sábado, 6 de febrero de 2021

Pep Marí: "¿Por qué me gusta explicar las cosas con tanta sencillez? Porque me cuesta entenderlas"

'Equipos campeones' y 'El ADN psicológico', sus últimos libros, son la inspiración para esta conversación entre el psicólogo deportivo y Cronómetro de Récords, y en la que intervienen  Montserrat Brotons y Silvia Domínguez  

Pep Marí en Noms propis, de La 2. Foto: La 2. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) #psicologíadeportiva #baloncestofemenino

Pep Marí (Girona, 1964) te saca la energía. 

Escrito así parece que el psicólogo deportivo, que ejerció casi tres décadas en el CAR de Sant Cugat, se quede hasta con tu alma. Maticemos: Pep Marí te saca esa energía que no sabes que tienes, te activa y te cambia el estado de ánimo. Me recuerda a Josep Maria Huertas Claveria, el periodista que mejor retrató a Barcelona. Tarde o temprano, Josep Maria te miraba a los ojos en clase y te preguntaba: "Ets feliç?". Con Pep Marí no habría dudado: "Pep, ets feliç!!!".

Pep Marí es feliz, muy feliz. Contagia entusiasmo desde que se abre la pantallita en Zoom. Asesora equipos deportivos y directivos. "Su misión consiste en acercar la psicología a quien más la necesita" se puede leer en la solapa de sus libros. Los dos últimos, Equipos campeones y El ADN psicológico (Plataforma Editorial), son la excusa para conversar con Cronómetro de Récords. 

"Soy torpe, pero aprendo rápido", confiesas en Equipos campeones. ¿La torpeza te ha hecho ser mucho más observador?
—Sin duda. Más observador, trabajador y metódico. No me fío tanto de mi intuición o aptitudes. Mi foco es el trabajo. Soy torpe, pero si inviertes un ratito en mí y me lo explicas, lo sacaré, aunque tarde más que tú. ¿Por qué me gusta explicar las cosas con tanta sencillez? Porque me cuesta entenderlas. Me encanta ordenar lo que voy aprendiendo y enunciar leyes de comportamiento como ésta: "Si tratas a las personas por lo que han sido, se apalancan. Si lo haces por lo que son, se endiosan. Sólo si tratas a las personas por lo que pueden llegar a ser, se exigen".
  
Pep Marí es el Psicólogo Síntesis, una síntesis obsesiva y útil en sus cápsulas de divulgación psicológica en redes sociales (@pepmari4 en Twitter y @pepmari8 en Instagram), charlas y  conferencias. Una naturalidad y concreción que traslada a sus libros, donde más que repetir conceptos, los refuerza y recuerda sin hacerse pesado y teniendo en cuenta que no todo el mundo se lee los capítulos del tirón. No busca provocar el ¡oh!, la admiración, su objetivo es el ¡ah!, la curiosidad, la reflexión. El clic interno. Montserrat Brotons, pívot del CB Bembibre, no puede retratarle mejor: "Pep Marí nos motiva a ser mejores por deseo propio, nos hace cuestionar el porqué, el cuándo y el cómo sin olvidarnos nunca de quiénes somos".  

Silvia Domínguez, capitana del Perfumerías Avenida, supo de Pep Marí gracias a Carme Lluveras, extrenadora del UB Barça y exdirectora general del Ros Casares: "Fue un gran descubrimiento. He trabajado con una psicóloga en algunos momentos de mi carrera y le doy muchísimo valor al aspecto mental. Para mí muchas veces es la diferencia entre un buen y un gran jugador". 

Pep Marí sonríe cuando le leo esas palabras de Silvia Domínguez: "¡Caray, caray! ¡Qué buena síntesis! Siempre digo que si quieres ser uno o una más, no te hace falta la psicología. Si quieres estar entre los o las mejores, plantéatela. Y si quieres dar tu mejor versión posible, es obligatorio incorporar la psicología a tu vida. No es imprescindible trabajar con un psicólogo/a. Hay quien no se lo puede permitir".  

El psicólogo deportivo. Foto: cedida por Pep Marí.  

Le leo ahora una reflexión de Montserrat Brotons, que en breve devorará El ADN psicológico: "Los aspectos que trata Pep son aplicables a mi carrera deportiva y a mi carrera profesional-académica. Ambas están conectadas. Hace muy fácil entender dicha conexión y seguir construyéndola". 

A Pep Marí se le iluminan los ojos. O más bien se le iluminan un poco más: "Como explica Montserrat, los principios que rigen el alto rendimiento deportivo son los mismos que los del  rendimiento en la vida. Ella lo ha dicho con sus palabras y por eso me gusta más todavía. Muy buena síntesis". 

—Quien te lee... Se parece a ti. [Risas] –le comento al entrevistado.    
—Tiene cierta lógica porque... ¿A quién solemos leer? A quien refuerza nuestra opinión y con quien nos identificamos. Creo que no tendría que ser así. Cada vez me gusta más reparar en opiniones de personas que no beben de mis mismos principios. Me hacen cuestionarme o reafirmarme más –confiesa Pep Marí.  
—Pero más allá de que te admiren, Silvia Domínguez y Montserrat Brotons se parecen a ti...  
—Pues es verdad. De las dos he valorado lo mismo: su síntesis. 
"Me he sentido líder en algunas ocasiones en mi carrera deportiva. Me gusta tener esa responsabilidad y las enseñanzas de Pep Marí sobre el buen liderazgo me han sido muy útiles", reconoce Silvia Domínguez –le leo a Pep Marí.
—¡Gracias, Silvia! Habla de "algunas ocasiones". Esto refuerza mi idea de que los y las líderes son personales e intransferibles de los equipos, quienes cubren mejor una necesitad del grupo. Puedes cumplir ese rol en un equipo y no tenerlo en otro –interviene el psicólogo deportivo.   

En Equipos campeones Pep Marí nos explica las diferencias entre un buen y un gran equipo: "Los buenos se mueven en el terreno de lo que se puede tocar. Los grandes creen en lo invisible". Nos invita a relativizar las rachas, a controlar lo que esté en nuestras manos, a confiar en cada uno de los miembros del grupo y a aprender de todos los errores que se vayan cometiendo. Aunque no sean propios. Perdón, si son del grupo, siempre son propios. Consigue ampliar nuestra mirada de cualquier grupo (deportivo, directivo...) basándose en ejemplos que ha vivido en primera persona y/o que ha estudiado muy bien: la selección femenina de waterpolo júnior; Manel Estiarte, quizás el mejor jugador de waterpolo de la historia; Pedro Martínez, el entrenador del Bàsquet Manresa, prologuista del libro y excelente orador; Pep Guardiola; Phil Jackson... 

Pep Marí durante una charla. Foto: Youtube.

La vida siempre será sinónimo de incertidumbre, pero durante una pandemia la incertidumbre se multiplica. Pep Marí está trabajando con deportistas que esperan acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio, pospuestos a este año y que no se sabe si se acabarán disputando. Lo hace a partir de tres estrategias que "nos están ayudando a tolerar". 

Primera idea: "Colocamos los objetivos a corto plazo, como mucho, a 15 días vista".  

Segunda idea: "Estoy trabajando con un atleta con el que antes de cada carrera planteamos con su entrenador dos o tres escenarios posibles, concretamos qué hará en cada uno y los visualiza.  Es una tarea ardua porque los contextos cambian tan rápido que hay que ir reestructurando continuamente escenarios y pueden aparecer nuevos".  

Tercera idea: "La más kamikaze de todas, pero la que más me gusta y quizás la historia de mi vida. Hablo de jugársela, pero no de riesgos brutales. Si no te ilusionas porque argumentas que la vida te ha tratado mal, tendrás cero expectativas, cero ilusiones... De acuerdo, no te deprimirás ni te enfadarás o lo harás mucho menos. Pero para dar lo mejor de ti necesitas  ilusión, vivir. Pegártela forma parte del precio a pagar por aspirar a tu mejor versión, por vivir".  

El ADN psicológico, su último libro, es un viaje interior en busca de nuestras necesidades y retos, un camino para conocer más nuestros pasos pasados, presentes y futuros. Nos invita a cuestionarnos, a ver el cambio como algo necesario y natural; actualiza la famosa pirámide de necesidades de Abraham Maslow; nos habla de la búsqueda del sentido a través del relato y el estudio de Viktor Frankl, superviviente de la barbarie nazi y fundador de la logoterapia. Hay ejemplos, conceptos muy precisos, síntesis en un párrafo o dos de investigaciones kilométricas y hasta tres test para que descubramos cuáles de las seis necesidades psicológicas tenemos cubiertas y cuáles no. Una de las reflexiones más impactantes es, claro, muy precisa: "Si sientes mucho dolor, para. Podrías lesionarte. Si sientes mucho miedo, sigue. Podrías superarte". 

—El miedo es, sobre todo, posponer –le comento. 
—Es cierto. También es creer que no estaré a la altura de las expectativas. Si no lo intento, no pongo a prueba esa creencia. He conocido a deportistas que dos o tres semanas antes de una competición hablaban de dolencias que nunca habían tenido, empezaban a ir a la consulta médica buscando que les detectasen alguna lesión o problema. "Pep, no sé si voy a poder competir, igual en las pruebas me ven algo", me decían. 
—¿La actitud está sobrevalorada? Te da más oportunidades, pero no necesariamente La Oportunidad. 
—Exacto. La actitud te coloca en la línea de salida, pero tu posición en la carrera dependerá también de tu talento, preparación, compromiso... La actitud no siempre depende de ti. Quizás la vida te haya castigado tanto que ya no seas responsable de tu actitud por una depresión o porque vives en pobreza extrema...  Por más actitud que tengas, para recuperarte necesitarás ayuda. ¿Qué actitud sirve? La que se centre en lo que depende de ti y deje en un segundo plano aquello que no puedes controlar, las limitaciones.   
"Siempre hay hambre. El mito de que los ganadores pierden el hambre es mentira. El que gana, cada vez tiene más hambre. Sigo buscando desafíos, ya me cansaré algún día", le confesaba hace poco Sergio Hernández, seleccionador argentino y entrenador del Basket Zaragoza, a Faustino Sáez en El País
—¡Guau! Sergio me está cuestionando una creencia básica en mí. ¡Me encanta! Para mí Ronaldinho tenía cualidades suficientes para ser un mito y creo que se quedó en un jugador excepcional y diferente. Hasta ahora mi explicación era porque perdió el hambre, pero la reflexión de Sergio... Para mantener el éxito hay que mantener la prioridad y... ¿Cuál es la prioridad de un o una deportista? La preparación. En el momento en el que te olvidas de la prioridad, empeoras... A Ronaldinho pasaron a motivarle más otras cosas y no llegó donde podría haber llegado. Aparecieron otras prioridades. No es que perdiera el hambre, diría Sergio. 

Pep Marí nos invita a una reunión que tuvo con Jordi Nadal, editor y fundador de  Plataforma Editorial, cuando le entregó el manuscrito de Aprender de los campeones, su primer libro. 

—Pep, tú no hablas así –comentó Jordi Nadal.  
—Claro. Me he puesto a escribir un libro –contestó Pep Marí. 
—No, no me entendiste. Rómpelo. Quiero que escribas igual que hablas o das las charlas. 

Ese momento le marcó para siempre. Igual que otro con Ramón Bayés, su profesor, quizás quien se lo hizo pasar mejor y peor. Sin duda, "un maestro". "Nos pedía formular el objetivo de un experimento en dos o tres frases. El qué y el para qué". Seguro que Ramón Bayés vio madera en aquel joven risueño que estaba apurado. 

—¿Lo tienes claro, Pep?   
—Yo creo que sí, Ramón. Gracias.
—Explícame el objetivo del experimento...
—Bueno.... 
Diez minutos después, el maestro volvió a acercarse al discípulo. 
—¿Qué pasa, Pep?
—No consigo explicarlo en tan pocas frases...  
—¿Sabes por qué te pasa eso, Pep?  
—No, Ramón.
—Porque no lo tienes claro. 
Pep Marí vuelve al 2021: "Ramon Bayés me provocó un clic para siempre. Quiero reivindicar lo sencillo, lo pequeño, lo útil, lo obvio. Porque lo obvio puede ser muy útil. ¡De hecho, lo obvio puede ser lo más útil! Si puedo divulgar la psicología en cinco palabras, no recurriré a seis o siete. Como decía Eugeni d'Ors, vale más una buena síntesis que diez resúmenes".    
—¿El atrevimiento tiene un punto de locura? ¿Es sinónimo de riesgo? –le pregunto.   
—Me estás tocando uno de mis temas favoritos... Cuando tengo delante a alguien que trabaja con riesgo, como un bombero o una bombera, siempre le pregunto dónde empieza el riesgo y comienza la temeridad. 
—Pero el riesgo se vende muchas veces como temeridad. 
—Es verdad. Si te subes  a un coche con Carlos Sainz y coge la curva a 200 km/h, para ti el riesgo será de 10 y para él, de sólo 2. El riesgo depende de tu nivel y preparación.  

Un último consejo de Pep Marí. Para aprender a aprender es muy bueno entablar amistad con tres valores: la humildad de admitir el error como propio y olvidarse de las excusas, que te hacen perder oportunidades de aprendizaje; el análisis para ver en qué y cómo puedes mejorar; y la persistencia, practicar hasta corregir.  

—Pep, muchas gracias por estas dos horas de conversación y perdón por haberte robado tanto tiempo. 
—Toni, un placer. Las cosas que se hacen con cariño no pueden ser rápidas. El cariño es a cámara lenta. 

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