En ‘Bailando el hielo’ el patinador español, cinco veces campeón
de Europa y dos del mundo, relata su trayectoria deportiva y vital
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Javier Fernández durante el Mundial de Shanghái de 2015. Foto: Reuters. |
“Cuando tomé consciencia de lo que me estaba pasando, de que
efectivamente me había despertado a miles de kilómetros de mi familia y de que
lo que creía que era un espejismo me estaba pasando de verdad, descubrí que un
sueño podía dar mucho miedo”, relata el
patinador Javier Fernández (Madrid, 1991), cinco veces campeón de Europa y dos
del mundo en Bailando el hielo (Amat Editorial). En su biografía
habla de cuánto cuesta y duele soñar; las dudas, rabietas y certezas que surgen
durante el camino; las tentaciones; la morriña…
Detrás de cada una de sus medallas, narradas en míseros breves, en
generosas crónicas o ignoradas, hay mucho trabajo silencioso y un montón de
noes y preguntas como “¿qué hago yo aquí?” o “¿merece la pena este esfuerzo?”.
Y más allá de su talento y constancia, hay también una familia humilde que se
desvivió para que él y su hermana pudieran practicar un deporte raro en España
en aquellos tiempos. Javier Fernández no olvida, y se esmera en explicarlo, que
su madre se chupaba más de tres horas diarias en la carretera para llevarlos y
recogerlos de los entrenamientos o que los acompañó en Jaca, donde aterrizaron
para perseguir su sueño de patinar; o que su padre hacía trabajos extra y aprendió
a afilarle los patines.
Distribuido en ocho capítulos y un epílogo, Bailando el hielo es un libro sencillo sin florituras.
Parece como si Víctor Pernas y Anna Llopis, responsables de la edición, y el
propio Javier Fernández le hubiese dado mil vueltas al texto hasta encontrar las
frases precisas. Las anécdotas, excepto una, no se estiran como un chicle, y
cuando el protagonista explica sus sentimientos más personales lo hace con
autenticidad. Lástima que haya párrafos escritos como si fuesen… ¡Destacados!
Una solución que no se entiende y resta ritmo al relato.
Aunque no comparta experiencias, como la de haber viajado por el mundo
siguiendo a un entrenador como hizo el patinador español con Nikolai Morovoz, el
lector puede empatizar con sus emociones y darse cuenta de cómo es de duro ser
deportista de élite, y todavía más si la disciplina no tiene tradición en tu
país. No es un libro de autoayuda, pero sí que puede inspirar a reconducir, reemprender o continuar persiguiendo metas. No hace tanto habría sido casi imposible que una
editorial convencional hubiese apostado por la historia de un patinador, por
muchos méritos que acumulase. Un síntoma de que el sector amplía, poco a poco,
su mirada con los títulos deportivos, cada vez más variados, para suerte de sus
protagonistas y, claro, de los lectores.
Javier Fernández se enamoró con seis años del patinaje atraído por
cómo disfrutaba su hermana, campeona de España. Descubrió que sobre esa
superficie podía “correr,
bailar y deslizarte, sentir la brisa en la cara. En definitiva, disfrutar”. Con el tiempo comenzó a percibir el
rasgar de la cuchilla en el hielo, se enamoró y desenamoró de los patines,
aunque siempre acabó volviendo al hielo, que “cura
tu soledad como cura tus chichones”. Durante
el camino, Javier Fernández ha aprendido a ser puntual, disciplinado y
ordenado, patinar más erguido, sentirse más libre y
disfrutar con el público. A convencerse, en definitiva, de que ése era su sueño de verdad.
Título: Bailando
el hielo. Autores: Javier Fernández, Víctor Pernas y Anna Llopis. Editorial: Amat Editorial. Páginas: 159.
Valoración: 3.7 sobre 5.
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