jueves, 14 de marzo de 2019

Milica Jovanovic: "Sería bonito quedarme en el Bàsquet Femení Sant Adrià"

Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot montenegrina

Milica Jovanovic tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs 

Aunque es una trotamundos, a Milica Jovanovic (Nikšić, Montenegro, 1989) no le cuesta nada echar raíces en los clubes. Siente y se deja el alma por la camiseta que se pone.  No es extraño que llegase al Bàsquet Femení Sant Adrià tras la lesión de Maria Jespersen y se ganase la continuidad, como mínimo, hasta final de temporada. Tras la dura derrota ante el CD Zamarat (53-65), Milica Jovanovic es la primera que se va al vestuario. Lo hace con la mirada perdida. Diez minutos después, la ala-pívot montenegrina aparece con el pelo mojado y una sudadera con la mítica imagen de Michael Jordan con los brazos abiertos y una pelota en la mano. Milica Jovanovic habla mucho con los ojos y transmite credibilidad.
 
—¿Cómo te sientes? 
No lo sé... Estoy enojada, triste... Me esperaba haber ayudado mucho más a mi equipo en este partido. Estábamos convencidas de que el resultado sería muy diferente... Es un momento duro, pero nos quedan muchos partidos para seguir luchando por la permanencia en la Liga Día.  

—¿Has hablado con las compañeras? 
Ahora no es el momento. Sí lo es de un diálogo interior. Necesitamos paciencia y seguir juntas. Muy juntas. Ése es el único camino. El baloncesto es un deporte colectivo y se trata de que las jugadoras y el cuerpo técnico nos apoyemos. De que cada pieza confíe en las otras. A mí no me gustan las excusas. Nunca tenemos que hablar de los árbitros, sino fijarnos en nosotras y encontrar soluciones. Ya está.  

—Para Miqui Calderón, fisioterapeuta y miembro del cuerpo técnico del Bàsquet Femení Sant Adrià, has cambiado "la manera de jugar del equipo". Eres una 4 que abre mucho el campo y facilita que las tiradoras dispongan de más espacio de maniobra.   
Espero que Miqui tenga razón. Siempre intento ofrecer mi mejor versión para ayudar al equipo. Aspiro a hacer mejores a mis compañeras para que se sientan más cómodas en la pista, tanto en defensa en ataque. 

—No tardaste demasiado en adaptarte al Bàsquet Femení Sant Adrià. 
Lo estaría más si hubiese empezado la temporada con el grupo, pero no puedo decir que haya sido un proceso duro porque el cuerpo técnico y mis compañeras me han ayudado desde el primer día. 

—¿Encuentras semejanzas entre el Olesa y el Bàsquet Sant Femení?
¿El Olesa? ¡Ha pasado mucho tiempo, eh! [Se ríe]. Es maravilloso estar en otro club que también establece un vínculo familiar entre sus miembros. El Bàsquet Femení Sant Adrià es una entidad de cantera y muy familiar. La afición nos apoya mucho, también cuando perdemos. 

—"Para mí es una de las jugadoras que entiende más el baloncesto", defiende Miqui Calderón. 
¡Gracias, Miqui! [Se ríe]. Realmente intento hacer una lectura precisa del juego. He jugado en muchos clubes, en mi selección, Montenegro... La experiencia es un punto a favor. El baloncesto es mi vida. Me hace disfrutar muchísimo. 

—¿Qué es para ti el compromiso?
Dar el 100% en todo lo que hagas. Jugar con el corazón. Dejarse la piel en la pista. 

—Eres la profesora de inglés de Miqui Calderón. 
¡Sí! Y él, mi profesor de español. Lo entiendo y me estoy esforzarlo por hablarlo, pero es muy difícil. Hablo italiano y trato de ampliar mi vocabulario en español. 

—Añade que le pides que te descargue las piernas fuerte. 
¡Sí! Masajes fuertes. Me gustan porque me entreno muy duro y acabo muy cansada. Los necesito para seguir a ese nivel al día siguiente. 

—El dolor no te echa para atrás. 
Me hace sentir bien. [Se ríe]. ¡Pero no pienses mal! [Risas]. 

—Milica, tu excompañera Laura Herrera te envía recuerdos. La primera impresión que tuvo de ti es que te conocía "de toda la vida". ¿Por qué crees que lo pensó?
Intuyo que es porque tenemos un carácter parecido. Laura Herrera es muy amable, dulce... Aunque Laura hablaba en español y yo en inglés, nos entendíamos siempre. Utilizábamos el mismo lenguaje en la cancha y fuera. Siempre seremos amigas. 

—"Siempre le digo que es una española más", añade Laura Herrera. 
Es habitual que los equipos fichen a americanas, a africanas... Y yo soy europea. Las dos los somos. Nuestra mentalidad es más parecida.  

—Para Laura Herrera tus principales virtudes son el talento, el tiro y la versatilidad para jugar de 3 y 4. 
Sólo puedo tener grandes palabras para ella y para Miqui. Me preparé para postear y ser una jugadora interior, pero después empecé a tirar más. Los entrenadores me colocaban fuera. Gracias a eso puedo hacer las dos cosas y soy versátil.  

—Cuando llegaste al Bàsquet Femení Sant Adrià no tenías equipo. De hecho, no empezaste la temporada en ninguno. Es muy extraño... 
Sí. Fue un período difícil. 

—¿No tuviste ofertas? 
Muy pocas. Cada vez que estuve a punto de firmar por un club, algo salía mal... El Bàsquet Femení Sant Adrià fue el primero con el que no hubo problemas... ¡Y firmé! ¡Por fin! [Se ríe]. Fue una etapa muy extraña. 

—También lo fueron tus meses en el Campus Promete. 
Creo que teníamos un buen equipo y empezamos a jugar bien, pero tarde. El club hizo bastantes cambios en la temporada. Lo pude haber hecho hecho mejor. Igual que el resto del grupo. 

—¿Qué recuerdas de tus inicios en el Buducnost? 
Realmente empecé en el Cestistica Spezzina y a los 13 años me fui al Buducnost, un club de cantera con muy buenos entrenadores y entrenadoras. Allí estuve seis años. Me dieron todo cuanto necesité y me ayudaron a crecer y a madurar. 

—¿Por qué muy pocas veces has estado más una temporada en un mismo equipo?
Bueno, en el Umbertide italiano jugué dos temporadas, en  Turquía estuve varias temporadas, pero en diferentes equipos... [Se ríe]. No lo sé. Me gustaría quedarme en un mismo club el resto de mi carrera. 

—¿En el Bàsquet Femení Sant Adrià, por ejemplo?
[Sonríe]. Sí, sería bonito quedarme. Estoy muy a gusto aquí, en la ciudad, en el equipo... Me gusta que el club apueste por la formación de jugadoras y que éstas puedan llegar al primer equipo. Es una gran familia y un buen sitio para mí.  

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