viernes, 15 de febrero de 2019

"No me digas que mi nieta no es la más guapa de todas, eh..."

Vicenta Cabrera, de 82 años, es la abuela de Irene Garí, jugadora del Valencia Basket


Vicenta Cabrera e Irene Garí, amor infinito. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Valencia 

Vicenta Cabrera se estaba entrenando para ser atleta sin darse cuenta. Seguía a la liebre. ¿O la liebre era ella?

—¡Irene, cuidado, que vas a romperlo todo...! 

Irene Garí (Oliva, Valencia, 1994), jugadora del Valencia Basket, vivía pegada a una pelota y fantaseaba con ella en el patio, en la terraza... En cualquier sitio. "Mi nieta tenía mucha habilidad para destrozar objetos. Perdimos algunos vasos", recuerda, divertida, Vicenta Cabrera antes del partido contra el Bàsquet Femení Sant Adrià. Tiene 82 años y la ilusión de una niña.

—Eran las típicas riñas de abuela y nieta. Siempre he sido picarona y le hacía comentarios para enfadarla. Mi abuela es muy cariñosa y nos quiere mucho  –me ha contado antes Irene Garí.
—Mi nieta es muy dulce y cascarrabias. Igual estoy hablando y me interrumpe: Iaia, iaia!" –describe Vicenta Cabrera, que en casa casi siempre está viendo deportes en la tele: "Si hay un partido bueno de tenis de madrugada, me quedo a disfrutarlo". Desde el sofá, sufre y saborea los partidos a domicilio del Valencia Basket. 

Transmite bondad y contagia energía. No es extraño que Vicenta Cabrera haya vencido un cáncer de mama. "Siempre estaba animándonos. Le teníamos que decir que descansara y no hiciese tantas cosas", recuerda Irene Garí. "Aunque estaba muy desmoralizada, no podía venirme abajo porque no quería que mi familia sufriera. Ya te puedes imaginar qué significa que te operen un pecho a mi edad...", confiesa la abuela.  

La intervención fue a las ocho de la tarde y a las diez de la noche, tras el entrenamiento, su nieta apareció "con una planta preciosa".

Abuela y nieta, inseparables. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
 
"Gracias a Dios, estoy estupendamente para venir a la Fonteta a ver a Irene", celebra Vicenta. Le gusta llegar al pabellón una hora o 45 minutos antes del partido: "Observar a Irene calentar me ilusiona porque disfruto de ella todo el rato. En el partido, a veces juega más y otras, menos". El baloncesto las ha unido más, pero también las separó mucho en el pasado: Irene Garí es una trotamundos que empezó su carrera en el Club Bàsquet Oliva, la entidad de su ciudad, y que pronto fichó por la cantera del Valencia Basket. Después, Segle XXI, Estados Unidos (UTEP y Georgia Tech), vuelta a España para debutar en Liga Femenina con el CREF y regresar a la máxima categoría tras ascender con el Valencia Basket. "No ha estado casi nunca en casa. Ahora es cuando más la tenemos", festeja la abuela.  

A lo lejos, en la pista, la nieta habla con su compañera Esther Díaz y nos mira de reojo. 

—¿Y de qué estarán hablando estos tres? –puede que piense. 

Quizás Vicenta repare también en esa mirada de Irene. Me da con el codo y me dice: "No me digas que no es la más guapa de todas, eh... [Risas]. Y eso que no la has visto con el pelo largo. Lo tiene rizado como su madre. ¡Está guapísima!".  

Esther Díaz e Irene Garí. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Vicenta no se pierde un partido del Valencia Basket en la Fonteta y, cuando puede, también acude a los de fuera. Lo hizo en la visita al Stadium Casablanca. En el Eduardo Lastrada se le acercaron unas desconocidas. Una llevaba una camiseta en la mano.

—¿Y estas chicas dónde van? –pensó la abuela.  
—Esta camiseta es para usted. Es que le tenemos mucho respeto, abuela Garí... –le comentaron Bea Muros y compañía. 
—Es que no soy Garí... Soy Cabrera. 
—Bueno, pues abuela Taronja... 

La abuela Garí (por parte de nieta) animando a su equipo. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Hoy Vicenta lleva puesta, "y con mucho orgullo", esa camiseta, de Valencia Roskis, la primera peña del Valencia Basket femenino: "No sé qué les habré dado, pero me tienen mucho cariño. Me pidieron que me hiciera una foto con ellas y me dio una vergüenza...". 

—Ésta sí que le cabe –interviene su hija, Ana Julia Gilabert, la madre de Irene.  

La que se le ha quedado un poco pequeña es la camiseta del Valencia Basket de su nieta. Por eso, en octubre, en el Open Day Liga Día, Vicenta la colgó en una barandilla del Pabellón Jorge Garbajosa, en Torrejón de Ardoz, con el dorsal bien visible: Garí 6. Algo que no pasó desapercibido para una fotógrafa con una vista privilegiada como Lou Mesa, de Sweet Basket (Lou & Manu). Irene colgó la imagen en Twitter. El tuit acumula 105 retuits y unos 1.100 me gusta. 

La abuela Garí (por parte de nieta) es una excelente cocinera, como comprobaron hace poco las jugadoras del Valencia de fútbol. No dejaron nada de su deliciosa paella. "Aquí todo el mundo la conoce por su carisma, sonrisa y energía. De Vicenta he aprendido, sobre todo, superación, valentía y constancia. Es una súper mujer. Lo ha hecho todo en esta vida", resume Irene Garí. Vicenta también fue una buena hija en una familia muy humilde que tuvo que dejarse el alma para "tener cosas". Empezó a trabajar a los 14 años.  

Adora a sus tres nietos. Fernando, el mayor, jugó en Liga EBA con el Valencia Basket. Tuvo que retirarse por las lesiones, pero, por el camino, motivó a Irene, que dejó el balonmano para tratar de superar a su hermano en el baloncesto. "Irene es muy competitiva. Siempre han tenido un pique sano. Ahora Fernando está viviendo en las Islas Canarias y vendrá a la Copa", avanza Ana Julia Gilabert. 

La protagonista del reportaje tiene dos nietas adoptivas en el Valencia Basket, Esther Díaz y Maria Bettencourt, con la que se está abrazando. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Le pregunto a Vicenta si irá a ver a su nieta a la Copa de la Reina de Vitoria, que empieza el día 28 con un Uni Girona-Valencia Basket. No lo hará porque tiene que estar con su nieto pequeño, César, estudiante: "Lo tengo desde los ocho meses. Prefiero que Fernando y mi hija puedan asistir".    

—¿No acudirás si el Valencia Basket llega a la final?   
—Entonces iré con mi nieto, que al ser domingo no se perderá las clases. 
—Cogéis un avión a Bilbao y os recogemos –propone Ana Julia. 
—Haríamos un esfuerzo... –responde Vicenta. Sonríe. Se ha imaginado a su nieta finalista...  

Ana Julia Gilabert, Vicenta Cabrera e Irene Garí. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Nos despedimos hasta el final de un partido que, para su alegría, Meiya Tirera empieza con 11 puntos en el primer cuarto. El Bàsquet Femení Sant Adrià responde, sobre todo, con Robyn Parks y Mariam Coulibaly, y no desiste ni cuando el Valencia Basket se despega tras un triple de María Pina (40-28 a los 20m 54s). 

Helena López, omnipresente en defensa y perfecta en ataque, rebaja la diferencia a cinco puntos. La Fonteta, Ana Julia y Vicenta sufren, aplauden y se dejan la garganta. A su Irene tampoco le tiembla el pulso y anota en momentos delicados. A falta de poco menos de tres minutos, con 63-58, a Meighan Simmons se le sale un triple de dentro. Después, Anna Gómez, imperial, cierra el encuentro (72-60). 


El aliento de Ana Julia Gilabert y Vicenta Cabrera. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.  

—¡Te lo dije, Toni! ¡Ganamos por 12! –celebra Ana Julia Gilabert. También es picona. 
—El Bàsquet Femení Sant Adrià necesitaba más la victoria... –replico. 
—La semana que viene ganarán por 12 al Al-Qázeres –pronostica. 
Si Ana Julia vuelve a acertar, el siguiente paso será pedirle el número de la lotería. 

Las retrato a las tres en la grada y la nieta ayuda a su abuela a bajar las escaleras. Se hablan al oído y sonríen. "¿Aquí estamos bien para la foto?", preguntan casi a la vez. Se vuelven a mirar con ternura y admiración. Otra sonrisa. No es casualidad que el segundo apellido de Vicenta Cabrera sea Darás. 

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