Los jugadores del Gran Canaria felicitan a Xavi Rey - ACB Photo. |
No surgió ese jugador
volcánico capaz de cambiar un partido con dos triples sin pestañear
en los instantes peliagudos. Vasileiadis no se reconoció como tampoco hizo su
equipo, un Bilbao Basket siempre al dictado de un Gran Canaria
autoritario que llevó siempre la batuta desde el triple de Tomás
Bellas que ponía el 8-5 y que supo empequeñecer a su rival con un
grandioso Xavi Rey (Barcelona, 1987). Un jugador revalorizado por Pedro Martínez
y coronado como Rey en un día histórico para su club. Nunca había
ganado un partido de Copa el Gran Canaria y lo logró a la octava
oportunidad con la sinfonía de rock duro de Xavi Rey, que alcanzó
los 22 puntos y los ocho rebotes, la mitad ofensivos y la mitad
defensivos. En el equilibrio y mejor predisposición de sus jugadores
triunfó el conjunto de Pedro Martínez, que tras vencer por 74-62 se
cruzará en semifinales ante el Valencia Basket, claro ganador ante
un Estudiantes sin English (77-59).
“¡Que salga el equipo,
oh, oh, oh, oh”, le cantó la afición canaria a su equipo, que
salió del vestuario para seguir la celebración por una actuación
memorable desde el primer palmeo de Xavi Rey, que se zafó de sus
defensores, como Rakovic o Hamilton y que a los 12 minutos ya llevaba
10 puntos. Beirán era una brújula y Newley tenía la muñeca
bien fina (30-20 a los 13m 35s). Salió al rescate del Bilbao Basket
Hamilton con tres acciones consecutivas y se le añadió Mumbrú, el
único que mantuvo el tipo en un equipo disipado que perdió comba
tras un nuevo impulso de Xavi Rey, que saltaba
como si tuviese muelles en las piernas o alas invisibles. Estaba
pletórico el jugador, que respondió a dos triples seguidos de
Vasileiadis y Zisis, tan despistado en la dirección como Raül López.
El Gran Canaria se escapó de nuevo (55-44 a los 27m
51s) y Mumbrú hizo de tripas corazón para rebajar distancias (58-51
a 8m 37s). Insuficiente porque Rey volvió a repetir palmeo y Nelson
y Scheyer afinaron la puntería, mientras el Bilbao Basket siguió
atacando con agonía y sin pericia, sin aprovechar las segundas ni
terceras opciones ante un rival convertido en un muro que le dejó en
muy poco. Con el sello de Xavi Rey y la pizarra de Pedro Martínez.
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