jueves, 8 de abril de 2021

Lucía Serrano: "Lucho por la pelota a la que cualquiera renunciaría"

 El Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles, con la base inédita, compite ante un Uni Ferrol liderado por Andrea Boquete (69-78) en el estreno de la fase de ascenso a Liga Femenina Endesa de Leganés   

Lucía Serrano abraza a Regina Aguilar tras el último partido de liga regular ante el Barça CBS. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) #baloncestofemenino #FaseFinalLF2

"Si metiera más manos, robaría más pelotas, pero también me pitarían más faltas. Mi juego es más de ser pesada y provocar que la rival la pierda", se retrata Lucía Serrano (Barcelona, 1997). Una actitud que las estadísticas, siempre tan caprichosas, no reflejan. "Si la contraria se bota el balón en el pie o da un mal pase es porque la estoy defendiendo bien. Soy intensidad y corazón. Lucho por la pelota a la que cualquiera renunciaría", se reivindica la base del Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles, inmersa en su primera fase de ascenso a Liga Femenina Endesa, en Leganés. No jugó en la derrota por 69-78 ante el Uni Ferrol en el partido inaugural.

Lucía Serrano nunca para quieta. Siempre fue un rayo y, de hecho, compitió, y muy bien, en 100 y 200 metros, 400 metros vallas y salto de longitud. Hasta que el atletismo le pareció un deporte solitario y se apuntó a baloncesto para estar más con sus amigas de clase. Le gustó desde el primer bote. 

La pequeña Lucía corría de un lado a otro, inalcanzable para el resto. "El problema era que cuando tenía que entrar a canasta tiraba unas piedras...", recuerda, entre risas. Eva, su primera entrenadora, siempre le pedía calma y le recordaba que no podía estar siempre al 100%. "Jordi Vizcaíno también me insiste en ese punto. Me repite que en el baloncesto hay que jugar con los cambios de ritmo y dirección", apunta.

Le cuesta mucho dormir, sobre todo el día antes y horas  después del partido. Por la cabeza le pasan infinidad de ideas. 

—¿Por qué he fallado aquella entrada?
—¿Y ese triple? ¡Si estaba sola! 

Incluso se imagina jugadas que no ha hecho. 

Hasta que, por fin, se dice a sí misma: "¡Lucía, para por favor!". Se pone alguna serie de televisión ligera y respira. Desconecta un poco.  

"Esta noche me ha costado dormir un poco por los nervios del partido. Comparto habitación con Laura Salmerón y hemos repasado las jugadas. Estábamos un poco cansadas porque habíamos madrugado mucho para venir a Leganés", recuerda Lucía Serrano. 

El partido que habían visualizado la base del Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles y Jordi Vizcaíno durante la semana era un encuentro igualado en el que el Uni Ferrol "acababa desquiciado por nuestra defensa. Nosotras hemos vivido bastantes partidos así. Ellas no". Fran Cortés, analista en Canal FEB, pensaba lo mismo y concretaba que al conjunto catalán le interesaba un encuentro de "entre 60 y 65 puntos" ante el máximo anotador de la fase regular de Liga Femenina 2 (84,73 tantos por cita).  

Laura Arias, Blanca Garcia y Lucía Serrano animan a su equipo ante el Uni Ferrol. Foto: Manu Márquez / FEB. 

Se cumplió el guion durante muchos momentos e incluso el Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles empezó como un ciclón, con Mireia Vila como cartera (tres asistencias) y Cristina Hurtado muy certera con dos triples (11-5 a los 3m 28s). Reaccionó el Uni Ferrol con Brooke Salas, que pese a cargarse rápido con dos personales culminó la remontada después de que Lino López la reservase en el banquillo (29-30 a los 16m 39s, 34-36 al descanso). 

"Cada canasta era un festival en el banquillo y todas nos hemos dejado la garganta para animar. Estábamos súper metidas. Cuando nos ha costado más jugar he sufrido mucho y he sentido impotencia", reconoce Lucía Serrano. Se refiere, por ejemplo, al inicio del tercer cuarto, cuando, con Laura Fernández como guía, el Uni Ferrol se escapó 34-43 a los 23m 19s. Un golpe que no acusó el Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles, siempre coral y a veces muy fuerte mentalmente que se acercó 44-45, a los 26m 20s, con cuatro canastas de cuatro jugadoras diferentes (Blanca Garcia, Olga Ruano, Mireia Vila y Cristina Hurtado) y dos tiros libres de Sara Vujacic, puro fuego.

"Andrea Boquete se ha echado a su equipo a la espalda y le ha dado un colchón que ya no hemos podido remontar", destaca Lucía Serrano. La tiradora argentina demostró que puede ser una una jugadora diferencial y colocó el 53-69 a 5m 16s. Ni así bajó los brazos el Bàsquet Maresme Boet Mataró 3 Viles. Sara Vujacic continuó su recital de talento, puntería e inteligencia, y la diferencia se redujo hasta el 69-78 final. "Hemos llegado a tener el caramelo en la boca y nos hemos quedado con la miel en los labios. Queríamos competir y lo hemos hecho. Estoy súper orgullosa y triste a la vez", añade. 

Andrea Boquete fue el factor diferencial del Uni Ferrol. Foto: Manu Márquez / FEB. 
 
Desde el principio de la temporada Lucía Serrano se ha sentido arropada por el cuerpo técnico y sus compañeras: "Sé, y me lo demuestran cada día, que no pueden confiar más en mí". A ella, en cambio, le falta creérselo. Las dudas le pesan, sobre todo, cuando lanza triples: "La mayoría estoy sola y este curso no llego ni a un 10% de efectividad. Quiero hacer las cosas tan bien y demostrar que puedo ayudar al equipo que a veces me bloqueo. Todas me animan, especialmente las veteranas, Cristina [Hurtado], Mireia [Vila] y Olga [Ruano]. De verdad, estoy enamorada de mi equipo".  

—¿Crees que tendrás más confianza cuando no seas tan despistada? –le pregunto. 
—[Carcajadas]. Vivo feliz en mi mundo y a veces se me escapan muchos detalles...
  
Contra el Stadium Casablanca, en el Eduardo Lastrada, Lucía Serrano jugó con unas zapatillas del 42, cuando su número es el 39. Se dejó las suyas en casa y compitió con las de una rival, Raquel Terrer. "Laura Soria, mi ángel de la guarda, se las pidió. Me apreté tanto los cordones que se me quedó el pie lila. [Risas]. ¡He perdido todo lo que se puede perder! Carteras, mochilas... Un año extravié el DNI tres veces y mi padre me obligaba a salir a la calle con el caducado... '¡No perderás otro más!', me repetía. [Risas]".   

Lucía Serrano intenta robarle el balón a Laia Anducas. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.

Para evitar sustos, su padre, Jose Maria, y su madre, Ana María, revisaron que no se olvidase nada en aquella maleta, quizás la más especial de su vida. Con 18 años se iba a estudiar y a competir a Estados Unidos con las Texas A&M Kingsville, de la NCAA D2. 

—Aterricé diciendo chicken, water y cuatro palabras más...  [Nos reímos]. Mi madre me echaba la bronca: "Hija, por favor, deja de echarte amistades de México y júntate con gente que hable inglés o no lo aprenderás nunca...". Y yo: "¡Entonces me quedaré sola!". Cuando me solté, mejoré muchísimo y ahora domino el idioma. ¿Sabes? Cuando sueño con alguien de aquella etapa, lo hago en inglés, y es muy guay –recuerda.  

Lucía Serrano, Laura Soria, Laura Salmerón y Sara Vujacic. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.

Fue un año duro, extremo. Se perdió algunos partidos porque sus notas no eran suficientes y también se veía superada muchas veces ante rivales con mucho más físico.  Pensó que lo mejor para ella era continuar bajar una categoría, y tener más atención en otro equipo. Taylor Shaffer, su entrenador de Otero Junior College, de la NJCAA, "confió mucho en mí y me ayudó a mejorar mucho dentro y fuera de la pista. Cogí más confianza en mí misma y aprendí a leer mejor el juego. Así que después me sentí capacitada para aterrizar en la NCAA D1 con Fairleigh Dickinson University". 

Hasta que Oriol Villà se cruzó en su camino, Lucía Serrano había jugado al baloncesto en Cardadeu y Argentona, había pasado por el PDP, el Programa de Detecció i Perfeccionament (Programa de Detección y Perfeccionamiento), de la Federació Catalana de Basquetbol y había ido convocada "en alguna selección". "Pero tampoco tenía aspiraciones", añade.  

Oriol Villà la fichó para el Arenys Bàsquet y Lucía Serrano pasó de jugar en infantil nivel B a cadete preferente. Hasta entonces no se había esforzado mucho, le bastaba con explotar sus virtudes. El físico le daba mucha ventaja. "Oriol nos hacía entrenar casi tres horas al día, o así lo recuerdo yo, y no parábamos durante el verano. Con él hice mucha técnica individual y aprendí a jugar con la izquierda. Me da mucha rabia haber empezado tan tarde porque podría ser mucho mejor jugadora", lamenta.   

Lucía Moreno en la final de la Lliga Catalana de Liga Femenina 2. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 
 
Cuando le leo comentarios que me ha hecho sobre ella su amiga y compañera de equipo Laura Soria, también base, sonríe. Uno es éste: "Lucía desprende magia y ve la vida con ojos de felicidad. ¡Te hace las cosas tan fáciles...! ¡La adoro!". 

Lucía Serrano cierra los ojos un instante. Quizás se le pasen por la cabeza muchas imágenes de tantas experiencias compartidas con su amiga en tan poco tiempo. Mira al periodista y brinda por su suerte: "Tenemos tantas cosas en común que a veces Laura y yo nos entendemos con la mirada. ¡Nos reímos mucho desde el primer día! Fue una complicidad a primera risa. Alguna vez que se ha quedado a dormir en casa le he dejado un pijama y mi madre la ha confundido conmigo de espaldas. '¡Lucía! ¡Lucía!'. Y no, era Laura. Aunque mi madre sin gafas tampoco ve mucho. [Risas]. Y sobre eso que te ha dicho de mí... Soy muy cercana, siempre estoy dispuesta a ayudar a cualquiera e intento tomarme los golpes con humor". 

Reconoce que le sobra autocrítica. Tras debutar en Liga Femenina 2 contra el CB Andratx con cinco rebotes y cinco asistencias, lloró de rabia. Se sentía frustrada por haber fallado sus tres tiros: "Me animó mucho que Jordi Vizcaíno me dijese que estaba 'contentísimo' con mi actuación. Si había hecho lo que esperaba de mí, tenía que estar muy satisfecha, ¿no? Con los meses, he aprendido a irme contenta si ganamos y he defendido bien, aunque no haya anotado. Hoy, ante el Uni Ferrol, hemos estado, luchado y creído hasta el final. Estamos tristes porque no hemos ganado, pero nos llevamos una experiencia vital que nos puede ayudar mucho mañana contra el CB Jairis. Ése partido es nuestro único pensamiento desde ya". 

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