Gema García, Cristina Cantero, Naiara Díez, Joan Carles Pié, Rubén Burgós, Pepe Vázquez e Irene Lahuerta retratan para Cronómetro de Récords a la ala-pívot gallega, que ha vuelto a jugar un gran torneo con la selección más de 10 años después
Tamara Abalde en un entrenamiento. Foto: Alba Pacheco / FEB. |
Toni Delgado
"Si no tienes clarísimo lo que quieres, no puedes ser valiente. La claridad de ideas es la antesala del coraje", defiende el psicólogo deportivo Pep Marí. Aunque a veces, como bien sabe Tamara Abalde (Ferrol, 1989), se puede luchar por un sueño sin reparar en él.
—Pasaban los años, no entraba y lo entendía, porque había un grupo que estaba funcionando bien y consiguiendo éxitos. Di por hecho que era muy complicado y me centré en lo que tocaba en cada momento, en el trabajo, en el día a día. Digamos que fue algo que dejó de estar presente y de rondar mi cabeza -le confesó hace días la ala-pívot gallega a Míriam Vázquez en La Voz de Galicia.
El caso de Tamara Abalde es atípico y resume su persistencia. Pasaron 10 años y siete días hasta que volvió a disputar una gran competición con la selección absoluta. En el mismo escenario, el Arena Riga. Del 20 de junio de 2009, cuando mordió el bronce europeo ante Bielorrusia, al 27 de junio de 2019, cuando la ala-pívot gallega entró por Laura Nicholls a los 27m 23s en el debut ante Ucrania. Otra vez un Eurobasket, que esta vez Letonia coorganiza con Serbia. En la segunda cita, Tamara Abalde repartió una asistencia en los 3m 18s que disputó ante una Gran Bretaña que sólo bajó los brazos en el último minuto y medio. Un triple certero de Cristina Ouviña y una canasta muy forzada de Silvia Domínguez le dieron oxígeno (62-57 a 43,9 segundos) a una España que las pasó canutas para vencer por 67-59. Astou Ndour (23 puntos, 11/13 tiros de dos, 1/1 en triples y ocho rebotes) y Laura Nicholls (11 puntos y seis rebotes) fueron las mejores en un conjunto a veces demasiado errático (17 pérdidas) y dubitativo al que le salvó, en parte, su superioridad en el rebote (37-28). El conjunto de Lucas Mondelo cerrará la fase de grupo el domingo ante Letonia (Teledeporte, 17.30 horas). Un triunfo le daría la primera plaza del grupo y el acceso a cuartos de final.
Durante años la descripción más recurrente sobre Tamara Abalde fue "la nueva Amaya Valdemoro". Muchos medios se cansaron de comparar a una jugadora emergente con una leyenda. Unas expectativas que la ala-pívot del Valencia Basket gestionó con los pies en el suelo. Como le enseñaron en casa, el Colegio Compañía de María, el Celta o la Lamar University (NCAA). Fichó por un Ros Casares en el que no llegó a jugar y que la cedió hasta que finalizó su contrato. Sus siguientes paradas, el Rivas Ecópolis, la Unión Navarra Basket, el Pays d'Aix Basket y el Basket Landes, el Perfumerías Avenida... En general, tuvo poca presencia y perdió confianza. Tamara Abalde renacería en 2015 en el Cadí La Seu.
A Gema García lo que más le llamó la atención de Tamara Abalde cuando coincidieron en el Celta fue su madurez, pese a su juventud: "También su saber estar y sus ganas de mejorar. Es muy humilde y siempre sonríe". La tripleta que formaron con Alba Torrens es una de las más frescas, descaradas y talentosas que han pasado por la Liga Día: "En la pista transmitíamos lo bien que nos llevábamos fuera. Éramos muy jóvenes y disfrutábamos mucho. Teníamos muy buenas veteranas que nos ayudaban mucho".
Entre esas jugadoras con más recorrido destacaba Cristina Cantero, actual entrenadora del Celta. Tiene una memoria privilegiada. Recuerda perfectamente cómo le sorprendió "su facilidad y elegancia al hacer las cosas" de Tamara Abalde: "Generalmente aparentaba una tranquilidad y un saber hacer insólitos para su edad. El haber vivido el deporte en su casa [su padre, Alberto Abalde, jugó, entre otros, en el Obradoiro y el OAR Ferrol] le ha llevado a aprender más rápido las cosas y a gestionar mejor los malos momentos. Ahora Tamara saca mucho más partido de sus cualidades físicas y técnicas porque disfruta con lo que hace y eso le libera la cabeza... Con los años, todo el mundo consolida cosas técnicas, tácticas y mejora o empeora físicamente. Ella ha mejorado físicamente y eso le beneficia". "Es comprometida y antepone siempre al equipo a cualquier interés personal. Es una profesional impecable en sus hábitos y estilo de vida. Destacaría la templanza y seguridad que nos transmitió a compañeras y técnicos apoyando una charla en el vestuario en uno de los momentos complicados al inicio de Liga", apunta Rubén Burgos, su técnico en el Valencia Basket. Desde pretemporada Tamara Abalde arrastró problemas en el tendón de Aquiles que le obligaron a jugar mermada el inicio de curso y a parar un mes. Poco a poco, la ala-pívot gallega fue creciendo hasta convertirse en una pieza clave para el equipo. "Sobresalió, sobre todo, en los momentos importantes, la Copa de la Reina y las eliminatorias por el título", recuerda Rubén Burgos.
Tamara Abalde está acostumbrada a las arenas movedizas. En su momento, ante la falta de minutos en el Rivas Ecópolis, hizo las maletas rumbo a la Unión Navarra Basket. En Pamplona casi dobló su participación y números. "No es fácil llegar a un equipo en mitad de temporada, pero ella no tuvo ningún problema para integrarse", le reconoce Naiara Díez, ahora capitana del Gernika, con quien congenió casi al instante: "Es muy trabajadora y muy normal que siempre va vestida con su sonrisa. ¡Lo difícil es no llevarse bien con Tami!".
Tamara Abalde en su etapa en el Stadium Casablanca. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
"A estas alturas, no os voy a descubrir a Tamara Abalde. Ha optimizado sus virtudes en ataque: el juego en transición, los tiros abiertos y continuaciones y su habilidad en rebote ofensivo. Defensivamente es una de las jugadoras más rigurosas y eficientes en la defensa individual y colectiva que conozco. Siempre está atenta a los apuntes de scouting y a corregir con ayudas posibles errores de cualquier compañera", la retrata Rubén Burgos. "Su trabajo diario le ha llevado a seguir creciendo como jugadora y su vuelta a la selección es más que merecida", apunta Pepe Vázquez, que la dirigió en el CREF. "Es una jugadora inteligente de tiro exquisito y con ganas de mejorar... Este verano le ha llegado el premio que se merece... ¡Y me alegro muchísimo!", interviene Naiara Díez. "Es muy divertida y extrovertida. Con ella se puede hablar de todo y, si lo necesitas, siempre te echará un cable", la define Irene Lahuerta.
En la Seu d'Urgell y con Joan Carles Pié como entrenador, Tamara Abalde recuperó su esencia y amplió su mirada: "Sinceramente, me sorprendió. A sus condiciones físicas se unieron una gran madurez mental, un compromiso con el proyecto, un trabajo diario de excelente calidad y una gran predisposición para ayudar al grupo". La siguiente parada fue Madrid, el CREF, en el que Abalde y sus compañeras vivieron un sinfín de contratiempos (extra)deportivos y el descenso. "Tami era la líder deportiva y espiritual del grupo. Cargó con mucha presión y cumplió con matrícula en todos los aspectos", reconoce Pepe Vázquez.
Mucho más agradable fue la siguiente experiencia de Tamara Abalde. "Nunca había disfrutado tanto en la pista como este año en el Stadium Casablanca", reconoció la propia jugadora a Cronómetro de Récords tras un partido ante el Bàsquet Femení Sant Adrià en el Marina Besòs. "Víctor Lapeña nos dio mucha libertad, espacios liberados, nos pedía correr al contraataque, mucha intensidad en defensa... ¡Y ahí Tami era imparable! Se sentía muy cómoda e hizo un trabajo increíble. Cada una sabía su rol. Conectamos, nos conocíamos muy bien. Eso y las victorias nos ayudaron a gozar mucho", interviene Irene Lahuerta.
En ese equipo había conexión humana, deportiva y musical. A Irene Lahuerta no se le va de la cabeza una letra. Sonríe cuando la recuerda: "Ma-yo-ne-sa, ella me bate como haciendo mayonesa... Todo lo que había tomado se me subió pronto a la cabeza... Ma-yo-ne-sa, ella me bate como haciendo mayonesa... No sé ni cómo me llamo... Ni dónde vivo... Ni dónde vivo... Ni me interesaaa...". La cantó y la bailó en el coche con Carolina Esparcia, Vega Gimeno y Tamara Abalde mientras se dirigían al Príncipe Felipe para jugar las semifinales de la Copa de la Reina de Zaragoza. "Si no fuera por esos raticos...", cierra, divertida, Irene Lahuerta.
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