Imagen del accidente de Alonso en Bélgica - EFE. |
Fue un día
tan apacible para Jenson Button que el único susto que se llevó fue estar a punto de
perder el equilibrio tras subirse al McLaren para festejar su segunda
victoria del curso y la primera partiendo con la pole desde que
aterrizó en la escudería de Woking. En Spa el británico resultó
indemne a una carrera loca, que venció de principio a fin. Con
autoridad. Todo un triunfo balsámico para Button, que cede más de 60 puntos con respecto a Fernando
Alonso, desafortunado en la salida, donde se vio implicado en un
accidente provocado por Romain Grosjean, castigado con una prueba de
suspensión y que le pasó por encima al asturiano, que impactó con
Lewis Hamilton: “Me siento afortunado porque no tengo ninguna
herida. Tengo un poco dolor en la espalda, del golpe, y por eso me
trasladaron al centro médico. Ha sido como si me arrollase un tren”.
Los tres pilotos y Checo Pérez tuvieron que abandonar en la primera curva de
un GP de Bélgica que aprieta el Mundial, pues con el cero de Alonso
Sebastian Vettel, segundo y que fue a una parada como Button, reduce a 24 puntos su desventaja con el
líder, beneficiado por la remontada de su compañero en Ferrari,
Felipe Massa, quinto y capaz de superar y contener a Mark Webber, a
32 del bicampeón mundial. A 33 se encuentra Kimi Raikkonen, tercero
en la carrera. Alonso rompió su racha de 23 carreras consecutivas puntuando y se quedó a una de igualar el récord de Michael Schumacher.
Con su
estampa de modelo y cuerpo de triatleta, Button parecía un niño con
juguetes nuevos en el podio, haciéndole gestos al equipo, a su
pareja, Jessica Michibata y a su padre, John, que se había puesto
encima la Union Jack. Una familia feliz en un día repleto de
errores, como el de Pastor Maldonado saliendo antes de lo permitido y
retirándose después –el venezolano perderá diez posiciones en la
parrilla del GP de Italia y acumula 14 sanciones este
curso, récord histórico–. O acciones arriesgadas, como la entrada
en el pit lane de Michael Schumacher, que llegó a remontar de la 13ª
a la segunda plaza y fue perdiendo comba por la degradación de
los neumáticos hasta acabar su gran premio número 300. O sustos
mayúsculos, como el Webber tras cambiar los neumáticos: el
encargado de levantar la piruleta no advirtió que llegaba Massa y el
australiano casi se lo come. Después Webber no podría con
Felipinho, constante para mejorar nueve posiciones, aunque no pudo
acercarse lo suficiente al piloto sorpresa de la jornada, Nico
Hulkenberg, cuarto. El futuro de Massa en Maranello depende de cuanto
haga en las próximas carreras.
La siguiente
será en territorio de Ferrari, en Monza, donde Vettel logró su
primera carrera conduciendo un Toro Rosso. Eliminado en la Q3, Baby
Schumi partió décimo por la sanción a Maldonado y como una
hormiguita, poco a poco y con adelantamientos casi impasibles,
alcanzó la segunda posición. Lo máximo a lo que podía aspirar
ante un Button intratable. Tercero fue Raikkonen, descontento con las
prestaciones actuales del coche y, como siempre, imperturbable.
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