El piloto de Red Bull iguala las 32 carreras históricas en casa de Ferrari y
aumenta a 53 puntos su renta con respecto al asturiano, segundo en el GP de Italia
Vettel lidera la carrera tras la salida - Getty. |
Mientras su compañero Mark Webber
y Fernando Alonso, el único rival en un Mundial que tiene cada vez más cerca, departían
divertidos antes de cruzar la pasarela del podio y recoger las copas del GP de
Italia como tercero y segundo, respectivamente, Sebastian Vettel (Heppenheim,
Alemania, 1987) se asomó por la cristalera. Quería disfrutar del colorido y el
griterío de Monza. Quizás esta acordándose de aquel primer fin semana de
septiembre de 2008 en el que batió tres récords de una tajada: el de piloto más
precoz en
hacerse con la pole, ocupar el podio y ganar una carrera. “No tenemos ni un gran presupuesto ni sobrepasamos
las 160 personas en el equipo”, reflexionó Vettel, que con apenas 21 años
acababa de vencer con un Toro Rosso: “Por
eso la ilusión es tan grande. Hoy es el mejor día de mi vida”. “Esta victoria
es un poco diferente a la de entonces”, valoró el piloto de Red Bull, más
cometido en su celebración que otras veces, cuando le recordaron esa efeméride.
Desde entonces Vettel ha sumado otras 31 victorias, y también en Monza –donde suma
tres– igualó los 32 triunfos de Alonso, al que aumentó en siete puntos su
ventaja y ya acumula 53 a falta de 175 en juego: “Es maravilloso ganar aquí ante los tifosi”.
Una grada que le pitó y vitoreó sin descanso a Alonso, más lejos del tercer
título que lleva tanto tiempo peleando: “Ha
sido un día muy especial como siempre aquí, con todo el cariño del público y el
entusiasmo que siempre le ponen a las carreras”.
Confesó el asturiano lo que era
una obviedad, que tenía a Vettel demasiado lejos y que sus últimas 20 vueltas, aunque redujese su
distancia con el alemán, fueron más de contención que de acción. Alonso se
exprimió al máximo para conservar un segundo puesto muy trabajado: primero
superó en la salida a Hulkenberg, después, en la tercera vuelta, se deshizo en
una acción arriesgada y casi milimétrica de Webber –su sombra durante la
segunda parte del gran premio– y, ya en el octavo giro, adelantó gracias al DRS
de su compañero Felipe Massa. Felipinho
hizo una de sus carreras más interesantes de la temporada, tuvo una puesta en
escena brillante –se colocó segundo– y
acabó cuatro, como en Australia. Massa solo lleva un podio, el que logró en
Montmeló con una tercera posición, y la próxima semana sabrá su futuro en
Ferrari, si continúa un año más o le buscan un sustituto, situación que se repite
desde hace varios años. Algunos medios le colocan en Sauber.
El futuro de Massa
Uno de los que suenan más para sustituir al
brasileño en la escudería de Il Cavallino
Rampante es Raikkonen, por más que el retorno del finlandés no tuviese ni
pies ni cabeza para más de ferrarista, que no entendería cómo el cambio debe
pasar por un piloto que fue invitado a irse con la indemnización bajo el brazo
en 2009 y que en Monza sumó su segunda carrera sin puntuar. Raikkonen no
abandonó como en Spa, pero solo pudo ser undécimo, penalizado por una salida en
la que rompió el morro.
Mejor le fueron las cosas a otro candidato al
volante italiano, Hulkenberg, que consiguió un meritorio quinto puesto con un
Sauber y quedando por delante, por ejemplo, de los Mercedes –Rosberg fue sexto
y Hamilton, que tuvo un pinchazo en la primera parte de la carrera, noveno– o de
Ricciardo, el nuevo compañero de Vettel en Red Bull en 2014, séptimo. Mientras,
en McLaren tuvieron un 50º aniversario tan amargo como su temporada, con Button
décimo y Checo Pérez 12º.
“Ha sido un fin de semana casi redondo. El único pero, que no es poco,
es que nuestro máximo rival ha ganado”, reconoció Alonso, que
lo primero que hizo cuando se bajó del coche es felicitar al piloto que acababa
de igualarle en número de victorias (32). El asturiano alcanzó esa cifra en su
202ª carrera, mientras que Vettel ha necesitado 113 para lograrlo.
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