martes, 5 de noviembre de 2019

Janina Pairó: "Me es más fácil confiar y animar al resto que apostar por mí"

Cronómetro de Récords entrevista a la escolta del GEiEG Uni Girona 

Janina Pairó y la típica fotografía que no se entiende si no lees la entrevista. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Adrià de Besòs

Horas antes de sentarnos en el parqué del Marina Besòs, me cuentan que, en una salida nocturna del GEiEG Uni Girona, una placa de alcantarilla se cruzó en el camino de Janina Pairó (Girona, 1997). "Más bien fue la acera. Pisé con un talón en la acera y con el otro en el suelo y... ¡Pum! Me caí como una princesa y me bautizaron como 'la princesa que se cae'", matiza la escolta catalana, que no encaja en el perfil más común de la princesa de dibujos y películas.

Janina Pairó duda, como todo el mundo, pero no es débil. Aunque necesite ayuda cuando no puede más, tiene iniciativa y desconoce su potencial. La conversación, tras la victoria por 67-38 del Bàsquet Femení Sant Adrià ante el GEiEG Uni Girona, va de la carcajada a la piel de gallina.   

—"Era una júnior timidilla que no hablaba casi nada. Supongo que era un poco seria por la situación. Me gustó cómo jugaba". Así te recuerda Vane González Olaizola.
Para mí siempre ha sido un referente en el equipo. Cuando estoy mal, Vane me ayuda un montón. Siempre me dice: "Ja, no puedes estar así. Te necesito". En el equipo me llaman Ja. Vane siempre está. Me arropa y me da la confianza que no tengo.  

—¿Por qué crees que no la tienes? 
No lo sé. Siempre me ha acompañado esa inseguridad. No me considero buena jugadora.  

—¿Piensas mucho en que te equivocarás? 
No. Me es más fácil confiar y animar al resto que apostar por mí. Siempre tengo palabras para los demás y no para mí. Puedo estar muy mal y saber qué decirle a quien también se encuentra así. En cambio, no doy con mi remedio... 

—Es bonito y una putada a la vez. 
¡Tal cual! A veces pienso: "Si tienes palabras para los demás, ¿por qué no las encuentras para ti?". Si me salen las cosas, mi confianza sube. A veces, cuando ayudo a otras personas, detecto cómo enfocar mis problemas.  

—¿Y lo haces? 
Sí. Cada vez más. Con 22 años, soy la segunda veterana del equipo. 

—"Janina me ha enseñado a cuidar los pequeños detalles con las compañeras y a animarlas constantemente. Un pequeño gesto puede ayudar muchísimo", destaca tu compañera Alba Coma. 
Con pocas palabras en un entrenamiento puedes apoyar más a una compañera que dándole un discurso de media hora. 

—Una gran experta en cuidar a un grupo es Laia Palau. 
No la conozco personalmente, pero se nota desde fuera. Cuando subía al primer equipo, flipaba con Noe Jordana, con que una chica de treintantos años y mil batallas me cuidara con ese cariño.  

—Se trata de cuidar a las compañeras, independiente de lo que pase:  felicitarlas por una buena defensa, una canasta o un rebote, pero también apoyarlas tras un fallo. O despertarlas cuando están despistadas.  
A veces festejo más una buena asistencia o circulación de pelota que una canasta. Ahora que íbamos perdiendo por 30 celebraba más una buena defensa.  

—A Alba Coma la ayudas a concentrarse más en los entrenamientos y le has enseñado a darles importancia. "Su actitud me anima a seguir trabajando", sigue.
Soy muy competitiva, eh. El otro día Helena [Condom] me decía: "Ja, es que tú tienes muy mala leche, pero ayudas mucho, eh". [Risas]. ¡Y es verdad! En los entrenamientos soy muy competitiva: meto muchas manos, aprieto mucho... A veces, al límite de la falta, y me doy cuenta y pido perdón rápido. 

—Bueno, al límite o sin él... 
Cierto. Cuando subía al sénior me defendía Eva Bou y me apretaba. Visto con perspectiva, eso es lo que me ha ayudado a crecer. Alba lo sabe: la aprieto para que aprenda. No hay tantas jugadoras que se dejen la piel así en un entrenamiento y eso le ayuda a tener más recursos en los partidos. Las aprieto mucho. A veces me doy cuenta después de hacer algún comentario y pienso: "¡Mierda, te has pasado!". Y entonces me acerco y les digo: "¡Era broma, eh!". [Risas]. ¡Es verdad! 

—Hablando de detalles... También los hay fuera de la pista, como un WhatsApp a una compañera a quien no le han salido las cosas. 
Envío mensajes de ánimo y de felicitación. A Aina [Martín], antes de lesionarse, la felicité un día: "Tía, chapó por el partido que has hecho". Sé que Aina se exige y se presiona mucho. También lo hago con quien tiene un mal encuentro. 

—¿Sabes quién es el psicólogo deportivo Pep Marí?
Sí, lo sigo en Twitter. 

—"Cuando te guardas un elogio te quedas con algo que no te pertenece. Los sentimientos, si no se demuestran, no sirven", defiende  Pep Marí. 
¡Es así! 

—Intento no callarme los elogios. No es justo. Me gustaría que también lo hicieran conmigo...
¿Sí? 

—Primero te tienes que tener respeto a ti y después al resto.  
Exacto. Trato a las personas como me gusta que me traten a mí. Me gusta que me reconozcan lo que hago bien y que me animen cuando no me salen las cosas.  

—Sois un equipo muy alegre, divertido y sin egos. Una piña, en definitiva. 
Nos lo pasamos bien juntas. En los entrenamientos nos apretamos un poco y la historia cambia... Claro, todas queremos jugar. Después siempre está la bromita, el abrazo de "eh, te he metido un codazo, pero...".

—De buen rollo, ¿no? 
¡De buen rollo! 

—Sólo así se crece...  
Sí. Siempre creo que cuanto más presiones, más ayudas al equipo. Pero nunca tienes que olvidarte de que son personas. No puedes meter un codazo y quedarte tan tranquila... Es una agresividad respetuosa. En el vestuario lo hablamos todo y aclaramos los malosentendidos.  

—Joan Pau Torralba parece de los entrenadores que te permiten equivocarte y que genera confianza. ¿Es así?
Depende. Sí que nos deja equivocarnos, pero no en el scouting, como un par de triples que nos han metido. Eso no lo perdona y tiene razón. Te ayuda un montón.  

—"Pau es la persona más trabajadora y constante que conozco", confesabas en una entrevista para el Butlletí del GEiEG. ¿Por qué lo piensas? 
Porque no para. Es profesor e invierte muchas horas extras en casa para hacer scouting. De este partido seleccionará a dos o tres jugadoras, que durante la semana recibirán vídeos de qué han hecho bien y mal. Pau me encanta. Te hace crecer. 

—Te entrena desde los nueve años... 
Sí, desde infantil. Hasta hace cuatro años, cuando se hizo cargo del primer equipo del GEiEG Uni Girona, había sido mi segundo entrenador. Es como lo ves en los partidos: activo, currante... Ahora te pasará un vídeo, luego te hará un comentario... Es incansable.   

—¿Qué es para ti el GEiEG Uni Girona?   
Mi casa. Me llamaron cuando era mini y aquí sigo. Siempre me han tratado de fábula y confío mucho en el club.  

—Subisteis a Liga Femenina 2 ante el anfitrión de la fase de ascenso, el Club Bàsquet Femení Viladecans. Vuestra puesta en escena fue espectacular (6-17 a los 6m 27s), llegasteis a dominar por 20 puntos antes del descanso, las locales se acercaron a siete puntos y entre tú, Vane González Olaizola y Fatou Cissé desequilibrasteis el partido
Fue un chute de adrenalina infinito. Jordi, mi padre, siempre acierta sus predicciones. El otro día, por ejemplo, predijo que el Uni Girona le ganaría al Sopron por seis. ¡Acertó! 

—Hoy no ha hecho predicciones entonces [derrota por 67-38]... 
No... No ha venido... Están pintando en casa. [Risas]. En la Final a Cuatro de Copa Catalunya en Igualada me dijo: "Ganaréis al Basket Almeda, perderéis la final contra el Viladecans y seréis las campeonas de la fase de ascenso". ¡Tal cual!

—¿Tu padre juega a la lotería?
No, y a veces le digo que lo haga... En la fase de ascenso fuimos un equipo en mayúsculas. Todas aportamos mucho. Vane es impagable porque coge no sé cuántos rebotes y capitanea la agresividad y competitividad. Te impulsa.   

—¿Tienes algo de Vane González Olaizola como capitana o sois muy diferentes?
Vane es más competitiva que yo, y mira que yo lo soy mucho. Tenemos una personalidad parecida, pero en la pista somos muy diferentes. Como capitanas nos complementamos muy bien. Lo hablamos todo siempre.  

—Quizás te emocionen estas palabras de Vane... Son muy bonitas. 
Ay... 

—"Como amiga Janina es brillante, transparente, alegre, empática... Te da sin esperar nada a cambio. Lo hace todo con el corazón y no le cuesta nada...". 
[Empieza a llorar]. Es que soy muy tonta para estar cosas... [Se ríe].  

—"Ja siempre estará a tu lado para reír, llorar, escucharte o abrazarte", completa Vane González Olaizola. Es un retrato precioso. 
Buah, es que yo a Vane me la quiero mucho... Te lo juro. Ay... Soy muy tontita para estas cosas... 

—Es normal reaccionar así ante estas palabras... 
El otro le escribí a Vane: "Jo, te quiero mucho". En mi segundo año como sénior tuve un muy mal momento anímico y personal y ella no se separó de mí. ¡Estuvo siempre conmigo! Se lo agradeceré siempre... Ay, perdón... [Se le caen las lágrimas]. 

—Tranquila. Aunque esto también te emocionará... 
Jo... 

—"Pase lo que pase, e independientemente de su estado de ánimo, nunca dejará de luchar por ella y por sus compañeras", destaca Vane González Olaizola. Lograr esto es muy difícil. 
Mucho. Por eso antes te he dicho que no se cómo lo hago...

—¡Pero lo tienes dentro! Si lo tienes dentro, ya está...
Sí... También es por gente como Vane y por mi familia. Siempre me han inculcado que primero tienes que ayudar a los demás y después a ti. A veces también me han dicho que pienso demasiado en los otros y no en mí, pero... 

—Ya está... Ahora ya toca algo más de broma... 
¡Vale! [Risas]. 

—Me cuentan que en la pista siempre estás en el suelo...
Buah... Mira... Si es que... Mira esta herida... No sé cómo me las hago... [Risas].  

—Me aseguran que tus enemigas son las líneas de la pista... Que te desequilibras con ellas. 
Me dicen que es por eso, pero no... El cordón de la zapatilla se me engancha con esto.  

—¿Y cómo se llama esto?
No lo sé. [Días después, Amàlia Sánchez, aficionada del Uni Girona y del GEiEG Uni Girona, nos resuelve la duda: bucle. Es el gancho que tienen algunas zapatillas por detrás. En el caso de las de Janina Pairó dispone  de dos bucles en cada una]. Eso, como se llame, es mi gran rival. 

—¿Tu debut en Liga Femenina fue ante el Iraurgi en la temporada 2015-2016?  
Sí, y... ¡Estaba muy nerviosa! Aparte no estaba ni peinada para la ocasión. 

—¿Cómo? 
Quiero decir... Hoy voy bien peinada para jugar, y entonces llevaba una coleta mal hecha... Total, como pensaba que no iba a jugar... ¡Qué más daba! Me llamó [Miguel Ángel] Ortega y me dijo: "El ataque no me importa... Defiende como no has defendido en tu vida". Y yo: "Ah". Y añadió: "Y no salgas rebotada...". Pues... ¡Salí rebotada! [Risas]. ¿Sabes? Mi primera convocatoria con el Uni Girona fue muy curiosa... 

—¿Y eso?
Hacía días que no me entrenaba porque estaba lesionada del tobillo. En el GEiEG Uni Girona [entonces en Copa Catalunya] éramos 13 y fui el descarte. Flipé cuando Carlos [Surís] me anunció que iría con las mayores. Y, claro, nada más verme, Noe [Jordana] me soltó: "¿Y tú qué haces aquí?". "¡No lo sé ni yo!", le respondí. ¡Tenía 18 añitos! [Risas]. Disfruté mucho del partido y de aquella época en la que entré en la dinámica del primer equipo. Incluso llegué a debutar en la Euroliga, en una clara derrota contra el USK Praga. Le estoy muy agradecida a Ortega de que me diese esas oportunidades y a Èric [Surís] por confiar en mí más adelante. Tuve que dejar de ir para priorizar los estudios. Además, no estaba bien anímicamente. 

—¿Cuántas veces al día puedes llegar a decir gracias?
[Hace una pausa de tres segundos]. Muchas. Tengo un vínculo especial con mi madre, Gemma. Siempre que estoy estudiando me prepara un rooibos y le doy las gracias 50 veces: "Gracias, mama. Gracias, mama. Es que estoy estresada. Gracias, gracias...". Me encanta ser agradecida. Me viene de cuna. 

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