No parece un tenista al uso. Rodeada de una barba débil, su cara, muy, muy blanca, parece pertenecer a alguien enfermizo y no a todo un campeón de la Copa de Maestros, punto final de la temporada al margen de la Davis. Por un día Nikolay Davydenko (Sverodonezk, Ucrania, 1981 y nacionalizado ruso con 18 años) no se muestra frío y sonríe levanta sus brazos con alivio y rabia a la vez. Acaba de dar por fin dar el paso que llevaba tiempo buscando, ganar un trofeo importante, y lo ha conseguido el año en el que se ha pasado lesionado los tres primeros meses. Pasase lo que pasase iba el campeón iba a ser alguien inesperado porque tampoco entraba entre los favoritos que el argentino Martín Del Potro alcanzase la final de Londres, que ganó Davydenko por 6-3 y 6-4 en una hora y 23 minutos. Como confesó el propio Davydenko, cuyo mejor resultado en un Grand Slam este curso fue llegar a cuartos en París, llegó a la Copa de Maestros –su 19º torneo– sin haberse podido los días previas y con muchas dudas sobre su estado físico. En la presentación de los ocho protagonistas fue uno de los más ignorados por los periodistas y durante los días de la competición ningún aficionado se acercó al ruso para pedirle un autógrafo. O eso es lo que dijo Davydenko, que con un tono irónico similar anheló ser más querido en Rusia: “Ahora que Marat Safin se ha retirado y ya no es famoso espero que yo pueda ser también así popular y que la gente me apoye”. A Davydenko no se le olvida un encuentro que disputó contra Safin en Moscú y en el que “el 80% del público” estaba a favor de su rival.
Semifinalista dos veces en Roland Garros y el US Open, el nuevo maestro es un tenista explosivo en la pista y de declaraciones contundentes fuera de ella. Hace unos días defendió que “Nadal sólo tiene físico, no dispone ni de saque ni de volea”. Más divertido se mostró Davydenko tras ganar en Londres refiriéndose a su altura (1’77 metros): “Soy pequeño, porque cada día pierdo un kilo”. Un comentario que utilizó para defender que todo el mundo puede ser número uno y que puede utilizar diferentes estilos para conseguirlo y quizás para autodefinirse, pues sus golpes son diferentes y están totalmente alejados de los movimientos clásicos. El número uno le queda lejos, pero de momento acaba el 2009 como sexta mejor raqueta del mundo después de ganar en el round-robin a Nadal y Robin Soderling, y sobre todo a Roger Federer -contra quien había eprdido sus 12 encuentros anteriores- en unas duras semifinales. Sólo Novak Djokovic, precisamente quien le venció en la final de 2008, pudo ganarle.
Viaje a las Islas Malvinas
“Djokovic, Federer, Sampras…”, enumeró Davydenko señalando las inscripciones de la Copa de Maestros. “Y ahora, en el 2009, yo. Mi nombre estará aquí para siempre”, apostilló, orgulloso, para confesar después que parte de los 1.510.000 dólares que ha ganado en Londres los invertirá en un viaje a las Islas Malvinas con su esposa. Aunque también expresó su deseo (otra ironía) de comprarse un piso en Moscú, pese a que “los precios estén muy altos. Habrá que esperar a que bajen”.
El epílogo de la temporada ha sido balsámico para Davydenko y contrasta con la pesadilla del inicio, cuando se lesionó en el talón izquierdo en Chennai. Un contratiempo que le impidió, entre otras cosas, estar presente en el Abierto de Australia y no tener la opción de defender el título en Miami. Reapareció en la temporada de tierra y alcanzando los cuartos de final de Montecarlo, para después llegar a semifinales del Godó (perdió con Nadal) y Estoril. Soderling le impediría alcanzar la penúltima ronda en Roland Garros. Davydenko estaba en plena forma y lo demostró ganando cuatro torneos en dos meses: Hamburgo (contra Paul-Henri Mathieu), Umag (Juan Carlos Ferrero), Kuala Lumpur (Fernando Verdasco) y Shanghái (Nadal). El quinto y último del año es la Copa de Maestros. Uno menos que su mejor temporada, 2006, cuando ganó seis (Sopot, Poertschach, New Haven, Moscú y París) y concluyó el curso como número tres mundial, su tope histórico.
Davydenko es consciente de que jamás se podrá quitar el sambenito de su supuesto partido amañado en la segunda ronda del torneo de San Petersburgo en 2007. Fue acusado directamente por la ATP de “no haberse esforzado lo suficiente” en su derrota ante el entonces desconocido Cilic, ante el que ganó en menos de media hora el primer set y perdió los otros cometiendo hasta diez dobles faltas. Incluso el juez de silla, el belga Jean-Philippe Dercq, le reprendió por su actitud. “Cuando hice una doble falta me dio un aviso por mal comportamiento. Decía que estaba tirando el partido”, explicó en su momento Davydenko. Ahora ya es todo un maestro.
2 comentarios :
Se merecía más que ningún otro jugador ganar este torneo.
Ha hecho un torneo perfecto.
Saludos
una lástima por del potro, que venía muy bien, pero davydenko es merecido ganador...
saludos
http://d-coleccion.blogspot.com/
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