Rudy, en una acción de la final - ACB Photo. |
La familia Fernández dispone de una buena hemeroteca sobre la trayectoria deportiva de sus dos hijos, Marta, la mayor y jugadora del Perfumerías Avenida de Salamanca, y Rudy, el pequeño, del que tienen grabado un partido especial. Rudy metió 25 puntos siendo mini y jugando contra infantiles de la Penya. Rodolfo, su padre, no se llevó la cámara porque pensaba que no jugaría y fue el padre de un compañero quien le pasó la cinta. Hace tiempos que aquel renacuajo creció, triunfó en la ACB y se marchó a probar fortuna a la NBA. El curso pasado volvió durante el cierre temporal -el Madrid lo disfrutó durante dos meses- y una vez solucionado el largo serial regresó a Estados Unidos. Rudy ha vuelto definitivamente a la capital para ganar títulos y guió al Madrid para que alzase la primera Supercopa en formato de cuatro equipos, la primera desde la lograda en Alcora 27 años atrás. Con 22 puntos y apareciendo en los momentos oportunos fue el MVP y el principal incordio de la victoria por 84-95 ante un Barça que echó de menos a Mickeal, castigado por las personales, y que no pudo imponer su ritmo, por más que mejorase en defensa en el segundo y tercer cuartos y contase con Ingles y Jawai, dos compatriotas australianos, como grandes valedores. El Madrid llevó el hilo en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.
Rudy habla con una pelota
entre las manos. Con un micrófono se aparta de protagonismos y va al
grano, difícilmente se sale de la línea y da un titular: “Más
que más rodados [que los azulgrana] lo cierto es que casi todos nos conocemos”.
Cuando le preguntaron por su MVP dijo que lo más importante era el
título y el trabajo realizado del equipo y tuvo el gran gesto de
despedirse con un “Manel, ets un crack!” –¡Manel,
eres un crack!–. Se lo dijo a Manel Comas, que ha vuelto a las
retransmisiones de TVE ahora que está mucho más fuerte en su lucha contra
el cáncer de pulmón. “Él sí que lo es”, le devolvió el
entrenador, que destacó el oportunismo de Rudy Fernández. No se
escondió el fichaje estrella del Madrid, imparable con ocho puntos
en un primer cuarto en el que su equipo anotó seis triples de ocho
intentos (23-30).
La elasticidad de
Carroll
Si el Barça se sostenía
en el marcador era por su excedente en la pintura, con Tomic
batallador y Lorbek fino, además de por el desparpajo de Rabaseda,
del que se espera más protagonismo y que lo tuvo esta vez por la
ausencia por lesión de Navarro, que atesoraba el premio al mejor
jugador del torneo los últimos tres años, y por la ausencia,
también forzosa, pero por faltas, de Mickeal. El Madrid imponía su
ritmo y Pablo Laso se permitía reservar a Carroll, un jugador tan
fiable que cuando entraba en la pista lo hacía anotando, como si
hacer eso tras salir del banquillo fuese fácil. El tirador
canadiense metió un punto por cada minuto jugado (17) y a 4m 05s
(72-85) se inventó una canasta propia del Señor Elástico, de los 4
fantásticos, para cortar las alas a un Barça persistente que había
sido capaz de empatar el partido tras ceder por once puntos en el
segundo cuarto y que pretendía remontar una desventaja de 19 a falta
de 6m 18s tras un triple de Carroll.
La empresa era casi
imposible para los azulgrana, por más que Mickeal estuviese fino y
Jawai hiciese pensar al espectador sobre cómo puede ser que alguien
con esa talla pueda moverse con esa agilidad. El pívot australiano
hizo cinco mates –volvió a entenderse de maravilla con Huertas,
autor de siete asistencias– y fue el más resolutivo junto con
Ingles, fundamental para que su equipo reaccionase antes del descanso
tanto en defensa como en ataque.
Con las diabluras de
Llull y las pinceladas de Mirotic se escapó el Madrid, replicado por
Rabaseda y Jawai. El conjunto banco se repuso con el repertorio de
Rudy, atento para aparecer en los momentos de dudas del equipo,
satisfecho de nuevo por el rendimiento de Reyes. La poca puntería
del Barça bajo el aro (1/7 de Lorbek en tiros de dos para un
total de 19/39) y los contraataques de su rival le privaron de tener
opciones de verdad hasta el final. “Hemos dominado desde el
principio, desde el primer minuto”, resumió Mirotic.
BARÇA
84 (23+20+13+28): Marcelinho Huertas (3), Ingles (16), Mickeal (5),
Lorbek (14), Tomic (7) –quinteto inicial–, Sada (5), Abrines (0),
Wallace (3), Rabaseda (11) y Jawai (20). MADRID 95 (30+14+21+30):
Llull (14), Rudy Fernández (22), Suárez (5), Mirotic (11),
Slaughter (5) –quinteto inicial–, Pocius (2), Reyes (9), Sergio
Rodríguez (8), Begic (2) y Carroll (17). Árbitros: Pérez Pizarro,
Conde y García González. Pabellón Príncipe Felipe. Unos 13.000
espectadores. Rudy Fernández fue elegido MVP de la final.
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