Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del Barça CBS
Xènia Artiga tras la entrevista. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Feliu de Llobregat
La entrevistada hace una pausa de tres segundos.
—Quizás... [Dos segundos más de paréntesis]. Ay, no sé cómo explicarlo... Soy muy mala con las palabras.
Xènia Artiga (Castellbisbal, Barcelona, 1999) comunica muy bien. Lo que le sucede a la ala-pívot del Barça CBS es que tiene tan interiorizada la generosidad que le cuesta definírsela al periodista: "Es el mínimo egoísmo. Generosidad es, por ejemplo, reparar en que no hace falta que te quedes tú algo si lo necesita otra persona. Es ayudar a los demás a ser felices".
—¿Te gusta disfrazarte?
¡Me encanta!
—¿Y qué me cuentas de una cena y de un disfraz de novata?
[Risas]. ¡Todavía lo conservo! ¡Me pasé la noche de peluquera! Tengo la bata colgada en la puerta de mi habitación. Me dieron rulos, una peluca... ¡Nos lo pasamos muy bien! El del Joventut Les Corts era un grupo muy majo que me regaló momentos muy divertidos. Eternos.
—El disfraz fue premonitorio, ya que meses después te rapaste... ¿Viste que era el momento?
[Se ríe]. Fue un proceso tan largo... Quería cortarme el pelo y donarlo, pero lo iba posponiendo. Decidí que lo haría cuando entrase en Medicina y me hubiese ambientado. Cuando ya tenía amistades en la uni, supe que estaba preparada. Me daba igual que todo el mundo me advirtiera de que me iba a quedar fatal... Donar mi cabello a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) era impagable.
—¿Cuántas trenzas tenías?
Cuatro, y muy largas.
—¿Te sorprendió el impacto de la noticia?
¡Mucho! [Se ríe]. Lo anuncié en mi cuenta de Instagram porque muchas personas que me seguían no se creían que acabase rapándome. Cuando lo publiqué, el Barça me propuso visualizar el caso. Yo, encantada, si podía inspirar a alguien a donar su cabello a la Asociación Española Contra el Cáncer. Me grabaron mientras entregaba mi pelo, me hicieron una entrevista... En un día subí 1.000 seguidores en Instagram. "¿Qué está pasando?", le pregunté a mi madre. ¡El Barça me había etiquetado en su cuenta!
—¿Qué le dirías a alguien que dude sobre si donar o no su cabello?
Que si cree que es el momento, que lo haga. ¡Es una sensación increíble! Sobre todo porque estás ayudando a alguien. Además, el pelo corto es muy cómodo... [Risas].
—¿Volverás a dejártelo largo?
¡Y tanto! ¿Sabes? Cuando me rapé, me compré seis tintes y me dije que no lo llevaría largo hasta que no se me acabasen. Como ves, todavía me queda el verde... [Risas].
—Lo has llevado también rosa, lila...
Lila o azul, depende de la luz, azul claro, rosa, naranja, rojo y ahora estoy con el verde.
—Éste es el último entonces.
No. Cuando me lo tiño una vez, no se acaba todo el bote, y tengo que ir repitiendo, hacer mezclas... Me quedan tres a medias... [Risas].
—"Sé que estoy en esta vida para ayudar", me dijo hace unos meses Marta Pérez, alero del Barakaldo. Diría que tú piensas lo mismo...
¡Sí! No quiero ser médica por un título. Mi objetivo es ayudar a los demás. Saber, por ejemplo, cómo debo actuar si alguien se cae en la calle. Quiero asistir a quien esté mal y, sobre todo, hacer feliz a quien me rodee.
—¿Sabes ya por qué especialidad te decidirás?
Cirugía, seguro, aunque dudo entre traumatología y neurocirugía. Me quedan tantos años para escoger... Estoy en segundo. Entré un año tarde. ¿Sabes? Hay semanas que voy más agobiada, como ésta. ¡Me queda tanto trabajo cuando llegue a casa! Lo compagino lo mejor posible y, de momento, lo llevo bastante bien.
—¿Esta noche estudiarás un poco?
Lo he hecho por la mañana. Tocaba fisiología del aparato sensorial y motor.
—¿Cuál crees que fue la primera impresión que le causaste a María Cordón?
Uy... [Se ríe]. Primero pensó: "¿Quién es ésta y qué hace aquí?". [Risas]. Y conforme nos fuimos conociendo: "Qué tía más loca y qué desmadre de mujer. Tenemos un problema en el equipo". [Risas].
—Ahí va la solución, Xènia. "Pensé que quizás era seria. No la conocía de antes, pero sí a gente en común. Sabía que era buena tía", recuerda Mara Cordón.
¡Casi!
—"Es una persona inteligente, transparente y gran amiga de sus amistades. Como jugadora, una interior muy fuerte, con un buen tiro de media distancia y efectiva en línea exterior. Buenísima capacidad de movimiento en la pista teniendo en cuenta que no es una pívot grande", te retrata Cristina Soriano.
Qué maja la Soriano. Hicimos muy buenas migas en el Joventut Les Corts y somos grandes amigas. Bueno... Me considero más una jugadora defensiva. En ataque no controlo tanto.
—Hoy [por el sábado ante el Segle XXI] has cogido cinco rebotes en el primer cuarto.
Pues eso: defensa y pegar leches. En ataque me cuesta un poco más. Nunca fallo en defensa. En ataque hay días en los que meto más puntos y otros, como hoy [0/6 en tiros de campo], menos...
—¿En ataque dependes más de tu confianza?
Quizás sí.
—¿Y qué puedes hacer para aumentarla?
Es una pregunta complicada... Mi cabeza influye. Aunque me den confianza y minutos, hay días en los que no me salen las cosas y otros en los que, aunque no sea consciente de cómo, lo bordo.
—A veces piensas mucho y otras, nada.
Exacto. Soy un poquito rara...
—¿Has ido a un psicólogo o psicóloga?
No... Ya sé que debería acudir, pero no lo he hecho nunca. Además, ahora el tiempo no me lo permite.
—Te cambiará la vida. Será un tiempo muy bien invertido.
Me lo pensaré...
—¿Qué te exige Isaac Fernández?
Supongo que me pide que juegue como sé. Al ser éste mi segundo año en el equipo, soy una interior con más papel y que necesita controlar más sus reacciones. Me cuesta explicar estas cosas porque a veces ni yo lo tengo muy claro.
—"Xènia me ha ayudado a disfrutar más del baloncesto, a centrarme estrictamente en él cuando entro en la pista", destaca Cristina Soriano.
Pues no tengo ni idea de cómo le he enseñado eso... [Se ríe]. Creo que no soy la persona más capaz de conseguirlo.
—¿Cómo estás arropando a Laura Soria?
Ahora Laura está en el proceso de la rehabilitación y la vemos muy poco, antes y después del entrenamiento, y en los partidos. Cuando la operaron, fui al hospital a visitarla, le di ánimos y le transmití mi experiencia con cruzados y menisco. Le pregunto cómo le va y, sobre todo, le transmito ánimos. Es una más en el equipo y queremos que así se sienta.
—Tu trabajo de investigación de Bachillerato se tituló Estudio de las lesiones más frecuentes en el baloncesto. Lo hiciste con Elena de Juan y el Ajuntamiento de Castellbisbal os dio el primer premio.
Sí... ¿Cómo sabes eso? [Risas]. Yo me acaba de recuperar y creo que a Elena acababan de operarla cuando se lo propuse. Contactamos con muchos y muchas profesionales, pude ver una artroscopia en directo... Fue una experiencia increíble.
—¿Cómo recuerdas tus inicios en el baloncesto?
Del CB Castellbisbal casi no me acuerdo de nada porque era muy pequeña. Mi primer año de infantil lo pasé en la Escola Pia, donde disfruté jugando más que nunca en el equipo más unido en el que he estado. Las tres temporadas en el Basket Almeda también fueron muy buenas.
—Eres júnior, estás jugando una fase de ascenso a Liga Femenina y metes una canasta sobre la bocina para dar la victoria al Bàsquet Femení Sant Adrià.
Buff... Recuerdo que Jordi Vizcaíno nos advirtió: "Lo único que no quiero es que haya prórroga". A Laura Peña le vino la pelota, empezó a correr y la seguí para ver si cogía un hipotético rebote. Cuando tuve el balón en las manos, Itziar [Llobet] me dijo que tirase, y lo hice a tablerito en plan "entra, por favor". ¡Y entró! Todavía no sé cómo lo hice. Así ganamos el último partido del grupo. Ya estábamos clasificadas para una final que bordamos... El ascenso a Liga Femenina fue lo máximo, y la celebración, muy especial.
—¿Acabaste ronca?
No, no... Me fui a dormir muy pronto... [Risas]. Me incorporé al primer equipo muy tarde y desde el principio me sentí muy a gusto. Era un grupo súper sano. Además, esa temporada con el júnior fuimos campeonas de Catalunya y subcampeonas de España.
—Ha quedado claro que eres generosa y que te gusta compartir. El año pasado hiciste un Interrail por Europa (Ginebra, Ljubljana, Opatija, Viena, Cracovia, Berlín, Ámsterdam, Luxemburgo y París) con Marta Múrcia y Carlos Cano. ¿Cómo crees que te ayudó a crecer ese viaje?
¡Qué recuerdos...! Es una experiencia brutal, aunque no la repetiría porque es muy cansada. Fueron 20 días muy intensos en los que vimos muchas capitales y pueblos pequeños. A veces dormíamos en estaciones, uno vez lo hicimos en un parque... ¡Nos lo pasamos genial!
—¿Qué descubriste de ti y de tu compañía?
Uy... [Risas]. De mí, que me gusta mucho hacer viajes con mochila y mucha incertidumbre. ¿Que hay que dormir en un parque? Pues lo hago. Ya me quejaré mañana. Y de mi compañía, que es la mejor que puedo tener en un viaje. Carlos es increíble. Hace mucho que somos amigos... Bueno, al principio nos llevábamos muy mal... ¡Y ahora somos inseparables!
—¿Con qué ciudad o momento te quedarías?
Quizás lo que más me impactó fue la visita a Auschwitz. Sabes que ha sucedido, pero hasta que no lo ves con tus propios ojos no te lo crees... Estás un día en estado de choque.
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