Cronómetro de Récords entrevista a la base del Segle XXI
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| Anna Prim tras la entrevista. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Feliu de Llobregat
—Anna tiene una sonrisa muy especial. ¡Sácala para la foto, Prim! ¡Ahora, ahora! –le pide, risueña, Marta Soler, exjugadora, entre otros, del Lima Horta Bàsquet y del Club Bàsquet Femení Viladecans.
Anna Prim (Lleida, 2003) sonríe ante el comentario de su delegada de campo. La base del Segle XXI tiene un punto de timidez y a veces contesta de prisa, como si quisiese escurrir el bulto. Otras, en cambio, se la nota relajada. Desde el primer momento se percibe su madurez y liderazgo.
—Dice mucho de un equipo que su grito sea "¡un, dos, tres... Valientes!".
Es el lema que mejor nos define. Lo utilizamos en los entrenamientos y en los partidos.
—¿Cómo es Isaac Pujol? Os da aliento, os exige, os premia cuando hacéis las cosas bien... Su tono es pedagógico...
Isaac es un gran entrenador, muy cercano a nosotras y nos ayuda al máximo. Su exigencia nos permite crecer mucho.
—¿El baloncesto ha sido tu mejor regalo de cumpleaños?
¡Sí! A los seis años mis padres me apuntaron al CB Lleida. Descubrí que era donde me lo pasaba mejor y desconectaba del resto de cosas. ¡Papis, siempre os lo agradeceré! Yo quería jugar al fútbol... [Risas].
—¿Qué has descubierto de ti misma gracias al baloncesto?
Que soy muy perfeccionista y, sobre todo, que me encanta dirigir. Por eso juego de base.
—¿Con los años has aprendido a ser más paciente?
Sí. De pequeña era muy rápida y no pensaba demasiado. Quienes me entrenan y me han entrenado me han ayudado a tener más paciencia en la pista.
—¿Eres inquieta y movida?
Sí, bastante. ¡Siempre he sido así! [Se ríe].
—"Es muy agradecido entrenarla. Se deja corregir. Con frecuencia pregunta sobre aspectos del juego, en partidos y en entrenamientos... Tiene mucho interés por mejorar y te comenta lo que ve en el juego para aportar ideas o resolver dudas", describe Isaac Pujol. "Lo más gratificante es que quiera aprender de quien le rodea. Eso significa que es inteligente", interviene Bernat Canut, que te ha dirigido en la selección sub 16.
Si no sé hacer una cosa, me esmero hasta que me sale. Siempre quiero saber más. Puedo llegar a ser un poco pesada preguntando... [Se ríe].
—"A veces necesitamos guiar a Anna Prim para que encuentre sus propias soluciones", sigue Isaac Pujol.
Es cierto. Me invita a explorar. Asegura que tengo capacidad para hacerlo.
—Os exige mucho, pero os deja equivocaros.
Tal cual. Nos da un voto de confianza, y eso nos gusta a todas.
—¿Qué es para ti la responsabilidad?
En un equipo es hacerte cargo de que todo esté bien, no haya altibajos...
—¿La responsabilidad te genera presión?
No. ¡Me encanta!
—¿Te sientes una líder?
Sí. Las bases tenemos que sentirnos líderes. Me gusta compartir el liderazgo. No quiero ser una líder única. Trato de que cada jugadora lo pueda ser en algún momento.
—"Dentro y fuera de la pista tiene capacidad para liderar. Como es una jugadora de primer año en el sénior, Anna no está teniendo mucho protagonismo en este rol. Poco a poco va haciéndose su espacio y no dudo de que será una de las jugadoras escuchadas en el vestuario y con capacidad de liderar en un futuro no muy lejano", reflexiona Isaac Pujol.
Nos escuchamos todas, no solo tiene voz Mama Dembele, la otra base. Todas damos nuestra opinión.
—"Prim es muy competitiva e inteligente. Aunque no sea de las mayores del equipo, sabe que, para ser una figura importante en el equipo, necesita crear un buen ambiente con las compañeras y se esfuerza en hacerlo posible", te retrata Paula Fraile.
Me gusta mucho jugar con ellas. Creo que juntas podemos conseguir muchas cosas, como competir más contra equipos como el Barça CBS.
—Tenéis momentos muy malos y otros muy buenos. A veces parece que desconectéis.
Es cierto. Podemos ser un equipo regular y de gran nivel, pero, de momento, nos cuesta ser constantes.
—Hace dos años reconocías que te faltaba mejorar tu intensidad defensiva. ¿Lo has conseguido?
¡Creo que sí! [Risas]. En el Segle XXI trabajamos bastante ese aspecto.
—¿Cómo es vivir en la Blume?
Ay, me gusta mucho. Soy cercana a la familia, pero no tengo problemas con estar fuera. De hecho, en el Segle XXI somos una familia. ¡Me lo paso pipa! [Se ríe].
—No te costó demasiado adaptarte.
Me resultó sencillo porque ya nos conocíamos de haber competido en la catalana y la española. El primer año fue el más complicado porque, al final, te vas de casa y todo es nuevo para ti. Pero el hecho de poder ir los fines de semana a Lleida me ayudó mucho.
—Hace unas semanas una rival dijo "i'm with the baby [estoy con la bebé]" y te enfadaste bastante. [Risas].
¡Sí! Fue una jugadora inglesa que me estaba defendiendo. Pensé: "Debo de ser joven".
—Y recuperasteis la pelota.
Les comenté la escena a las compañeras y les pedí: "¡Tenemos que hacernos con la pelota!". ¡Y lo conseguimos!
—¿Por qué crees que Bernat Canut, que te ha entrenado en la sub 16, dijo en La Mañana que está seguro de que serás una jugadora de élite?
Ostras... No lo sé...
—¿Qué crees que transmites para que lo piense?
Creo que soy una jugadora que hace mucho caso y que intenta estar siempre atenta. Interiorizo las correcciones que me dan para mejorar. ["Lo comenté porque Anna Prim tiene talento y pasión por el baloncesto, y no es conformista. Se exige seguir mejorando", matiza Bernat Canut].
—Hace bastantes años asegurabas en el diario Segre que tus referentes eran Brad Oleson y Marta Xargay. Hace dos, en Som Garrigues, que lo eran Luka Doncic y Silvia Domínguez.
[Se ríe]. Silvia Domínguez es mi ídolo porque lidera y defiende muy bien. Quiero ser como ella.
—¿Qué es para ti el CB Lleida?
¡Buah! Ha sido como mi segunda familia durante muchos años. Siempre me han apoyado y los llevaré en el corazón. El CB Lleida es sinónimo de muy buenos recuerdos, entrenadores y jugadoras con quienes todavía sigo en contacto... El club y sus personas son muy especiales para mí. De hecho, cuando voy a Lleida veo partidos del CB Lleida. Tengo el pabellón a dos minutos de casa.
—¿Llevas puesta la camiseta del equipo?
No... [Se ríe].
—¿Y la bufanda?
Tampoco. ¡Pero animo!
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