martes, 12 de noviembre de 2019

Marta Canella: "Me dejo el alma para que nada sea una excusa"

Cronómetro de Récords entrevista a la base del Barça CBS 


Marta Canella tras el partido ante el Barça CBS. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Feliu de Llobregat 

"Si trabajas duro, te cuidas y te conoces mucho, siempre encontrarás luz en el camino. No bajes los brazos y sé cada día un poco más fuerte física y mentalmente", reflexiona Marta Canella (Vigo, 1995), acostumbrada a navegar a contracorriente. 

—No volverás a jugar al baloncesto. Es más, no podrás ni hacer deporte –le dijeron dos médicos. La base del Barça CBS tenía 21 años y una lesión degenerativa en los cartílagos de ambas rodillas.

—¿Llegaste a pensar muchas veces que se acababa todo? 
No. Hubo médicos que me anunciaron que no podría hacer deporte y otros, más acostumbrados a tratar a deportistas, que volver a las canchas sería complicado y doloroso, pero posible. Solo pensé en la retirada hasta que tuve la información suficiente como para saber que sí que podría seguir jugando. Desde entonces, he pasado por momentos peores y mejores, pero no me la he vuelto a plantear. 

—¿Te dan rabia las excusas? 
¡Claro! Me dejo el alma para que nada sea una excusa. ¿Sabes? Estoy orgullosa de que el Aros confiase en mí: "Marta, tienes lesión importante, pero te ayudaremos a que vuelvas a jugar". En León me volví a sentir jugadora de baloncesto, y ahora soy una más. Me dieron una confianza infinita dentro y fuera de la pista. Es vital escucharte a ti misma y a las personas adecuadas. ¡Como a Moses [Isabel Fernández]! Bueno, y escoger bien el equipo.  

—Te voy a poner en un aprieto... ¿Quién es tu mejor amiga? ¿Salomé García o Cristina Loureiro?
[Se ríe]. A Cris la conozco desde hace mucho más tiempo, aunque lo importante es el ahora... Las dos. ¡No me mojo! 

—"Marta tiene todas las condiciones para ser una mejor amiga. Cuando llegué al Celta, me ayudó y conectamos enseguida. Podría decirte que... ¡Con una mirada las palabras sobran!", te retrata Salomé García.  
Así es. Nos entendimos desde el primer momento. Ha sido una suerte que el baloncesto nos haya puesto en el mismo camino.

—¿Dónde estabas cuando te comunicaron la oferta del Barça CBS? 
En León. Regresaba a casa después de pasarme varias horas en la biblioteca estudiando para los exámenes finales de ADE [Administración y Dirección de Empresas]. En diciembre presentaré el Trabajo de Fin de Grado (TFG) y... ¡Me graduaré!  

—¡Enhorabuena, Marta! 
¡Gracias!

—¿Te costó decidirte por la propuesta azulgrana?
Tuve en cuenta muchos factores, entre ellos, el académico. De hecho, esa fue mi prioridad. 

—¿Qué te exigen Isaac Fernández, Glòria Estopà y el resto del cuerpo técnico?
Que dé mi máximo. Hay un par de detalles que aquí me están costando más y que no desvelaré para que no se sepan mis debilidades. En definitiva, sobre todo estamos trabajando en las flaquezas. 

—¿El texto de despedida del CB Aros es uno de los que más te ha costado escribir?
Sí. El Barça CBS es solo mi tercer club. Decirle adiós al Aros fue complicado porque me ha dado mucho. Siempre lo llevaré en el corazón.  

—¿Qué crees que le enseñaste a Moses, tu entrenadora en el CB Aros? 
No lo sé, sinceramente. Eso tendrías que preguntárselo a ella. 

—"Aprendí mucho de Marta porque es una jugadora muy generosa con sus entrenadores y compañeras. Si le enseñé algo, espero que fuera de la vida y no del baloncesto", expone Moses.  
[Se ríe]. Me ha dado todo lo que soy ahora como jugadora y como persona también me ha aportado muchísimo.  

—"Su legado en Aros es incalculable: el hecho de disfrutar de su talento en cada entreno y en cada partido en casa, y la implicación que tenía con el club, las niñas e Hijolusa es algo que no se olvidará fácilmente", describe Moses.
Cada día allí era aprendizaje, diversión y competición. Las niñas te admiran y, como eres cercana, no te ven como alguien inalcanzable, sino como parte del club. Eso hace inmenso a un club pequeño como el Aros. 

—¿Qué diferencia a las patatas Hijolusa [patrocinador del Aros] del resto?
¡Que son las mejores! ¡Claro! 

—Naciste el 27 de febrero de 1995 y en 2016 fuiste la protagonista de ese mes del calendario de Gallegos y Campeones, de Coca-Cola. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Te sientes cómoda ante la cámara?
Bueno... Siempre me ha dado mucha vergüenza... Paso el apuro y ya está. ["¿Me haces la foto desde tan cerca?", preguntará después]. El trabajo fue muy profesional y quedó genial. 

—La excusa fue el oro en el Europeo sub 20 de Lanzarote de 2015. ¿Cómo lo recuerdas?
Como una maravilla. Me convocaron por las lesiones de otras compañeras y les planteé mi situación con las rodillas. Insistieron en que fuera igualmente. En principio, no tenía sitio. Supongo que me lo acabé ganando. Disfruté de un mes de preparación muy duro y divertido con grandes jugadoras y personas. En categorías de formación la generación del 1995 era casi perfecta. 

—¿Hasta qué punto tu Erasmus en Bélgica amplió tu mirada sobre la vida y el baloncesto, aunque no jugaras?
Me vino muy bien porque estaba saturada con mi lesión de rodillas y necesitaba un paréntesis de baloncesto. Aunque tuve la oportunidad de jugar, preferí centrarme en vivir la experiencia a nivel humano y académico. Me gustaría matizar algo...

—Adelante, Marta. 
Puede parecer que un Erasmus es fiesta y viajes, pero no es así: te curte y te exige buscarte la vida. Me impulsó a volver a jugar al baloncesto con muchas más ganas. 

—¿Te duelen bastante las rodillas?
[Se ríe]. Me pillas después de dos días sin entrenarme por este tema. En el Barça CBS lo estoy llevando bien. Estoy muy contenta por la victoria por 63-49 ante el Lima Horta Bàsquet, un gran equipo que llegaba invicto.   

—"Ha sabido afrontar las lesiones con madurez y ser muy tolerante al dolor. Le encanta el baloncesto y no hay nada que le impida hacer magia y disfrutar", sigue Salomé García. 
[Se ríe]. ¡Mi Salo! Supongo que sí. Moses ha sido la culpable de que esté en estas condiciones. 

—La temporada pasada tuviste muy buenas ofertas de Liga Femenina, pero te quedaste en el Aros, en Liga Femenina 2, por los estudios y porque estabas muy cómoda. 
Exacto. El primer motivo fue académico y el segundo, que no tenía ni sigo teniendo ninguna prisa. En León podía compaginar los estudios y el baloncesto, y era feliz. Eso es lo más importante. Juego porque quiero y la lesión me lo permite. Quiero disfrutar y, sobre todo, que lo haga el equipo. Eso es lo que más me satisface.  

—Aunque en la pista siempre estás muy seria. No tanto como Eli Soriano, eso sí...  
[Risas]. Es el gesto de la competitividad. Eli es tremendamente competitiva. Es una tía genial, pero en la pista... 

—Os transformáis.  
¡Claro! ¡En la cancha no hay amigas!  

—¿Cómo se llamaba tu profesor de Educación Física en 3º de primaria? 
Xoxé Luis. Fue quien me animó a probar en el Airexa (Nigrán), pues iban a hacer entrenamientos en el equipo. Me dije: "Bueno, ¿y por qué no?". Mi padre jugaba y también me animó.   

—Lo tuyo con el baloncesto fue un amor casi a primera vista.  
¡Tal cual! [Se ríe]. Estuve compaginando fútbol y baloncesto hasta el final de la temporada y después me decidí por este deporte. ¡Quería pasarme el día jugando al baloncesto! Me entrenaba en el garaje, en una canasta con la que ahora me doy casi con la cabeza... [Risas].  

—Esa canasta que puso tu padre en el garaje se quedará ahí toda la vida, ¿no?
Sí... Bueno, lo que queda de ella. Está muy destrozada... La machaqué mucho...  

—¿Qué valores te han inculcado tus padres?
Sobre todo la humildad y la generosidad, que para conseguir tus metas tienes que trabajar, construir tu camino e intentar no pisar a nadie. Creo que eso lo he seguido siempre a rajatabla.    

—El 29 de octubre de 2011 debutaste en Liga Femenina con el Celta y ante el Basket Zaragoza. Tenías solo 16 años... 
¡Estaba como un flan! Sabíamos que me estrenaría porque se habían lesionado dos bases. Jugué mucho, 27 minutos, así que los nervios se disiparon en la pista. Fue una experiencia muy bonita.  

—¿Te dijeron algo para que te calmaras o te activaras más todavía?
No recuerdo ninguna frase. Sí que sé que tanto el cuerpo técnico como las compañeras me insistían en que era un día más y que en los entrenamientos ya había demostrado que estaba preparada. Ese partido, aseguraban, era del mismo nivel que una práctica. Y así fue.  

—Diría que en Vigo aprendiste mucho de Anna Gómez... 
Hombre, tiene muchas tablas y a mí me trató muy bien. Me empapaba de todo cuanto podía de un grupo excelente.  

—"¡La responsabilidad es diversión!", defiende la base del Valencia Basket. Desconozco si por aquel entonces ya pensaba eso. 
Seguro. Anna era muy divertida y competitiva en los entrenamientos. Siempre veías que disfrutaba. Se enfadaba cuando las cosas no salían bien y nunca perdía la concentración. Intenté seguir su ejemplo. 

—"De cinco momentos, tres nos morimos de la risa. Una noche íbamos a salir para celebrar una victoria y, como le dolían los pies, las piernas y el alma, decidió ponerse  chanclas. [Se ríe]. ¡Marta tiene mucha clase y le sentaban de maravilla!", sigue Salomé García. 
¡Un clásico! Cuando montamos grandes fiestas después de victorias, las chanclas no me faltan... En ese momento no puedo con mi vida... ¡Es lo que hay! 

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