Blanca García enseña su última cicatriz en la rodilla izquierda. De nuevo, se rompió los ligamentos cruzados. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Mataró
Hace una semana y media que Blanca García (Barcelona, 1989) ha vuelto a correr.
—El primer día me sentí una inútil porque pisaba con la planta del pie... ¡No sabía correr! El segundo... ¡Salió muy bien!
Han pasado cinco meses y medio desde que Blanca García volvió a destrozarse la rodilla izquierda once años después. Otra rotura de ligamentos cruzados. A veces se le desgarra la voz, pero siempre acaba escapándosele una sonrisa. Blanca García es una luchadora alegre. Parece fiel, divertida y detallista. Habla con Cronómetro de Récords tras vivir, desde el banquillo, su primer partido como jugadora del AE Boet Mataró. Una derrota por 40-71 ante el Bàsquet Femení Sant Adrià en la fase previa de la Lliga Catalana de Liga Femenina 2.
"El médico me advirtió que por el tipo de operación, muy compleja, empezaría a correr a los cinco meses en vez de a los cuatro. Me ha dicho que corra muchísimo", reconoce Blanca García, satisfecha de que se estén cumpliendo los plazos previstos. Ya lanza y realiza ejercicios de tiro: "Espero poder hacer cambios de ritmo en seis semanas". Poco a poco dejará de tener molestias en la rótula.
—¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te lesionaste?
Lo único que quería era que me operasen lo más rápido posible para regresar a las pistas muy pronto. Mira... Ésta es la última cicatriz. Es grande y muy dolorosa. Los primeros días quería matar a alguien. Lo pasé fatal. El médico ya me había avisado de que sería así.
La entrevistada siguiendo el Club Bàsquet Femení Cerdanyola-Celta del curso pasado. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—¿Necesitabas estar sola?
Después de la operación, estar con gente quizás no era la mejor opción. Me dolía tanto que necesitaba ir a mi bola.
—¿Tu entorno lo entendió?
Mis padres sí. Otras personas, no tanto... [Se ríe].
—Tus compañeras del Club Bàsquet Femení Cerdanyola, tu club de entonces, te regalaron un kit de recuperación con chuches.
¡Un detallazo! Fue una lástima que me costara mucho comer los primeros días porque tenía que tomarse unas pastillas muy fuertes.
La camiseta de apoyo a Blanca García. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—En el kit había un pasatiempo.
¡Y Cacaolat! Pelotazos, unos plátanos...
—"Para poder seguir a veces hay que empezar de nuevo" ponía la camiseta con tu dorsal, el 4, con el que te apoyaron tus ya excompañeras.
No me esperaba ese homenaje. Fue justo aquí, en Mataró. La frase era perfecta. Para volver a estar bien tengo que comenzar de cero. Corregir muchos aspectos (alimentación, postura, técnica de caminar y de correr...) es la mejor manera de regresar en condiciones óptimas.
—Entonces volverás mejor que nunca.
¡Ojalá! [Se ríe]. Si haces una buena recuperación, quizás no regreses al 100%, pero sí a un nivel similar y con mejoras en otros detalles.
—Ya te habías roto otra vez los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda.
Con 18 años. Me recuperé como si no hubiese pasado nada. Me operaron de otra manera.
—¿Cómo te ayuda tener una amiga como Tania Pérez, que ha superado un sinfín de obstáculos?
Sería como Tania Pérez con los ojos cerrados... ¡Es brutal! Ella ha superado 1.000 adversidades y siempre es positiva en todo. Cuando me pasa algo, yo también voy a muerte como Tania. Ojalá fuese tan dura mentalmente y exigente conmigo misma como ella. No conozco a ninguna persona así más.
—Una actitud que contagia al resto.
¡Y tanto! Si cuando tengo un momento de bajón hablo con Tania, recibo una dosis de alegría.
—Tú también transmites mucha energía y alegría.
Bueno... Soy diferente. Tania es pura energía. Yo sería un arcoíris con petardos de vez en cuando... [Risas]. Aunque siempre estoy contenta, en pista no soy tan intensa como Tania.
Blanca García durante el partido ante el Celta de la temporada pasada. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—Georgina Bahí es otra buena amiga tuya.
Nos conocimos en el Bàsquet Femení Sant Adrià, donde íbamos a todos los sitios con Olga Ruano. Con Olga fui a una fiesta de disfraces. Me encargué de las vestimentas... ¡Éramos dos huevos Kinder! Son amistades para siempre. Geo Bahí siempre está ahí y nos vemos cuando podemos. Es un sol, demasiado buena.
—¿Tú eres un poco mala...?
De vez en cuando... [Risas]. Geo es más tranquila y yo, un nervio que necesita gastar energía haciendo muchas cosas. Me gusta, pero me cuesta estar en casa.
—Tania Pérez, Cristina Garcia, Tereza Brantlova... ¿A qué curso viajas?
A la temporada 2011-2012 en el Cadí La Seu, mi única experiencia como profesional. No jugué demasiado...
—Siete minutos de media en 21 partidos.
Aunque tenía 22 años, me veía muy niña en comparación con las compañeras en una Liga Femenina con un nivel muy alto y un súper Ros Casares. En la Seu d'Urgell estuve muy bien, me trataron genial y conocí a Tania [Pérez] y Nerea [Méndez], con quienes tengo una amistad muy bonita. A pesar de no contar con minutos, mejoré mucho como jugadora. ¡Me entrené muchísimo! No me sentía inferior en los entrenamientos. Eso sí, en Liga Femenina las oportunidades en pista son más caras.
—¿Qué quería de ti y qué te enseñó Andreu Bou?
Yo antes siempre iba hacia dentro cuando tenía la pelota y Andrea Bou me pidió que aprendiese a parar y tirar. Así podría sacar más provecho a mi altura y encajar mejor en el tipo de juego del equipo. Es una lección que me sirvió para siempre. ¿Sabes que me enseñó también Andreu? Con él entendí que cuanto más alta sea la categoría, más tienes que aprender a utilizar los momentos. También me costó mucho el cambio de 6,75 a 6,25 metros en los triples.
—En el fondo, Andreu Bou te ayudó a tener más paciencia y ampliar tu lectura del juego.
¡Antes era una flecha en la pista! Es uno de los mejores entrenadores que he tenido. La temporada fue muy bonita. Lástima que no pudiese seguir en el Cadí La Seu. Yo habría querido, pero no hubo la opción. Tenía claro que podía suceder, ¿eh? Después de jugar siete minutos de media... [Se ríe].
—¿Qué te transmite tu nuevo entrenador, Jordi Vizcaíno?
Sabe mucho. Se nota por cómo habla, por cómo entrena... Me encanta el nivel de juego e intensidad que exige.
Blanca García habla con su compañera Hartmann durante el partido ante el Bàsquet Femení Sant Adrià. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
—¿Has fichado por el AE Boet Mataró sobre todo por Jordi Vizcaíno?
No. Hacía muchos años que deseaba que me entrenase Jordi, que ya me quiso en su etapa en el Bàsquet Femení Sant Adrià. ¡No me podía ir del Club Bàsquet Femení Cerdanyola! El motivo principal ha sido seguir jugando en Liga Femenina 2. Les dije que sí muy rápido. Me enorgullece que el AE Boet Mataró confíe tanto en mí que me haya fichado lesionada.
—Aunque lo tenías muy claro, entiendo que fue muy difícil despedirte del Club Bàsquet Femení Cerdanyola después de seis años.
¡Sí! Ojalá hubiese podido jugar 1.000 años en Liga Femenina 2 con el Cerdanyola. ¡Es mi casa! Sigo entrenando a niñas allí. El club me ha regalado muchas experiencias y personas. Comprendieron mi decisión.
—¿Fue el año más raro de tu vida? Con el Club Bàsquet Femení Cerdanyola perdisteis todos los partidos en Liga Femenina 2 con un equipo diseñado para Copa Catalunya e inscrito a última hora por la renuncia del Joventut Les Corts.
Bueno... El segundo. No supera al de mi primera lesión. Bastantes semanas antes de romperme la rodilla izquierda me dieron un golpe en el riñón izquierdo jugando en Liga Femenina 2 con el primer equipo del Bàsquet Femení Sant Adrià. Me quedé un poco... No sabría describirte cómo... Me dolía... Me llevaron al hospital...
—Y...
No sabían qué tenía. Descubrieron que nací con una malformación. Con el golpe me habían reventado el riñón. Estuve ocho días ingresada. Al final, me pusieron una bolsa en la espalda, y le pusimos nombre.
—¿En serio? ¿Cuál?
¡Juani! [Risas]. El bautizo surgió de noche... Teníamos 18 o 19 años y salíamos de fiesta con la bolsa, que llevé un mes porque tenía que drenar el líquido que perdía. Cuando me la sacasen, los médicos decidirían si me extirpaban o no el riñón. Lo tengo, pero no funciona. Afortunadamente me dijeron que podría seguir jugando, pero me rompí los cruzados el día que volví a las pistas...
—Madre mía...
Esa temporada fue la más surrealista de mi vida. Éste es mi año más duro mentalmente. En el Club Bàsquet Femení Cerdanyola no nos salieron las cosas y, encima, lo rematé lesionándome. Además, ya tengo una edad. No piensas igual que con 18 años. Entonces sólo lloré un día. Ahora me ha afectado mucho más.
—¿La segunda lesión te ha hecho crecer más?
Sin duda. Si no trabajas cada día, puedes volver a romperte 10 años después como me ha pasado a mí. En su momento, me recuperé súper rápido y no tenía dolor. Parecía que no me hubiese lesionado nunca. Aunque me veía más lenta. Cuando te lesionas así, no puedes parar nunca si quieres seguir jugando a un buen nivel. Me arrepiento tanto de no haber trabajado lo suficiente... Igual que no de alimentarme del todo bien. ¿La parte buena? No tengo miedo de volver ni de nada. Estoy haciendo mucho trabajo mental.
—¿Con quién?
Con Montse Gallegos, con quien empecé con la readaptación postural al primer o segundo mes, y también trabajo para volver a pista. Llevo cinco meses y medio lesionada. Hasta el octavo seguiré con Montse.
—¿Cuándo volverás a las canchas?
Aunque mi deseo era hacerlo en diciembre, será en enero, si no hay contratiempos.
—Lo harás con cuatro compañeras que conoces muy bien. Laura Arias, Marta Arbizu y tú procedéis del Club Bàsquet Femení Cerdanyola. Con Olga Ruano coincidiste en el Bàsquet Femení Sant Adrià y la Unió Esportiva Mataró.
Es muy importante tener ya esa química. De momento, comparto poco tiempo con el grupo. Hago el físico y me ducho con ellas. Las lesiones son solitarias. Lesionada te sientes sola. Cuando estoy con mis compañeras, intento darles mi versión más animada y conocerlas mejor.
—¿Cómo ves la Lliga Catalana de Liga Femenina 2?
Hoy [por el miércoles] el Bàsquet Femení Sant Adrià ha demostrado que tiene un buen equipo, y le falta Maimouna Diarra... Tiene una intensidad brutal. Eso marca la diferencia. El ritmo del Bàsquet Femení Sant Adrià es, de momento, superior al nuestro. El Segle XXI ha reunido una gran generación, pero llega justo porque acaban de comenzar a entrenarse. El GEiEG Uni Girona es quizás el grupo más similar a nosotras, excepto en las interiores. Tenemos más centímetros. El Lima Horta Bàsquet es un gran equipo y el Barça CBS ha montado un dream team exterior. Ya ves, la Lliga Catalana será apasionante, igual que la Liga Femenina 2. ¡Qué ganas tengo de volver!
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