sábado, 7 de octubre de 2017

Irati Etxarri: “Cuando entro en la pista, no pienso casi. Observo y juego”

Cronómetro de Récords entrevista a la alero del Araski en el Open Day Liga Día

Irati Etxarri, tras el partido. Foto: Toni Delgado. 

La última pregunta a Irati Etxarri (Pamplona, 1998) coindice con el inicio de The Final Countdown, de Europe, que se cuela por los rincones del Magariños. Un himno del rock que encaja con la actitud dentro y fuera de la pista de la alero del Araski, puro desparpajo. Etxarri ha sido clave en la victoria de su equipo ante el CD Zamarat en el Open Day Liga Día.
Toni Delgado / Madrid   

Viéndote jugar parece mentira que la temporada pasada debutases en Liga Femenina procedente de la Primera División navarra. ¿Has tenido siempre ese descaro?
El año pasado venía de una Liga en la que me sentía muy superior, aunque en la pista te pones a jugar y ya está. Noto que esta temporada tengo más confianza. El curso anterior era nueva en el equipo y en la categoría, por más que terminase la Liga muy bien. Igual vosotros no lo notasteis, pero me costó. Aquí juegas con jugadoras muy buenas de las que puedes aprender mucho. No sé si pasa en otros igual, pero en el Araski si fallas, no pasa nada. Si estás segura de lo que haces, no pasa nada. Esa libertad te ayuda mucho. Además, las compañeras te facilitan a que te adaptes al equipo y asumas tu rol.

Lo que hace Made [Urieta], vuestra entrenadora, muy normal no es. [Se ríe]. Confía en todas y os hace sentiros útiles y seguras, independientemente de los minutos que tengáis.   
No es habitual. Todas somos importantes y tendremos nuestras oportunidades: ésa fue la clave la temporada pasada y lo volverá a ser ésta. Si juegas contra plantillas cortas, siempre acabas mejor físicamente que ellas porque la rotación se nota mucho. Una situación que te permite confiar más en ti. En otros equipos se nota cuando salen las jugadoras que menos minutos tienen.

Tenéis una presión positiva, entonces.
Ninguna queremos demostrar nada, sólo pensamos en el equipo. Es lo que nos dicen y nuestro camino.  

Ahora no ha querido comentaros nada después del partido. ¿Made es muy concreta con sus mensajes en el vestuario?
No hablamos demasiado sobre el rival. No todo se acaba en la táctica, también hablamos mucho de aspectos como la actitud. Si sacamos adelante y remontamos partidos la temporada pasada, fue por nuestra fe. No tenemos nada que perder. Vamos a por todo. Somos un equipo.

¿Recuerdas la primera vez que hablaste con Made? Quizás cuando te justificó tu fichaje y te habló de qué quería de ti, por ejemplo.
[Pone cara de sorpresa]. ¡No me acuerdo! Sí que recuerdo que me gustó la sensación de llegar a un club familiar. En un equipo grande los entrenadores sólo se fijan en estadísticas y números, y si no los cumples, te vas. En el Araski valoran tu trabajo y esfuerzo cada día. Ésa es la fórmula para conseguir resultados.

La presidenta, Livia López, vende bufandas, camisetas…
¡De todo! ¡Claro, hombre! Y la afición, que nos acompaña a todas partes. No podemos quejarnos de nada.

Lo digo de memoria, pero creo que las dos veces que se ha anunciado tu renovación por el Araski coincidió que estabas concentrada con las selecciones inferiores y que era tu cumpleaños.
Es así. [Se ríe].

¿Está buscado?
Igual el segundo año sí… [Nos reímos]. El primero, no lo sé. Para mí es un lío, pues si por el cumpleaños ya recibo un montón de mensajes… Con la renovación… Tenemos muchos aficionados y son muy activos en las redes sociales.

Puedes jugar de 3, 4 y 5. ¿Cuál es la posición en la que te sientes más cómoda?
Creo que mi futuro está en el 3. Obviamente siempre pudiendo ir al 4. Me siento cómoda en el 3 y aspiro a ser una gran alero.

Comentabas antes que este año te sientes con más confianza. ¿En qué notas lo notas?  
No lo sé. Cuando entro en la pista, no pienso casi. Observo y juego. Soy más consciente de lo que hago. El año pasado pensé en asentarme en el equipo e ir paso a paso. Seguimos ocho jugadoras y se nota un montón: el grupo está muy hecho y todas sanemos nuestros roles. Eso ayuda mucho.  

El año pasado Olga Jiménez, periodista, entre otros medios, de El Correo, Radio Vitoria o dxtfem.com, te bautizó como GadgetoEtxarri.
[Se ríe]. ¡Olga me ha puesto muchos motes! Me dice de todo. Tengo los brazos muy largos y que llegan a todas partes, como los del Inspector Gadget.

“Tomen nota. Es una jugadora que va a ser importante en el baloncesto femenino nacional”, añadió.
Es muy fan.

¿Qué le podrías decir a esos niños y niñas que empiezan en el baloncesto? Con 19 años estás en un equipo que cada año crece más.
En mi opinión es muy importante el trabajo diario y también creer que puedas llegar. Aunque tengas trabas y pases momentos difíciles, debes ser persistente. Hay que superar todos los obstáculos. Si es realmente lo que quieres, tienes que trabajas diariamente. Los resultados llegan.

¿Has llegado a tener muchas trabas? Has pasado de Primera División a Liga Femenina. No es muy normal.
Me refiero a trabas más psicológicas. El año pasado era nueva e hice muchos cambios: de ciudad y de equipo, empecé la universidad… Siempre le digo a mi familia y a mi novio que la temporada pasada me cambió como persona. Al final creces y ves las cosas desde otra perspectiva.

Y tienes que ser más autosuficiente.
Claro, y no es un camino cómodo. Lo tomo como una traba, pero ya ha pasado. Ahora toca disfrutar y seguramente lleguen más. Habrá que seguir adelante.

¿Qué te parece la iniciativa del open Day Liga Día?
Es un gran inicio para Liga reunir a todos los equipos en la presentación y en el hotel. Tengo muchas amigas en los otros clubes y así las veo. Representa un formato atractivo para el público. El pabellón se llenó con el Estudiantes- Perfumerías Avenida y es un ambiente que me gusta mucho. Durante la Liga no lo he llegado a vivir… Bueno, nosotras tenemos la suerte de que Mendizorroza se llene. Echas en falta que en la Liga no se viva una atmósfera parecida a la de los Europeos y Mundiales. Nos han hecho sesiones de fotos… Al final te hacen sentirte que estás donde estás, en Liga Femenina, la máxima categoría. Es lo que nos merecemos.   

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