Murphy, durante el partido - Rocío Benítez / FEB. |
TONI DELGADO / Arganda del Rey
Fueron unos minutos, quizás cinco, los que el entrenador utilizó para intentar tranquilizar a su jugadora más resolutiva, desquiciada por la defensa de Moore en la primera parte. Anna Cruz (Barcelona, 1986) estaba sufriendo. "Le he comentado que si había una jugadora de nuestro equipo que no se merecía estar pasándolo mal era ella", relató Miguel Méndez, "nos ha aguantado durante muchos meses de la temporada con su defensa y su ataque y en una fiesta como es la Copa no se merecía estar sufriendo. Quería que disfrutase más". Cruz, "una jugadora fundamental, sino la que más" había fallado sus ocho tiros, inquieta por la defensa rival y sólo pudo desquitarse en el tramo final, cuando metió seis de sus ocho puntos. El último fue un triple, una solución que el anfitrión, Rivas Ecópolis, apenas buscó (2/8). Aguilar y Carson fallaron los que podían haber metido en la pomada a su equipo en los últimos segundos y, al final, el Ros Casares, el gran favorito, cumplió su cometido venciendo por 61-51 y clasificándose para la final de la Copa de la Reina de Arganda del Rey. Un triunfo en el que sacó a relucir su fondo de armario y donde lucieron especialmente la propia Moore y Murphy.
No debe resultar sencillo encajar en un mismo equipo a un cúmulo de estrellas y que se olviden que lo son. Pero Roberto Íñiguez parece haber dado con la tecla y el primer calificativo que utilizó para definir a su equipo fue que es "humilde". Estaba contento de haber ganado un encuentro cerrado y en el que Rivas consiguió trabarles en la pintura y exigirles jugar en estático. Aunque las valencianas estuvieron finas cuando tocaba y se mantuvieron siempre por delante en el marcador desde su primer golpe sobre la mesa, el parcial de 9-2 justo antes del descanso (32-20) con un par de contraataques seguidos de Murphy.
La ex jugadora del Sóller continuaría su exhibición en el tercer cuarto en un partido que había comenzado con otra gran irrupción, la de Moore, tan decidida para frenar a Cruz y forzarle a probar tiros muy forzados como para anotar los 12 primeros puntos de su equipo. Exacto balance que el de un Rivas más coral, superior en los rebotes y lanzado por la tenacidad de Nicholls (13 puntos y seis rebotes) y la dirección de Aguilar, bajo la atenta mirada de miembros de su peña en Valencia, donde dejó un recuerdo imborrable, como Valdemoro, que no pudo jugar por lesión.
La ex jugadora del Sóller continuaría su exhibición en el tercer cuarto en un partido que había comenzado con otra gran irrupción, la de Moore, tan decidida para frenar a Cruz y forzarle a probar tiros muy forzados como para anotar los 12 primeros puntos de su equipo. Exacto balance que el de un Rivas más coral, superior en los rebotes y lanzado por la tenacidad de Nicholls (13 puntos y seis rebotes) y la dirección de Aguilar, bajo la atenta mirada de miembros de su peña en Valencia, donde dejó un recuerdo imborrable, como Valdemoro, que no pudo jugar por lesión.
Juego de extremos
Es la Copa una competición que exige tener la cabeza fría en todo momento, desdramatizar los errores y minimizar los aciertos. Demanda regularidad y no concede ninguna tregua. Cualquier detalle es decisivo y un mal parcial puede acabar siendo decisivo e irremediable. La tensión es máxima, como se comprobó en los primeros minutos de esta primera semifinal, con dos equipos que comparecieron con los nervios a flor de piel y la sangre caliente. Por eso se sucedieron tiros mal seleccionados, bien defendidos o, directamente, muy mal tirados. Era un juego de extremos en el que faltaba precisión y concentración. Así, a Aguilar le sobraba medio metro en su triple, a Nicholls le faltaba otro medio para alcanzar la pelota y Moore se equivocaba en una asistencia para Wauters, que a su vez se quejaba de una personal tocándose el brazo, donde decía haber recibido el impacto.
Para impacto, la irrupción de Moore, una de las defensores -junto a Honti, Murphy y Vesela- de Cruz, que se tranquilizó tras la charla con Méndez, aunque siguió con su mala puntería. Al menos sentó en el banquillo durante un rato a Moore, cargada con tres personales. Y entonces resurgió de nuevo Murphy. Le sobran recursos al Ros, que cerró el tercer cuarto con un margen importante (50-40), pese al martirio de Wauters y Lyttle en la pintura y la tenacidad de Jones, tan acertada en el rebote ofensivo y en los lanzamientos como desacertada en los tiros libres (3/6).
Carson asumió la responsabilidad en el Rivas y bajó la diferencia a un dígito por primera vez en mucho tiempo, pero en el siguiente ataque falló una entrada y Jackson y Murphy no perdonaron desde más allá de 6'75. La distancia que pudo cambiar las cosas para el conjunto de Miguel Méndez, pero ese par de tiros no entraron y Ros confirmó su cartel de favorito y alcanzó la final de Copa.
ROS CASARES 61 (12+20+18+11): Palau (4), Moore (16), Vesela (1), Wauters (4) y Lyttle (9) -quinteto titular-, Domínguez (-), Honti (-), Murphy (17) y Jackson (10).RIVAS ECÓPOLIS 51 (12+8+20+11): Aguilar (5), Cruz (8), Carson (12), Jones (11) y Nicholls (13) -quinteto titular- Gimeno (-), Gema García (-), Krivacevic (2) y Pirsic (-). Árbitros: Lucas de Lucas, Ángel de Manuel y Sergio Rodríguez. Incidencias: primera semifinal de la Copa de la Reina de Baloncesto disputado en el Pabellón Príncipe Felipe de Arganda del Rey (Madrid).
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