No se gana con el
uniforme ni con un pasado glorioso, se vence apartándose de los
opinadores y del ombligo propio y retando al rival. En equilibrio. Ante Rusia
España resultó un equipo voluble, capaz de bordarlo como de echarlo
todo por la borda y parecer tan inocente como el emperador del
cuento, que pretendía llevar el traje más ostentoso y se dejó
engañar para salir a la calle en cueros. Un tirador como
Fridzon hizo de Kirilenko -pasó desapercibido– y un
técnico como David Blatt, excelente gestor, desnudaron por
completo a la selección remontándole 18 puntos (2-20 a los 5m 17s) y revirtiendo el 60-69 a 4m
40s. Convendría no quedarse con el fallo de Pau Gasol en uno de los
dos tiros libres para forzar la prórroga –Fridzon después no erró
los suyos– ni con la horrible última jugada de su hermano Marc,
que perdió la pelota, bloqueada por Ponkrashov. La selección no
cayó 77-74 por esos detalles, sino por su candidez en defensa
y su frustración en ataque, por saberse ganadora antes de tiempo. A
España, que ya no podrá ser líder del grupo B, se le complica el
futuro en Londres y podría encontrarse con Estados Unidos en
semifinales. Pero antes deberá concluir la primera fase ante Brasil
y superar los cuartos.
Maduró el partido como
le convino a su equipo Blatt, advertido al final por un ayudante de
que le quedaban dos tiempos muertos y que solicitó antes y después
de los tiros libres de Pau, inmenso con once puntos en el inicio de
una España en la que anotaron cuatro jugadores del quinteto inicial
en el mencionado 2-20. Ausente y bien defendido por Rudy –y
después por San Emeterio-, a Kirilenko le costó 21 minutos anotar su
primera canasta y tampoco fue el partido de Shved (0/3 en triples).
Sí brillaron Khryapa (4/5 en triples), autor de tres triples en el tercer
cuarto que contribuyeron a la remontada rusa que empezó y acabó
Fridzon, indescifrable para sus defensores y para Scariolo. Como
Mozgov, el tercer hombre para el conjunto de David Blatt, que se puso
56-51 (a los 29m 15s) con otro triple, en este caso de Ponkrashov.
La batuta de Sergio
Rodríguez
Se disipó España: cambió su cara, perdió fluidez, entrega y resultó
obtusa porque no circuló bien el balón y se vio obligada a intentar
tiros complejos. El plan de Blatt estaba saliendo a la perfección y
Navarro, en su retorno a la competición tras sus molestias en el
pie, no acertaba con el aro. Aunque sería La Bomba quien revirtiese
el marcador para un grupo que empezó a tener chispa de nuevo bajo la
batuta de Sergio Rodríguez. Rusia dejó de estar tan precisa con los
tiros de tres –llegó a atesorar un 8/14, acabó con 9/23– y El
Chacho repartió para todos para que la diferencia fuese cómoda de
nuevo (60-69).
Paciente y constante,
Rusia maduró las jugadas y supo jugarse los tiros al límite, como
el del Ponkrashov (70-71) y éste sería el asistente para que
Mozgov machase a placer: 75-73 a 18'2 segundos. España jugó con
fuego como ante Gran Bretaña y esta vez perdió merecidamente el
partido y se le complican los cruces. “Hemos
bajado un poco los brazos, hemos bajado la actividad, fueron entrando
en el partido y se lo han llevado. Hemos sido un equipo de muchos
contrastes e inconstante”, reconoció Pau Gasol.
RUSIA 77 (11+21+24+21): Ponkrashov (14), Shved (-), Kirilenko (8), Khryapa (12) y Kaun (1) -quinteto inicial-; Mozgov (12), Fridzon (24), Voronov (-), Antonov (3), Monya (3) y Khovostov (-). ESPAÑA 74 (28+12+13+21): Calderón (2), Sergio Llull (6), Rudy Fernández (10), Pau Gasol (20) y Marc Gasol (10) -quinteto inicial-, San Emeterio (3), Sergio Rodríguez (8), Reyes (4), Ibaka (2) y Navarro (9). Árbitros: Christodoulou (GRE), Vázquez (PUR), Sampietro (ARG). Basketball Arena: 7.500 espectadores.
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