lunes, 21 de mayo de 2012

Nadal se convierte en hexacampeón en Roma desquiciando otra vez a Djokovic


Nadal celebra su sexto título en Roma - AFP.

Un día atípico, un lunes al mediodía y con buen tiempo, se jugó una final que bien podría repetirse a principios de junio en Roland Garros y que se había aplazado el día anterior primero por la lluvia y después por coincidir con la final de la Coppa italiana. Un trofeo que acabó llevándose el Nápoles 22 años después de su último título y el día de la despedida de la Juve de Alessandro Del Piero. Un icono del fútbol como lo es para el tenis Rafa Nadal, humano en la derrota y en la victoria, tan detallista como para hacer su discurso como vencedor en el Foro Itálico de Roma en un italiano sin dudas. Así estuvo en la arcilla el tenista balear ante Novak Djokovic, al que desquició y despertó su lado más animal, esa versión de tenista que se pierde en gestos de rabia y que destrozó una raqueta. Nadal salvó hasta seis pelotas de rotura para convertirse en hexacampeón del Másters 1.000 de Roma, vengar de la derrota del año anterior con un 7-5 y 6-3 en dos horas y 20 minutos, y recuperar el número dos mundial en detrimento de Roger Federer, a quien también supera en número de títulos de esta categoría.     

El Djokovic del 2011 era un tenista de hielo, casi imperturbable a sus fallos y muy convencido de sus posibilidades. En enero en Australia el serbio le ganó a Nadal la séptima final consecutiva tras seis horas eternas. La derrota fortaleció a Nadal, que se vio muy cerca del actual número uno y que meses después le batió en Montecarlo y ahora en Roma. Entre medias, el título en el Godó para el balear y la eliminación prematura de ambos en Madrid: a ninguno de los dos les convenció la pista azul y aseguraron que no volverán el año que viene si no cambian las cosas. 

Pelotas de rotura 

Nadal ha vuelvo a ganarle la partida mental a Djokovic, hecho una furia con 4-5 a su favor y 30-30 cuando el juez de silla mandó repetir un punto cuando la nota había tocado la línea de dobles. Al serbio le perdió la rabia y su rendimiento bajó en picado. Sirviendo Nadal con 30-0 y 6-5 Djokovic la pagó con la raqueta, que acabó destrozada en un poste de la red. Ahí donde falló un par de remates sencillas y donde acabó el partido con su cuarta doble falta –firmó hasta 35 errores no forzados–. 


Nadal no se destempló a pesar de verse con cuatro bolas de break en contra en el inicio de la segunda manga. Las salvó todas. El balear fue un tenista más entero y se procuró cuatro de las siete de las que dispuso. Llegará a Roland Garros en plena forma, a un título de festejar los 50 de su carrera y después de batir por segunda vez consecutiva al rival contra el que más veces seguidas ha perdido.  

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