en mi equipo. ¿Sabes? Subía al equipo con nosotras, que teníamos un año más, y siempre hemos tenido una relación parecida a la de hermana grande y pequeña.
—¿Por qué no te gustan tus pies?
[Risas]. Nunca me han gustado... [Risas]. Mira, te explicaré algo... Nací unas semanas antes porque el médico se iba de vacaciones y mi madre quería que él, que había seguido todo embarazo, le hiciera la cesárea. Nací casi sin uñas en el pie. Las tenía muy finitas. Odio que la gente me toque con los pies...
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