sábado, 14 de julio de 2012

Greipel devora a Sagan

El alemán empata a tres victorias con el maillot verde, al que supera en la meta por media rueda tras un gran trabajo del Lotto


Greipel celebra su triunfo en la meta - AP. 
Sacudido el Tour por el cambio de ritmo de Froome que dejó paralizado a su líder Wiggins a un suspiro de la meta en La Toussuire y del triunfo de David Millar, un “ex dopado que ha ganado limpio”, la ronda francesa vivió otro final de pirotecnia entre los dos de los corredores más explosivos al sprint: André Greipel (Rostock, Alemania, 1982) y Peter Sagan. Ganó el primero porque supo ponerse a la rueda del tercero, Boasson Hagen, por el que el Sky trabajó a destajo –incluso Wiggins puso su grano de arena para lanzar al noruego en los metros finales–. Ganó el primero, Greipel, porque se decidió antes que Sagan, con el que empata a tres triunfos en esta edición: “Me la he jugado al colocarme en la rueda de Hagen. Sé que es muy fuerte y que era una llegada muy ventajosa para él. Además, he visto que Wiggins le llevaba al sprint, así que he seguido con la idea que tenía. He tenido buen ojo”. No estaba en esa lucha Mark Cavendish, falto de forma este año, aunque es el actual campeón del mundo en ruta y el ciclista en activo que atesora más victorias en el Tour (21). 

Cavendish llegó a ocho minutos largos de un Greipel que no desaprovechó la ocasión que le brindaron sus compañeros del Lotto, inmensos para tirar del grupo de favoritos para desbaratar el sueño de Vinokourov y Albasini, los penúltimos en probar suerte. Tras alcanzar 22 segundos de renta, fueron alcanzados a 2'6 kilómetros del final y se apartaron a la derecha como hizo Luis León Sánchez, que atacó 300 metros después, aunque no encontró fuerzas para llegar primero a la meta. El objetivo del grupo de los siete escapados del día –entre los que estaba de nuevo el navarro Urtasun, que rozó la victoria en San Quintín, donde se impuso, cómo no, Greipel– y a los que se incorporó Morkov. El danés atacó, se lanzó a la aventura de pedalear en solitario, que por algo es el que acumula más kilómetros en fuga en este Tour: Morkov es el más combativo y la organización ya se lo ha reconocido dos veces. 

Cazado Morkov, lo intentó Evans con van Den Broeck, cuarto y quinto clasificados. El australiano busca su momento para tratar de estirar sus últimas opciones de revalidar la corona y de perder mucho tiempo más de tres minutos en la contrarreloj y en la etapa de La Toussuire. Van Der Broeck, por su parte, pretendía acercarse al podio de París. Pero ni uno ni otro tenía una historia tan redonda como uno de los fugados iniciales: Jimmy Engoulvent, otro francés extramotivado un 14 de julio, fecha clave en la historia de su país. De haberse mantenido fugado hasta el final, de haber cruzado  el primero la línea de meta tras coronar el Mont Saint Clair, de tercera categoría, Jimmy hubiese hecho un guiño a la expresión “los últimos serán los primeros”, fue fue el farolillo rojo la novena y la décima etapa. Pero su sueño se esfumó rápido y Greipel, gracias al trabajo del Lotto –“éste es el mejor grupo de compañeros que he tenido nunca”, reconoció, después de abrazarles uno a uno–, se llevó la gloria. Le sacó media rueda a Sagan, el primer agitador de un Tour que sigue liderando Wiggins gracias a que el Sky obligó a Froome en su famoso cambio de ritmo. El líder ya está decidido, por mucho que la carretera surjan dudas.   

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