Quedaban dos minutos y
medio del primer cuarto y el cambio, uno de tantos en un partido de
baloncesto, era pura historia. Alba Torrens se iba a
descansar al banquillo y en su lugar entraba Amaya Valdemoro. De
pupila a maestra, de líder del grupo junto a Lyttle a la mejor
jugadora española de la historia. Ante Montenegro, Valdemoro superó
el récord de internacionalidades de Marina Ferragut: sumó su partido número 254, una cifra que quedó dulcemente señalada en la
tarta gigante que le prepararon para homenajearle. Un tributo tan
grande como el que le hizo el equipo y sobre todo su compañera Lyttle (21
puntos y 11
rebotes). Nerviosa en una jornada tan especial para ella, Valdemoro falló sus siete lanzamientos, anotó dos tiros libres, cogió un rebote y recuperó y perdió dos balones, además de colocar un tapón en un encuentro plácido ante Montenegro (50-66). España, invicta, se jugará el primer puesto del grupo E -y teóricamente evitar a la organizadora del Eurobásket, Francia, hasta una hipotética final- ante Turquía, actual subcampeona del torneo y que tampoco ha perdido ninguno de sus cinco partidos.
rebotes). Nerviosa en una jornada tan especial para ella, Valdemoro falló sus siete lanzamientos, anotó dos tiros libres, cogió un rebote y recuperó y perdió dos balones, además de colocar un tapón en un encuentro plácido ante Montenegro (50-66). España, invicta, se jugará el primer puesto del grupo E -y teóricamente evitar a la organizadora del Eurobásket, Francia, hasta una hipotética final- ante Turquía, actual subcampeona del torneo y que tampoco ha perdido ninguno de sus cinco partidos.
“No hay adjetivos. Una
trayectoria de nivel y calidad. No veré a a quien bata su record y
estoy orgulloso de haber sido partícipe”, dijo el seleccionador Lucas Mondelo sobre Valdemoro: “Tenemos una capitana que se merece
todo y mucho más”. La protagonista, emocionada, confesó: “Es
más de una vida con la selección y este es un momento precioso.
Además en el público tocaron hasta canciones típicas españolas.
Solo ha faltado mi madre que la tengo siempre conmigo…” Valdemoro
empezó algo acelerada, con ganas de hacerlo bien muy rápido, y
nada más salir tiró un triple forzado que no tocó ni el aro y una
canasta de dos. Dos errores en un encuentro repleto de
equivocaciones de ambos equipos. Especialmente despistadas estuvieron
Skerovic y la estrella rival, Dubljevic, que era la máxima anotadora
del campeonato y se quedó en ocho puntos, acumuló seis pérdidas
de las 21 de su equipo y acabó llorando en el banquillo. Cinco pérdidas tuvo Skerovic.
Perovanovic, imparable
No necesitó España
completar un encuentro brillante para doblegar a una Montenegro que
le había ganado en el anterior Eurobásket, en el que no pudo
alcanzar los cuartos de final. Esta vez empezó con fuerza gracias a
la pericia de Lyttle, que anotó siete de los 13 primeros puntos de
un grupo dirigido por la eterna Palau, capaz de hacer seis
asistencias y que no tiró ni vez. Torrens era omnipresente, pese a
no tener la puntería de otras jornadas, y Lima y Nicholls aportaban
en la pintura, aunque nadie dio con la tecla para minimizar a
Perovanovic, autora de 19 puntos.
Lyttle anotó sobre la
bocina antes del descanso (27-34) y continuó mejorando sus números
en la segunda parte, en la que Montenegro no llegó a inquietar al
grupo de Lucas Mondelo, que celebró la chispa de Palau y la
aparición estelar de Aguilar. Y al margen de la victoria, el récord
de Valdemoro, abrazada por todas sus compañeras: “Sé cuál es
ahora mi rol. Abrir el campo, ayudar al equipo en lo que pueda y a
veces incluso poner tapones como el de hoy…”
MONTENEGRO 50
(10+17+11+12): Skerovic (7), Jovanovic (3), DeForge (3),
Dubljevic (8) y Turcinovic (2) -quinteto inicial-, Bajic (-), Baletic
(6), Aleksic (-), Bjelica (2) y Perovanovic (19). ESPAÑA 66
(18+16+17+15): Palau (-), Torrens (9), Xargay (9), Lima (9) y Lyttle
(21) -quinteto inicial-, Nicholls (5), Domínguez (2), Aguilar (9),
Gil (-) y Valdemoro (2). Encuentro correspondiente a la segunda
jornada del grupo E de la segunda fase del Campeonato de Europa
femenino disputado en el pabellón Saint-Sauveur de Lille ante 1.650
espectadores.
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