Hamilton, eufórico, en el podio de Shanghái -EFE. |
Fernando Alonso no es dado a hacer autocrítica. Tiene razón el asturiano en quejarse de que su 150º Italia esté lejos de los McLaren y sobre todo de los Red Bull, pero bien haría en mirarse el ombligo, pues con la misma máquina y estrategia (dos paradas) su compañero Felipe Massa le aventajó en casi 15 segundos, aunque sólo les separase una posición. El brasileño, sexto, le adelantó en la salida y durante algunas vueltas fue el único en seguir de cerca a Sebastian Vettel, que perseguía su tercera victoria consecutiva del curso y la quinta en el acumulado. El alemán se quedó con las ganas, pues a cuatro vueltas para el final no pudo evitar que Lewis Hamilton le superase en paralelo y ganase por segunda vez el GP de China gracias, en parte, a que McLaren le reservó un juego de neumáticos blandos en la calificación. Todavía quedaba un adelantamiento más en la prueba más entretenida este año: Mark Webber le birló a Jenson Button la tercera plaza en el penúltimo giro y completó una remontada sensacional. El australiano había salido 18º.
"Lo más fácil es tener un Red Bull ahora", recalcó Alonso desganado. El piloto de Ferrari defendió que si una escudería como la suya no ha conseguido alcanzar un podio en las tres primeras carreras es que algo no funciona. El principal déficit del monoplaza es la aerodinámica, capital en tiempos de hegemonía de Red Bull, que tiene preocupaciones anecdóticas, como no poder utilizar bien el KERS. Una inquietud menor. Más signiticativo fue que a Vettel se le estropease la radio interna, ya que durante gran parte de la carrera no pudo recibir los datos propios ni de los rivales. Pero al actual campeón tampoco le supuso nada del otro mundo estar desinformado. Antes de que fallase dicho sistema de comunicación, Vettel sí había flaqueado ante el ímpetu de los McLaren, que le superaron por la derecha en la salida. Button se puso primero, pero perdió lo ganado en la primera parada en boxes. El británico se confundió de garaje, un despiste de aficionado que le puso casi imposible su victotria del año pasado en el circuito de Shanghái e hizo que Vettel le superase sin mover un dedo. El liderato de la carrera fue efímero para los Ferrari (vuelta 15 para Massa y 16 para Alonso), primeros sólo porque los mejores habían cambios sus neumáticos.
Massa se olvida del podio
La diferencia entre los dos pilotos de Ferrari fue la competividad. Alonso tardó casi diez vueltas en superar a Michael Schumacher, un objetivo con el que llegó a fracasar incluso utilizando el DRS, el alerón trasero móvil. En ese tiempo el brasileño, que había alargado menos la primera parada, se puso segundo, sólo superado por Vettel y aguantó como pudo los ataques de su inmediato perseguidor, Hamilton, que le adelantó en la 45ª vuelta. Cinco giros más tarde Felipinho fue superado por Button y después por el sorprendente Webber. Massa se veía celebrando su primer podio desde octubre en el GP de Japón: "Ha sido un pecado. Era una carrera fantástica". Pero los neumáticos se fueron desgastando: "Quizás con otra estrategia...". El subcampeón de 2008 se refería a haber optado por tres paradas (en vez de dos) como habían hecho Webber, Hamilton y Rosberg, que fue quinto. A Alguersuari le pusieron mal la rueda trasera izquierda en boxes y tuvo que abandonar.
"Lo más fácil es tener un Red Bull ahora", recalcó Alonso desganado. El piloto de Ferrari defendió que si una escudería como la suya no ha conseguido alcanzar un podio en las tres primeras carreras es que algo no funciona. El principal déficit del monoplaza es la aerodinámica, capital en tiempos de hegemonía de Red Bull, que tiene preocupaciones anecdóticas, como no poder utilizar bien el KERS. Una inquietud menor. Más signiticativo fue que a Vettel se le estropease la radio interna, ya que durante gran parte de la carrera no pudo recibir los datos propios ni de los rivales. Pero al actual campeón tampoco le supuso nada del otro mundo estar desinformado. Antes de que fallase dicho sistema de comunicación, Vettel sí había flaqueado ante el ímpetu de los McLaren, que le superaron por la derecha en la salida. Button se puso primero, pero perdió lo ganado en la primera parada en boxes. El británico se confundió de garaje, un despiste de aficionado que le puso casi imposible su victotria del año pasado en el circuito de Shanghái e hizo que Vettel le superase sin mover un dedo. El liderato de la carrera fue efímero para los Ferrari (vuelta 15 para Massa y 16 para Alonso), primeros sólo porque los mejores habían cambios sus neumáticos.
Massa se olvida del podio
La diferencia entre los dos pilotos de Ferrari fue la competividad. Alonso tardó casi diez vueltas en superar a Michael Schumacher, un objetivo con el que llegó a fracasar incluso utilizando el DRS, el alerón trasero móvil. En ese tiempo el brasileño, que había alargado menos la primera parada, se puso segundo, sólo superado por Vettel y aguantó como pudo los ataques de su inmediato perseguidor, Hamilton, que le adelantó en la 45ª vuelta. Cinco giros más tarde Felipinho fue superado por Button y después por el sorprendente Webber. Massa se veía celebrando su primer podio desde octubre en el GP de Japón: "Ha sido un pecado. Era una carrera fantástica". Pero los neumáticos se fueron desgastando: "Quizás con otra estrategia...". El subcampeón de 2008 se refería a haber optado por tres paradas (en vez de dos) como habían hecho Webber, Hamilton y Rosberg, que fue quinto. A Alguersuari le pusieron mal la rueda trasera izquierda en boxes y tuvo que abandonar.
Una vez pasado Massa, Hamilton fue a por el único que le quedaba por delante Vettel, que se defendió como pudo hasta que no pudo contener a su rival más importante en la clasificación (tan desigual está el Mundial que les separan 21 puntos). Hamilton respiró de alivio y pudo festejar la 15ª victoria de su carrera. Una de las tres más especiales para él después de las de "Silversonte y Mónaco" de la temporada 2008, cuando que se proclamó campeón. "Existo, vivo y respiro para ganar", valoró Hamilton, "amo ganar y por eso no puedo ser más feliz". Nunca perdió la calma ni tan siquiera se puso nervioso cuando vio que sus mecánicos rodeaban el McLaren antes de la carrera: "No sabía que faltaba una pieza, pero para mí era muy importante no desconcentrarme". Y lo consiguió. Es el primero en cinco carreras en superar a Vettel.
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