domingo, 4 de septiembre de 2011

Mo Farah se hace con el oro en los 5.000 y Jesús España acaba 12º

Mo Farah, tras llegar a la línea de meta - EFE.

Ir por detrás da una perspectiva general -la que tendría un telespectador- y permite evitar algunos de los peligros en el tartán, como los codazos y las caídas ajenas. El problema para Jesús España es que no fue una pose: en el kilómetro 4 iba el último de los no descolgados. e intentó progresar por el interior, pero no llegó a inquietar al grupo delantero. Ahí donde estaba Mo Farah, que antes de llegar a la última vuelta hizo un cambio selectivo, definitivo en definitiva, a pesar de la remontada de Bernard Lagat en la última recta. Mo Farah (13:23.37) se quitó la espina de los 10.000 -fue plata- llevándose el oro en los 5.000, mientras que otro de los favoritos, Imane Merga, fue bronce durante unas horas, las que tardó la organización en descalificarse por encarar la curva por dentro, con lo que el metal recayó en Dejen Gebremeskel y España ascendió un puesto, del 13º al 12º.

Mo Farah dejó que otros, como Koech o el propio Merga, tirasen del grupo al principio para reservar energías y dar el golpe preciso antes de la última vuelta, que supuso la primera gran criba de la prueba, y logró mantenerse primero a pesar del gran sprint de Lagat, el bicampeón mundial en Osaka 2007 en 1.500 y 5.000 que no pudo alcanzar a un rival fino y poderoso que el año pasado en Barcelona se llevó el oro en los 10.000 y 5.000. Entonces España le puso en aprietos y le levantó el brazo en señal de reconocimiento.  

Esta vez Mo Farah, entrenado por Alberto Salazar y en Oregón desde febrero, ganó más de diez segundos antes de lo que entró España, crítico con los que critican los resultados del equipo nacional (sólo el bronce de Natalia Rodríguez y el cuarto puesto de Manolo Olmedo en el milqui): "Hay buenos resultados y malos, de todo como en botica. Lo que hay que exigir a los atletas es que compitan al nivel que vienen en el ránking de marcas y no crear falsas expectativas". Y volvió a felicitar a su amigo Mo Farah -"ha corrido muy bien, es justo vencedor"- para reconocer que debe coger "una marcha más" que sus principales rivales africanos, menos tras la renuncia a la prueba de Bekele, para beneficiarse de su último 500: "El problema está en hacer ese 500 rápido cuando llegas al 4.500. Ellos llegan con soltura". 

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