Stoner festeja la 39ª victoria de su carrera - EFE. |
Alguien se agenció una sábana y rebautizó al circuito escribiendo Philllip Island con un rotulador negro y tachando con uno rojo Phillip para poner debajo Casey's. Casey's Island: la Isla de Stoner. El bautizo no es fruto de la devoción, sino de la realidad, pues en los últimos cinco años el australiano ha dominado de principio a fin la prueba de su casa. Cinco victorias de cinco. Triunfos tan claros que sólo en 2009 no cruzó primero en una vuelta, la inicial. En Australia Stoner, además, selló el noveno triunfo de una temporada redondeada con su proclamación como bicampeón del mundo de MotoGP: "¡Es fantástico! En mi cumpleaños, en Phillip Island y con cinco victorias consecutivas...". Y sin Jorge Lorenzo en pista, que se cayó en el warm up y fue operado con éxito en Melbourne del dedo anular de la mano izquierda -se perderá la próxima cita en Malasia y es duda para Valencia-. El Mundial quedó decidido antes de la carrera, pues Stoner, que visitó a su rival para preocuparse por su rival, sólo necesitaba un sexto para festejar su 26º aniversario con un regalo impagable y devolver a Honda a lo más alto en la temporada de su debut. Pero el aussie quiere ganar siempre y fue al límite para alcanzar 6'9 segundos de ventaja máxima sobre el segundo clasificado, que acabó siendo Marco Simoncelli después de un bello duelo con su enemigo Andrea Dovizioso. Fuera del podio, cuarto, se quedó Dani Pedrosa, mientras que Álvaro Bautista se cayó cuando iba quinto y llovía -las gotas duraron poco-. Valentino Rossi acabó en el suelo en seco, justo después de superar al español en la curva donde ganó los títulos de 2001 y 2004 ante Biaggi y Gibernau, respectivamente. La historia es caprichosa.
Sólo diez pilotos acabaron una carrera imborrable para Stoner, que partía con la pole, la undécima en 16 carrera. Una barbaridad en un año en el que sólo ha tenido un par de desengaños: en Jerez Il Dottore se lo llevó por delante y tuvo que abandonar y en Sachsenring Lorenzo le quitó la segunda plaza en la última vuelta. Ya está, esos son los dos episodios tristes. Lo demás, alegrías: nueve triunfos de los 39 de su carrera (Catar, Francia, Catalunya, Gran Bretaña, Estados Unidos, República Checa, Indianápolis, Aragón y Australia), un segundo puesto y cinco terceros. 15 podios de 16 posibles, por 10 de su único perseguidor, Lorenzo, embestido por Simoncelli en Assen y una semana antes se cayó bajo la lluvia en Silverstone.
El crecimiento del australiano
En febrero Stoner será padre y su mujer Adriana, la futura madre, fue quien le dio la camiseta conmemorativa de su segundo título mundial de la máxima categoría. Una camiseta sin margas, con un número uno bien grande, los colores de Australia, la noticia -que es campeón- y el nombre de su nuevo equipo, Repsol Honda, que no había ganado en Phillip Island en la era de las 800cc y sobre todo no se llevaba un Mundial de constructores y de pilotos desde 2006, cuando Nicky Hayden ganó el título en Valencia tras una caída absurda de Rossi. La salida de Il Dottore deprimió a Honda, acostumbrada a ser la referencia con el italiano, que llegó a Yamaha, un equipo confundido entonces, y se hizo con la victoria en su estreno en Welkom (Sudáfrica). Ese año, el 2004, Stoner acabó quinto del campeonato de 125cc en su cuarto año en el mundial. Al año siguiente fue subcampeón de 250 tras Pedrosa y en 2006 ascendió a la máxima categoría. Muchos no le auguraban futuro alguno, pues estaba más en el suelo que en la pista.
Críticas que le dolieron y que le hicieron mejorar como piloto. Así que la temporada después fue campeón con Ducati con cierta facilidad. "¿Por qué te caíste tanto el año pasado?", le preguntaba Dennis Noyes en Motoclismo. "Yo sé por qué y creo que es obvio. Con los resultados de este año, está claro que algo fallaba en 2006 y que no era el piloto. Yo no voy a decir lo que pienso, pero lo que fallaba tampoco era el equipo. Ellos hacían todo para ayudarme, pero hay ciertas compañías que a través de los años han jugando con sus pilotos, favoreciendo a unos y perjudicando a otros simplemente porque quieren que ganen algunos y no quieren que ganen otros". Stoner, eterna cara de adolescente, no entendía nada el comportamiento de su moto, que se mostraba diferente de "carrera en carrera y hasta de un entrenamiento a otro". Dos sucesos le mermarían en los tres años siguientes a su primer título: el irrepetible adelantamiento de Rossi en el Sacacorchos de Laguna Seca y sobre todo los problemas de salud, provocados por su intolerancia a la lactosa. Hasta que los médicos no detectaron el problema, el australiano acabó varias pruebas demacrado, mareado, totalmente deshecho.
Sólo diez pilotos acabaron una carrera imborrable para Stoner, que partía con la pole, la undécima en 16 carrera. Una barbaridad en un año en el que sólo ha tenido un par de desengaños: en Jerez Il Dottore se lo llevó por delante y tuvo que abandonar y en Sachsenring Lorenzo le quitó la segunda plaza en la última vuelta. Ya está, esos son los dos episodios tristes. Lo demás, alegrías: nueve triunfos de los 39 de su carrera (Catar, Francia, Catalunya, Gran Bretaña, Estados Unidos, República Checa, Indianápolis, Aragón y Australia), un segundo puesto y cinco terceros. 15 podios de 16 posibles, por 10 de su único perseguidor, Lorenzo, embestido por Simoncelli en Assen y una semana antes se cayó bajo la lluvia en Silverstone.
El crecimiento del australiano
En febrero Stoner será padre y su mujer Adriana, la futura madre, fue quien le dio la camiseta conmemorativa de su segundo título mundial de la máxima categoría. Una camiseta sin margas, con un número uno bien grande, los colores de Australia, la noticia -que es campeón- y el nombre de su nuevo equipo, Repsol Honda, que no había ganado en Phillip Island en la era de las 800cc y sobre todo no se llevaba un Mundial de constructores y de pilotos desde 2006, cuando Nicky Hayden ganó el título en Valencia tras una caída absurda de Rossi. La salida de Il Dottore deprimió a Honda, acostumbrada a ser la referencia con el italiano, que llegó a Yamaha, un equipo confundido entonces, y se hizo con la victoria en su estreno en Welkom (Sudáfrica). Ese año, el 2004, Stoner acabó quinto del campeonato de 125cc en su cuarto año en el mundial. Al año siguiente fue subcampeón de 250 tras Pedrosa y en 2006 ascendió a la máxima categoría. Muchos no le auguraban futuro alguno, pues estaba más en el suelo que en la pista.
Críticas que le dolieron y que le hicieron mejorar como piloto. Así que la temporada después fue campeón con Ducati con cierta facilidad. "¿Por qué te caíste tanto el año pasado?", le preguntaba Dennis Noyes en Motoclismo. "Yo sé por qué y creo que es obvio. Con los resultados de este año, está claro que algo fallaba en 2006 y que no era el piloto. Yo no voy a decir lo que pienso, pero lo que fallaba tampoco era el equipo. Ellos hacían todo para ayudarme, pero hay ciertas compañías que a través de los años han jugando con sus pilotos, favoreciendo a unos y perjudicando a otros simplemente porque quieren que ganen algunos y no quieren que ganen otros". Stoner, eterna cara de adolescente, no entendía nada el comportamiento de su moto, que se mostraba diferente de "carrera en carrera y hasta de un entrenamiento a otro". Dos sucesos le mermarían en los tres años siguientes a su primer título: el irrepetible adelantamiento de Rossi en el Sacacorchos de Laguna Seca y sobre todo los problemas de salud, provocados por su intolerancia a la lactosa. Hasta que los médicos no detectaron el problema, el australiano acabó varias pruebas demacrado, mareado, totalmente deshecho.
Ahora vuelve a ser campeón del mundo con su estilo, el de vencer desde la primera vuelta. Calienta mejor que nadie los neumáticos y ha sido el único que ha entendido la Ducati en los últimos tiempos. Y ha hecho campeona otra vez a Honda, que en Phillip Island ocupó las cuatro primeras posiciones. Cerró la lista Pedrosa, al que corresponde parte del mérito del Mundial, pues ha ayudado año tras año a mejorar la moto. Esta vez no ha podido aprovecharse de la máquina después de que Simoncelli le tirase en Le Mans. El escenario del único mal gesto de Stoner en todo el año: durante el calentamiento golpeó a De Puniet por meterse en medio cuando buscaba la vuelta rápida. Con Rossi en Jerez actuó con palabras. "¿Estás bien?", le preguntó cuando Il Dottore fue a pedirle disculpas al box.
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