viernes, 11 de mayo de 2012

Un Barça peleado contra sí mismo y acribillado por Spanoulis se queda sin final en Estambul (68-64)


Spanoulis a punto de tirar ante Ndong - Euroleague. 


Ha perdido pelo, tiene una entrada importante, pero ha ganado en presencia y en acierto. Vassilis Spanoulis (Larissa, Grecia, 1982) es como el palomita en los juegos infantiles, el participante al que se le permite todo porque es el pequeño. El tirador tiene carta blanca en un Olympiacos debilitado en su presupuesto, pero grandioso en su esfuerzo que controló la semifinal ante un Barça peleado contra sí mismo, muy tímido e impreciso casi siempre. Casi siempre tembloroso, sobre todo en el caso de Huertas, Mickeal y Eidson, perdidos casi siempre, en un equipo que nunca tuvo el gobierno de la cita y sólo pudo optar a ser un superviviente. Lo que le dejó ser un Olympiacos aplicado en defensa, con un Dorsey que parecía tener un imán con los rebotes ofensivos, y un Mantzaris que inquietó a Navarro, mermado físicamente y máximo anotador pese a todo de su equipo con 18 puntos. Perdedores por 68-64 en un final ajustado en parte por unos árbitros quisquillosos con el Olympiacos, los azulgrana tendrán que conformarse con luchar por el tercer puesto con el Panathinaikos. Mientras que el conjunto de Ivkovic se vengó de la final perdida hace dos años en París y opositará, con todo merecimiento, por su segunda Euroliga contra el CSKA de Moscú. 

Rodeado de periodistas en la previa, Sada había dicho que el equipo estaba en el mejor momento de la temporada y que tenían que ir por esa línea, que jugar de otra forma en una final era una eliminación asegurada. Y el Barça se presentó como otro equipo, como un plantel blando en defensa y tan inocente que a cada ataque parecía descubrir que el 7 rival, ese tal Spanoulis, era muy bueno, cuando es algo que se sabe desde hace años y del que Sada habló maravillas durante ese canutazo con los periodistas. El tirador griego agrietaba cuanto quería a unos azulgrana que necesitaron casi cuatro minutos en anotar sus primeros puntos (8-2) y se recuperó con la aportación de Ndong, debilitado por un virus estomacal, y por su dominio en rebote, en especial el ofensivo. Las capturas hicieron que la sangría no fue mayor.  

Dorsey, con un imán

Spanoulis llevaba la batuta de un partido en el que el Barça no se sentía cómodo ni se reconocía, en el que no podía hacer nada más que intentar sobrevivir a su caraja. Lo hizo gracias a un Vázquez muy centrado y valiente y con un Navarro infalible por momentos que puso el 26-27 (a los 16m 35s), la que sería su única ventaja en un partido en el que fue siempre a remolque y en el que siempre se encontró a Spanoulis cuando se acercaba en el marcador. En ese momento Spanoulis se marcó un dos más uno ante Perovic, bastante entero pese a ser un actor de rango bastante inferior al secundario. Con un mate de Dorsey se llegó al descanso (33-29). Era el aviso del ex jugador del Caja Laboral de que iba a ser protagonista a partir de entonces. Vaya si lo fue.  

El regreso de los vestuarios resultó nefasto otra vez para los azulgrana, golpeados por Printezis, al que en Málaga se quitaron de en medio por bajo rendimiento, y a Dorsey, poco valorado en Vitoria (41-33 a los 22m 23s). Resistió como pudo el Barça con la única canasta de un Mickeal enfadado con sí mismo y el concurso de Vázquez, gigante, todo lo contrario que Eidson, irrelevante desde el inicio o Huertas, errático casi siempre, especialmente al final. El brasileño perdió un balón inocente al inicio del último cuatro, un regalo para Antic. Huertas lo remedió en la jugada siguiente, pero los azulgrana estuvieron más enteros con Sada en pista, que consiguió inquietar a Spanoulis y fue valiente en ataque. El base de Badalona fue quien acercó más a su equipo (56-55 a 6m 22s). Fue entonces cuando surgió Dorsey para capturar cualquier rebote ofensivos: de uno, por ejemplo, sacó Printezis un triple, con otro, Papanikolau, inmenso, se fue a la línea de personal. 

Navarro volvió a morder (63-61 a 1m 30s) y otra vez replicó Spanoulis con un triple. Los árbitros empezaron a ser más rigurosos con los contractos del Olympiacos y el Barça pudo jugar un final apretado por su pericia con los tiros libres. Pero Huertas falló un triple básico, Dorsey anotó un dos más uno y el resumen fue un mal tiro de tres desde muy lejos y con todo perdido, después de que Papanikolou fallase dos tiros libres con la tranquilidad de que todo estaba hecho, de que su equipo se había impuesto a un rival superior por nombres, pero muy inferior en el Sinan Erzem Arena de Estambul. 

OLYMPIACOS 68 (17+16+17+18): Spanoulis (21), Mantzaris (4), Keselj (-), Dorsey (8), Antic (4) -quinteto inicial-, Law (4), Printezis (14), Papanikolaou (9), Sloukas (2) y Hines (2). BARÇA 64 (11+18+18+17): Huertas (4), Navarro (18), Lorbek (9), N''Dong (10) -quinteto inicial-, Mickeal (4), Sada (6), Wallace (3), Vázquez (8), Ingles (-), Perovic (2). Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Robert Lottermoser (GER) y Tolga Sahin (ITA). Eliminaron por cinco faltas personales a Law (min.38). Incidencias: Segunda semifinal de la Final a Cuatro de la Euroliga disputada en el Sinan Erzem Arena de Estambul ante 15.262 espectadores.

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