Víctor Lapeña, Sara Mallén, Elena Salcedo, Katerina Sotiriou, Estela Royo, Rocío Torcal y Carolina Esparcia retratan para Cronómetro de Récords a la base aragonesa, vital para que España pasase a cuartos directamente ante Letonia (56-59)
Definición gráfica de cómo es Cristina Ouviña en una pista de baloncesto. Foto: FIBA Europe. |
Toni Delgado
—¡No meto ni una! ¡Soy muy mala!
—Pues nada, sigue jugando y hasta que la metas. Creo que eres una de las mejores jugadoras que he visto –le respondió, perplejo, Víctor Lapeña a Cristina Ouviña (Zaragoza, 1990).
"Y me puso la cara de las jugadoras con 18 o 19 años cuando les comentas cosas así. En el CD Basket Zaragoza apreté mucho y fui duro con Cristina Ouviña para que creciera y, a veces, sus respuestas eran francamente divertidas, como acabas de comprobar. Traté de darle mucho cariño y ayudarla a mejorar aspectos técnico-tácticos junto con el resto de cuerpo técnico. Resultó un empujoncito. Pretendíamos ponerla en primera línea de batalla", continúa el nuevo entrenador del Fenerbahçe.
Hace mucho que Cristina Ouviña no duda en una pista de baloncesto. Reparte, lanza y defiende convencida de que toma la mejor decisión. Es una de las mejores bases de Europa, tiene un rendimiento inmediato y se deja la piel desde el primer segundo. Mide 1,73 metros, pero su actitud le hace parecer mucho más alta. "Tiene un carácter fuerte y una seguridad en sí misma que le hace siempre querer devorar y luchar cada balón. Como buena maña es una auténtica fiera en la pista", la describe Víctor Lapeña. Los (in)tangibles de Cristina Ouviña (seis puntos con 1/6 tiros de campo y 4/4 en tiros libres, cinco rebotes, cuatro asistencias y cinco recuperaciones, cuatro de ellas en el tercer cuarto) impulsaron a España a escaparse ante Letonia 31-51 a 8m 17. Hasta entonces, Ouviña frenó a Elina Dikaioulaku [Babkina], Astou Ndour y Laura Nicholls se multiplicaron en la pintura y Anna Cruz sacó provecho de sus eficaces penetraciones. A partir de ese momento, al conjunto de Lucas Mondelo le quemó mucho más la pelota, renunció a tiros y Brummermane y Babkina se pusieron las botas e ilusionaron al Arena Riga (55-57 a 1m 32s). A España le salvó el temblenque de Letonia (dos tiros libres fallados por la propia Brummermane y una pérdida tras pisar la línea de fono) y la tranquilidad de Silvia Domínguez para no fallar desde la línea de personal. También la ocurrencia del seleccionador de defender con cuatro pívots y Pina los últimos 10 segundos. Con el triunfo por 56-59 la selección se ahorra el cruce de octavos y pasa a cuartos de final del Eurobasket de Serbia y Letonia como primera del grupo A. El jueves jugará contra el ganador del Rusia-Italia.
La próxima temporada será el USK Praga quien disfrute a Cristina Ouviña, que desde que se fue del CD Basket Zaragoza ha pasado por el Wisla Can Pack polaco, el Nadezhda de Oremburgo ruso y el Bourges francés. Lejos queda, como recuerda Víctor Lapeña, aquella "niña" de 18 años que venía de una grave lesión y de descender con su equipo. El entrenador no tardó en darle la titularidad en un CD Basket Zaragoza que jugó la Eurocup y alcanzó las semifinales de la Liga Día. Enfrentarse a bases como Laia Palau, Silvia Domínguez, Elisa Aguilar o Helen Luz la curtió sin remedio.
Cuando Víctor Lapeña reparó en que Ouviña "era una jugadora muy relevante a nivel mundial" fue en la preparación de los Juegos Olímpicos de Río, en los que fue el útimo descarte: "Fue muy duro para ella y todo el grupo. En la selección ha encontrado su sitio y sabe su papel. A veces más protagonista y, a veces, menos. Cuando alguien sabe sacrificarse por el equipo como lo hace Cristina, te das cuenta de que ha alcanzado su madurez. Le quedan unos cuantos años de selección española y con un rol muy relevante. Ojalá en el futuro podamos volver a coincidir. Me siento orgulloso de ella".
"Es muy rápida e inteligente en la pista y su capacidad para asistir es increíble. ¡Con sus repartos hace muy felices a sus compañeras!", aporta Katerina Sotiriou, excompañera suya en Zaragoza. "Es una base muy completa, con una visión de juego muy buena, vertical y agresiva al aro, en el que saca mucha ventaja con su cambio de ritmo e intensa en defensa. Cualquiera la querría en su equipo", interviene Rocío Torcal, con quien también coincidió en la capital maña.
"Cris es capaz de cambiar la dinámica de un partido y siempre es intensa. En defensa es un perro de presa y en ataque aprovecha muy bien todas sus opciones. Siempre hace piña en el vestuario. Con ella siempre hay risas y buen rollo. Como persona su mayor virtud es la sinceridad", la describe Elena Salcedo, una de sus mejores amigas y con la que nunca ha jugado. "Cristina siempre ha sido una jugadora muy valiente y personalidad en la pista. Cuando eres joven, vas más revolucionada, pero ese descaro y visión de juego es lo que le permitió dar el salto y rápidamente ser pieza del primer equipo del CD Basket Zaragoza", recuerda Estela Royo, exjugadora del club.
Katerina Sotiriou, del Olympiakos, jamás se olvidará de cómo la trataron Ouviña y su familia en Zaragoza, en su primer año en el extranjero. Tampoco de "su talento" en el karaoke con María Pina en el coche camino del gimnasio. ¿Ouviña y Pina seguirán haciendo duetos musicales ahora en la selección? Tiempo tienen. Son compañeras de habitación.
Lo que está claro es que Cristina Ouviña nunca deja indiferente a nadie. Le sobra imaginación. ¿Cómo reaccionó ante una cola interminable en la Feria de Málaga?
—Melli [así llama a Elena Salcedo] y [María] Pina, seguidme la corriente... -les pidió Cristina Ouviña. Se sienta en un poyete y soltó en voz alta: "¡Uff, qué mal me encuentro!". [Risas].
Ouviña sobrevivió a un grupo de chicas que "la quisieron matar" y acabó consiguiendo que se preocuparan por ella y le dejaran pasar. "¡Una grande, Cris! Aunque al final encontramos por otra vía un taxi que nos llevaba y su esfuerzo y teatrillo fue en vano", amplía, entre risas, Elena Salcedo.
Sara Mallén fue la única espectadora de otra actuación de la base internacional.
—Ven. Tengo que hablar contigo... –le dijo, "súper sería", la base tras el último partido de la temporada.
La aficionada tragó saliva.
Ouviña se sacó la camiseta del CD Basket Zaragoza y se la regaló con una dedicatoria "para la que mejor hace las tartas". Sara Mallén se la había pedido al principio de temporada. Con el tiempo, se han hecho grandes amigas. "Es una persona increíble con un corazón enorme y muy cercana. Si estás mal, siempre te anima", reconoce Sara Mallén, que en noviembre, como relató a Cronómetro de Récords, se montó en cinco medios de transporte e invirtió 19 horas para ver jugarla en Italia con el Bourges. A ambas les une una pasión infinita y la tenacidad.
"Admiro, sobre todo, su capacidad de superación", continúa Sara Mallén. En 2018 Cristina Ouviña volvió a jugar un gran torneo con la selección absoluta cinco años. Por el camino, se quedó a media uña del torno varias mses. Regresó con la absoluta sólo diez meses más tarde una lesión de tobillo.
—¿Cuándo y dónde te enteraste que Ouviña jugaría el Mundial de Tenerife?
—Justo al aterrizar en la ciudad [fue voluntaria del torneo]. ¡Casi lloré como si fuese a jugar yo el Mundial!
Tras el partido de cuartos ante Canadá, Cristina Ouviña reprimió las lágrimas hasta que no pudo más. A unos metros, en la zona de voluntarios y voluntarias, Sara Mallén no aguantó más: "Me puse a llorar y el resto me miraban con cara de '¿y a ésta qué le pasa?'. Sabía que no había sido un año fácil para ella y al salir del pabellón nos abrazamos ¡No todos los días se ve a una amiga luchar por una medalla en un Mundial!". La recompensa fue de bronce. Cristina Ouviña es la única persona que tiene la receta de las famosas croquetas de Sara. Seguro que guarda el delicioso secreto.
Empática y risueña, Cristina Ouviña siempre ha cuidado del equipo. Incluso cuando era una veterana muy joven. "Como era la júnior, podían hacer un poco conmigo lo que quisieran, y Cris siempre me pedía que le trajese susos de crema. Me arropó mucho y me hizo sentirme siempre como una más. Es simpática y buena persona. Siempre tiene una sonrisa en la cara", interviene la exjugadora Carolina Esparcia. "Si ya admiraba a Cristina antes de jugar con ella, ahora lo hago todavía más. Cristina me cuidaba y me daba buenos consejos. Sobre todo me hacía reír y sentirme apoyada en los momentos complicados. ", recuerda "como si fuera ayer" Rocío Torcal.
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