miércoles, 19 de febrero de 2020

Paula Curto: "No entendía por qué el baloncesto ya no me hacía feliz"

Cronómetro de Récords entrevista a la escolta del Barça CBS 

Paula Curto con una pelota muy especial: "Bàsquet, t'estimo". Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Feliu de Llobregat

—¡Ya vuelves a ser tú...! –se quejaba, enfadado, el abuelo. 

La nieta había roto otro fluorescente de la carpintería... 

—No sé cuántos me cargué chutando la pelota... Mi yayo cambiaba los fluorescentes encantado y dos minutos después volvía y le ponía cara de niña buena... –recuerda, entre risas, Paula Curto (Amposta, Tarragona, 1997). A la escolta del Barça CBS le brillan los ojos cuando habla de su abuelo carpintero: "Siempre ha sido tan bueno conmigo... Para mí es un referente que me ha apoyado en todo: venía a buscarme a los entrenamientos, me llevaba a los partidos... Lo primero que hago cuando voy a Amposta es desayunar con él. Comer en casa de la yaya es sagrado".

—¿Tus mejores partidos han sido en la carpintería?
¡Sin duda! Ni campeonatos de España ni fases de ascenso ni ahora en Liga Femenina 2... ¡Ningún torneo iguala a la carpintería! Me pasaba las tardes lanzando a la canasta que me puso el abuelo en la pared. Ahora levanto los brazos y toco el aro. ¡Sigue allí! 

—¿Y todavía juegas con esa canasta?
[Risas]. Bueno... Ahora ya no tanto... Sí que me la quedo mirando un rato con mi abuelo. ¿Sabes? De peque lo que me gustaba era el fútbol: lo había mamado en casa. Era la única niña en el equipo... En aquellos tiempos no había tantas oportunidades para que nosotras jugáramos también. Total que mi madre me apuntó al baloncesto. En mis primeros entrenamientos me pasaban la pelota y... ¡La chutaba! [Carcajadas].

—Pero duró poco, ¿no? 
Duró, duró... [Risas]. Las compañeras iban, claro, con las zapatillas de baloncesto y yo, con unas de fútbol sin tacos y la camiseta del Barça  de fútbol. "Paula, ¿por qué chutas la pelota? ¿Por qué?", me preguntaba el entrenador. [Risas]. 

—¿Te siguen costando los cambios?
Yo quería continuar jugando al fútbol y, como no era posible, me invitaron a probar otro deporte... Me costó adaptarme por eso. Por el camino descubrí que el balonmano no era lo mío.   

"Paula, esto es para ti". Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—"Lo que más me enorgullece de mi nieta es comprobar que se ha convertido en una gran persona con un corazón infinito", celebra tu abuelo. 
Él siempre repite que el deporte, por encima de todo, es aprendizaje.  Guarda recortes míos de la prensa, sobre todo de mi etapa en el Club Bàsquet Amposta, fotos de cuando era pequeña, muchos partidos grabados... Tiene hasta imágenes y entrevistas mías enmarcadas.  

—Es el Museo Paula Curto.
¡Casi, casi!

—¿Cuántas veces te han puesto el acento en el apellido?
Sólo en la uni. Curto no es muy poco común en Barcelona, pero en Tarragona hay un montón. 

—¿Curto o Corto?
Cur... ¡Ay, ay...! [Risas]. Cuando vi la camiseta... [No puede aguantarse la risa]. Llegué tarde a la pretemporada porque estaba de viaje. Isaac [Fernández, su entrenador] me dijo: "No te enfades... con la camiseta que te daremos... Hay un error en tu apellido...". Pensé que estaba bromeando... ¡Pero hablaba en serio! 

Paula Curto y el baloncesto, un amor sin secretos. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—"Fue un momentazo con muchas risas y ella, con su buen sentido el humor, nos hizo pasar un instante top", recuerda tu compañera Salomé García. ¿Qué hiciste?
¡Negarme a jugar con la camiseta! [Se ríe]. Estaba súper enfadada. Al final me la puse para competir en la Lliga Catalana contra el Lima Horta Bàsquet. Al menos, mi número sí era el correcto... Las compañeras me empezaron a decir "cambio y corto" hasta que me puse seria. También vinieron amigas de Amposta y... La broma llegó a las historias de Instagram... Me lo tomé con humor y acabé riéndome.  

—"Yo soy muy bromista y Paula me da pie a hacerle muchas bromas", sigue Salomé García. ¿Cómo son las ocurrencias de Salo? 
Desde el primer día me ha hecho mucha gracia por su forma de contar las cosas y de soltarte bromas que no ves venir: te asusta cuando vas por el hotel, se ríe si te equivocas cuando hablas... 

—"Paula es, sobre todo, generosa, alegre, natural y muy constante. Es imposible aburrirte con ella", te retrata Salomé García. 
No cuento chistes porque no sé, pero me hace gracia todo... Soy generosa y muy de los míos. Daría la vida por mi gente.

La escolta del Barça CBS defendiendo a Mireia Vila, del AE Boet Mataró. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—Me aseguran que eres muy segura de ti misma y positiva. 
Hay momentos en los que te sientes súper segura y otros que no. Cuando tomo decisiones, no dudo: asumo las consecuencias. Sé que siempre habrá un aprendizaje.

—Esta temporada te noto mucho más segura en la pista que la pasada.
Es así. No jugaba como siempre. Estaba acostumbrada a otro tipo de estilo de juego y me agobiaba mi día a día. Ese ahogo lo llevaba, involuntariamente, a la pista. Me dije: "Paula, si el baloncesto no te hace feliz, déjalo". Cambié el chip y acabé la temporada muy contenta.

—¿Te habrías ido del equipo antes de acabar el curso?  
Sí. No estaba bien y cualquier tontería me sentaba mal. Lo hablamos en casa en las Navidades de 2018. Mi familia me apremió a que tomase una decisión: "Paula, tienes un compromiso con el club y el equipo, pero primero eres tú". Para mí es una falta de respeto marcharte así, pero me lo planteé porque no estaba bien. Esas Navidades vi vídeos de cuando empezaba a jugar y se me cayeron las lágrimas. No entendía por qué el baloncesto ya no me hacía feliz. Así que me pregunté qué podía cambiar yo. Aposté por el baloncesto y sigo súper contenta. El equipo me ayudó mucho también.  

—La temporada pasada tirabas muchas veces pensando que fallarías. 
Tal cual. Veo nuestros partidos y sé que se me nota en la cara si estoy bien o mal. Soy muy transparente. Ahora, si fallo un triple, pienso que meteré el siguiente. 

Deportividad. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—Lanzas más que el año pasado, pero sigo creyendo que lo haces poco. Muy poco.
Yo también pienso que tengo que tirar más, pero mientras el equipo gane...

—¿Es cuestión de confianza o de hábito?
Me gusta tanto dar el pase extra que llego a olvidarme de tirar. Soy muy generosa en pista. A veces, demasiado. Mi tiro es bueno y tengo que aprovecharlo. Si fallo, ya me sentarán. 

—Paula, pues sabes lo que te toca... 
¡Aplicarlo ya en el Pavelló Virolai contra el Lima Horta Bàsquet el sábado que viene! Te lo prometo, Toni. 

—Esta temporada has dado un plus importante en defensa. 
Me habían repetido tanto que mi punto débil era la defensa que, al final, me lo creí. El año pasado veía a una rival botando y pensaba: "Buah, me a romper, me romperá". Ahora, si lo consigue, le hago falta. 

—¿Cómo te cambió como persona superar una trombosis en la arteria femoral? 
Había quedado para cenar con unas amigas y estaba estudiando para la selectividad. Me levanté y tenía la pierna morada y muy inflada. Me llevaron en ambulancia a Tortosa y me hicieron una ecografía. Pensaba que acabaría rápido y me iría a cenar, pero no... Me ingresaron y estuve dos semanas sin poder hacer nada. Lo más duro fue ver a mi madre salir un día llorando de la habitación cuando vio a sus padres. Yo tenía 17 años y no sabía cómo es de grave una trombosis. La médica me lo explicó todo delante de mis padres y yo le pedí que me diese el alta porque necesitaba jugar a baloncesto. Era un momento clave en mi carrera: el año del paso de júnior a sénior. Y la médica me cogió y me dijo: "Paula, da gracias que puedes explicar lo que te ha pasado. No sé si podrás volver a jugar...". Me quedé blanca y empecé a llorar... No podía parar de hacerlo. 

—Normal, en ningún momento te habías imaginado eso. 
Un rato después, la médica me lo volvió a explicar y lo entendí: me habló del seguimiento que me harían. Pedí el alta, incluso con fiebre, para hacer la selectividad. Me llevó mi madre y me presenté en muletas, con una venda... Cada semana me ajustaban la dosis del Sintrom. Cualquier cortecito era un drama...  

—¿Cómo fue tu retorno a los entrenamientos?
Fue un 26 de agosto. Se me infló la pierna cuando me puse a correr. La médica me dijo que seguía estando grave y que, finalmente, me darían el alta en diciembre. La espera se me pasó rápido porque había empezado la uni, quedaba con las amigas por la tarde, estaba pendiente del equipo... Llegado el momento, me dieron tres meses más de baja... Fue un mazazo...  

—Con cualquier esfuerzo de más... 
Se me inflaba la pierna. Después de ocho meses tomando Sintrom [un medicamento anticoagulante para pacientes con algún problema o riesgo de tromboembolismo], la médica me comentó que ya no había peligro. Cuando volví a entrenarme, se me inflaban las venas y eso hacía que la pierna se me cansara más. 

Paula Curto, Carolina Guerrero y Marta Arbizu observan la trayectoria de la pelota. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—¿Cómo recuerdas tu vuelta a las pistas?
Tengo la piel de gallina... Regresé en el Pavelló Joan Busquets, del CB Prat, y casi se me saltan las lágrimas cuando toqué por primera vez la pelota. En verano, cuando hace calor, la pierna está más cansada. No hay más. He tenido muchísima suerte. Necesito inyectarme heparina, entre otros casos, si me quedo embrazada, antes de un vuelo de más de seis horas, de una operación...  

—Entiendo que recordar esa mala experiencia te ayudó a seguir jugando cuando dudaste si hacerlo o no. 
Sí. En su momento me amplió la mirada: la vida va más allá del baloncesto. Me llena, pero hay otras que también lo consiguen. Ahora disfruto más del baloncesto. 

—Tu abuelo es muy culé y que su nieta juegue en el Barça CBS...  
¡No tiene precio para él! ¡Se emocionó tanto cuando le dije que me querían fichar...! No se perdió mi debut y viene siempre que puede. Hoy ha acudido con mis padres. El 4 de abril hará 88 años. Por el camino ha querido ir escuchando por la radio el Barça-Getafe, claro. 

—Desde que ganasteis al Bàsquet Femení Sant Adrià en el Marina Besòs y os pusisteis líderes en solitario, acumuláis seis derrotas en  diez partidos.  
Quizás a veces hayamos pecado de exceso de confianza. Por ejemplo, habríamos ganado al Magec Tías si hubiésemos salido con la misma actitud que contra el CB Islas Canarias.  

—En esas derrotas habéis anotado muy pocos puntos, 50, 51, 58 (dos veces), 68 y 72.  
Nos contagiamos para lo bueno y lo malo. Tenemos que hacer autocrítica. Si una tiene un mal día, es necesario que aparezca otra. Lo más importante es que el equipo siempre está unido.

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