A falta de puntos y de su líder, el Barça está resolviendo los partidos por amor propio y espíritu competitivo. Por fe y coraje, por sacar agallas en el momento. Los azulgrana han perdido frescura y soltura en ataque y ante el Cantú sólo seis de sus jugadores anotaron algún punto. Para su suerte el trío Perovic, Lorbek y Eidson resolvió el estreno en el Top 16 con un triunfo por 65-60, en un partido que se había puesto muy cuesta arriba y en una jornada emotiva por el regreso de Gianluca Basile al Palau Blaugrana.
Agradecida por su carisma, profesionalidad y rendimiento, la grada aplaudió con el corazón a Baso, al que el club le hizo un homenaje por su trayectoria como azulgrana y por ser el extranjero que más partidos ha jugado con el equipo. Navarro, todavía convaleciente de una fascitis plantar, le entregó una camiseta con su apellido, el número que llevó (el 5) y las firmas de la plantilla. Basile pudo contener las lágrimas y contener los nervios y, haciendo honor a su temple, empezó enchufado el encuentro. Todo el contrario que sus ex compañeros, tan idos que parecían haber sido ellos los que acababan de recibir un sentido tributo. Tan desacertados empezaron los azulgrana que fallaron los primeros ocho lanzamientos, en contraste con la efectividad de un Cantú fresco en el que brillaba otro ex azulgrana, Marconato, con su clásico tiro desde media distancia (0-8).
La explosión de Ingles
Atascados y desorientados, los azulgrana tuvieron que picar mucha piedra para anotar su primera canasta, obra de Mickeal, el mejor en San Sebastián y que esta vez no destacó en un equipo empequeñecido y casi siempre a remolque ante un conjunto italiano plagado de tiradores que explotaba el juego interior, teóricamente su punto débil ante un Barça con Ndong, Vázquez, Lorbek y Perovic. El problema fue que de los dos primeros apenas hubo noticias y se quedaron sin sumar ni un punto.
Los azulgrana encontraron muelle y fuelle en su director titular, Huertas, que más que dirigir anotó dos triples sin fallo en un equipo irreconocible que sólo acumuló nueve asistencias, de las cuales cinco fueron de Eidson, el hombre para todo de la plantilla. Ingles, por su parte, volvió a bordarlo por instantes: el australiano se está especializando en aparecer en los momentos más peliagudos (21-18 a los 11m 15s). Pero de nuevo se quedó mudo el Barça con un parcial de 0-8, aunque llegaría entero al descanso con un 28-30.
Agradecida por su carisma, profesionalidad y rendimiento, la grada aplaudió con el corazón a Baso, al que el club le hizo un homenaje por su trayectoria como azulgrana y por ser el extranjero que más partidos ha jugado con el equipo. Navarro, todavía convaleciente de una fascitis plantar, le entregó una camiseta con su apellido, el número que llevó (el 5) y las firmas de la plantilla. Basile pudo contener las lágrimas y contener los nervios y, haciendo honor a su temple, empezó enchufado el encuentro. Todo el contrario que sus ex compañeros, tan idos que parecían haber sido ellos los que acababan de recibir un sentido tributo. Tan desacertados empezaron los azulgrana que fallaron los primeros ocho lanzamientos, en contraste con la efectividad de un Cantú fresco en el que brillaba otro ex azulgrana, Marconato, con su clásico tiro desde media distancia (0-8).
La explosión de Ingles
Atascados y desorientados, los azulgrana tuvieron que picar mucha piedra para anotar su primera canasta, obra de Mickeal, el mejor en San Sebastián y que esta vez no destacó en un equipo empequeñecido y casi siempre a remolque ante un conjunto italiano plagado de tiradores que explotaba el juego interior, teóricamente su punto débil ante un Barça con Ndong, Vázquez, Lorbek y Perovic. El problema fue que de los dos primeros apenas hubo noticias y se quedaron sin sumar ni un punto.
Los azulgrana encontraron muelle y fuelle en su director titular, Huertas, que más que dirigir anotó dos triples sin fallo en un equipo irreconocible que sólo acumuló nueve asistencias, de las cuales cinco fueron de Eidson, el hombre para todo de la plantilla. Ingles, por su parte, volvió a bordarlo por instantes: el australiano se está especializando en aparecer en los momentos más peliagudos (21-18 a los 11m 15s). Pero de nuevo se quedó mudo el Barça con un parcial de 0-8, aunque llegaría entero al descanso con un 28-30.
La versatilidad de Eidson
Siguió en sus trece el Cantú y encadenó dos triples consecutivos para volver a distanciarse en el ecuador del tercer cuarto (34-39). Lorbek, que había necesitaba seis tiros para meter una canasta, celebró juntando los dientes su triple, señal que no estaba nada cómodo. Eidson, al que le pitaron una técnica muy quisquillosa, también dio un paso adelante, acompañado de Ingles y Huertas para poner otra vez por delante al Barça (52-51) a 7m 22s. El final fue azulgrana, con Perovic atento al rebote ofensivo, Lorbek mostrando su elegancia y Eidson, su versatilidad. El ex jugador del Maccabi se dio un buen coscorrón tras meter un mate a una mano, la última acción de un encuentro del que Basile se despidió aplaudiendo a esa afición que tanto le quiere. Normalmente la regla no falla: quien se da a querer recibe el cariño merecido.
BARÇA 65 (15+13+21+16): Huertas (11), Mickeal (8), Eidson (15), Lorbek (13), Ndong –quinteto inicial–, Wallace (-), Vázquez (-), Ingles (10), Sada, Rabaseda, Perovic (8). BENNET CANTÚ 60 (18+12+19+11): Micov (13), Marconato (9), Basile (13), Leunen (3), Cinciarini (2) –quinteto inicial–, Mazzarino (1), Diviach, Gianella (2), Shermadini (9), Brunner (4) y Markoishvili (4). Árbitros: Ziemblicki (POL), Vojinovic (SRB) y Koromilas (GRE). Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada del grupo H del TOP16 de la Euroliga disputado en el Palau Blaugrana ante 4.829 espectadores.
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