La ex pareja de la Penya anota, roba balonces y rebotea a una España
irregular que supera a la República Checa (60-39)
Ricky, durante el partido - EFE. |
Le faltaban unos días para
cumplir los 16 y estampar su firma en su primer contrato como profesional, pero
Ricky Rubio (El Masnou, 1990) ya había debutado en la Liga ACB casi un año
antes, con 14, 11 meses y 24 días. El corrillo de periodistas que cubrían la
presentación de la nueva plantilla de la Penya del curso 2006-2007 cumplía un
ritual casi a rajatabla: preguntan a los nuevos, como Gaines o Laviña, y a los que
continuaban en el equipo, como Huertas, Barton o Bennet. Éste, su mentor, se
deshacía en elogios: “Es impresionante.
Solo he visto jugadores así en Estados Unidos”. Mientras que Rudy, con quien
formaría una pareja temible, estaba convencido de que Aíto estaba gestionando bien
la situación –“está muy pendiente de él,
tanto de su progresión personal como profesional”– y sobre los focos –“tanta popularidad no debe confundirle y
yo le doy consejos para que se centre. De momento, lo lleva bien”–. Ese fue
la penúltima temporada juntos de la doble R, Ricky y Rudy, que casi siete años
después de aquellas palabras –la Penya no permitía hablar con los medios a
Rubio– desatacaron a una España con más garra que juego y acierto, de nuevo poco
cómoda en ataque e irregular ante una República Checa muy discreta que se quedó
en dos puntos en el último cuarto (60-39).
Necesitaba la selección abrir los
ojos, despertar de su empanada ante Eslovenia y lo hizo a cuentagotas ante un
rival que echó en falta más puntos de Vesely, pues el pívot de los Wizards, que
promediaba 20 solo sumó siete, aunque sí superase su media de rebotes (10’5 y
se hizo con 14). Casi las mismas que Rudy (8) y Ricky (3), excelentes para
reactivar varias veces al equipo, como en el final del tercer cuarto, cuando iniciaron
un par de contraataques tras robar el balón. Ricky recuperó una pelota y Rudy
hasta cuatro. Ambos le dieron alas al equipo aunque, como el resto de
compañeros, también cayeron en la precipitación con asistencias difíciles y
tiros mal gestionados. Errores que hacían que la República Checa, pese al pobre
partido de Satoransky y que Vesely tardase casi 18 minutos en anotar, no
perdiese comba y se acercase 20-18 (a los 14m 13s) tras una canasta de Pumprla.
Una canasta de Vesely
Dos triples de Rudy y Claver y
chispazos de Sergio Rodríguez hicieron que España alcanzase el descanso 33-25,
exacto tanteo que contra Eslovenia. Pero al contrario que entonces la selección
no perdió el norte en defensa, por más que tuviese que sudar mucho para
conseguir canastas. Gran parte venían de su capacidad para confundir a un
contrario sin aliento al que penalizaba mucho su poco acierto con los triples
(3/16) y acabó por destrozar que su nula puntería en el último período. Una
canasta tan solo de Vesely y tras rebote ofensivo. “Cuando las cosas no salen bien tenemos que ser regulares y no tenemos
que cargar a Marc”, reconoció Ricky en un partido en el que Gasol solo tiró
cuatro veces, aunque tuvo ciertos momentos de lucidez como jugador de equipo.
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